
Semana Santa
Descubre los cinco planes que hacen de Canarias el paraíso favorito en Semana Santa
Las procesiones y actos religiosos en el Archipiélago cada vez están quedando más relegados y son muchos los que prefieren disfrutar del sol y la playa

La Semana Santa está a la vuelta de la esquina. Los canarios podrán disfrutar de varios días de vacaciones para realizar todo tipo de actividades al aire libre antes de las merecidas vacaciones de verano. Es el último momento antes del periodo estival y ya muchos están pensando como organizar una escapada a la playa o a la montaña.
Las procesiones y actos religiosos en el Archipiélago cada vez están quedando más relegados y son muchos los que prefieren disfrutar del sol y la playa que adentrarse en iglesias y conventos. Aunque la primavera en el Archipiélago parece no querer entrar y el tiempo invernal sigue reinando en gran parte de los cielos, las temperaturas siguen siendo cálidas durante todo el año.
Las Islas Canarias ofrecen un destino con paisajes de ensueño, playas de agua cristalina y arena dorada, además de infinidad de actividades culturales y de bienestar con el mejor clima del mundo. Por ello, este Archipiélago en medio del Atlántico es el destino nacional favorito de los españoles para pasar la Semana Santa, según un estudio de un conocido buscador de Internet.
Los mejores planes en las Islas
Naturaleza y astronomía en La Palma
La isla de La Palma es naturaleza en estado puro. Un viaje al centro de la tierra y a la frondosidad de los bosques a través de su extensa vegetación, por algo se le denomina la 'Isla Bonita'. Su geografía exuberante y sus paisajes de una belleza indómita la convierten en un auténtico paraíso natural. Especialmente en el norte, el viajero se adentra en un vergel de tonalidades infinitas, donde la vegetación autóctona se entrelaza con kilómetros de plataneras.
Explorar esta parte de la isla es mucho más que una simple excursión: es una inmersión en la naturaleza más pura y salvaje. Y si hay un lugar que encarna esa esencia, es el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Este colosal anfiteatro natural, cuyas paredes superan los 2.000 metros de altitud, es un santuario para los amantes del senderismo. Sus rutas serpentean entre frondosos bosques, acantilados vertiginosos y miradores de vértigo, ofreciendo panorámicas que cortan la respiración. Entre los senderos, los riachuelos de aguas cristalinas añaden el toque final a un paisaje donde la naturaleza se manifiesta en su estado más sublime.
El entorno virgen de La Graciosa
Si el viaje nos lleva a Lanzarote, una escapada a la vecina isla de La Graciosa se convierte en una experiencia imprescindible. Desde el emblemático Mirador del Río, una de las obras maestras de César Manrique, podemos admirar una panorámica sobrecogedora de este rincón casi intacto del archipiélago canario, donde la naturaleza sigue reinando.
Para adentrarnos en este paraíso virgen, basta con un breve trayecto en barco de apenas 30 minutos desde el puerto de Órzola, en el extremo norte de Lanzarote. Con conexiones frecuentes y modernas embarcaciones, el acceso es cómodo y flexible, aunque es recomendable estar atentos a los horarios de los últimos ferris si no contamos con alojamiento en la isla.
Al pisar tierra en La Graciosa, el viajero se encuentra con un entorno protegido, donde el tiempo parece diluirse en la calma de sus paisajes. No hay carreteras asfaltadas ni el bullicio del tráfico, solo senderos de arena que conducen a playas de ensueño, donde el azul turquesa del océano se funde con la arena blanca. Un refugio natural donde desconectar del mundo y rendirse a la belleza serena de lo salvaje.
Paisajes de ensueño en Tenerife
La mayor de las Canarias despliega ante el viajero un abanico de experiencias tan diverso como fascinante. Desde sus playas de arena negra, moldeadas por la furia volcánica, hasta la imponente silueta del Teide, el pico más alto de España y uno de los destinos más visitados del país, Tenerife es un territorio de contrastes y belleza indómita.
Sin embargo, más allá de los lugares icónicos que atraen a miles de turistas, la isla guarda secretos menos transitados, rincones donde la naturaleza se muestra en su estado más puro. Uno de esos tesoros ocultos es el Parque Rural de Anaga, un enclave mágico enclavado en el noreste de la isla. Aquí, la laurisilva milenaria envuelve senderos serpenteantes en un eterno abrazo de niebla y verdor, ofreciendo al viajero una ventana a un paisaje primigenio, donde el tiempo parece haberse detenido.
Playas paradisiacas en Fuerteventura y Lanzarote
Aguas cristalinas que se funden con el horizonte, playas vírgenes de belleza inalterada, imponentes campos de dunas y un mosaico de paisajes donde la arena blanca, negra, dorada y la tierra volcánica se entrelazan en una armonía natural. Así es Fuerteventura y Lanzarote, dos joyas del Atlántico donde la naturaleza se expresa en su estado más puro.
Ambas islas son un destino de contrastes que invita a disfrutar del mar en todas sus formas. Ya sea para quienes buscan la serenidad de un paraíso remoto, el ambiente acogedor de unas vacaciones en familia o la adrenalina de los deportes acuáticos. Lo tienen todo. Sus constantes vientos han convertido a las islas en un santuario para los amantes del windsurf y el kitesurf, que encuentran en sus costas el escenario perfecto para surcar las olas con total libertad. Dos destinos donde el océano y el viento se convierten en los grandes protagonistas de una experiencia inolvidable.
Paz y tranquilidad en el Hierro
El Hierro es mucho más que una isla: es un santuario para el sosiego, un refugio para quienes anhelan escapar del vértigo de la vida moderna. Aquí, el tiempo adquiere otra cadencia, más pausada, más auténtica, permitiendo saborear cada instante sin prisas. Esta pequeña joya atlántica ha sabido preservar su esencia, apostando por la sostenibilidad y el respeto absoluto por la naturaleza. No en vano, se encuentra a un paso de alcanzar la autosuficiencia energética gracias a su firme apuesta por las energías renovables.
Pero si hay un colectivo que no debería dejar de visitar El Hierro, ese es el de los amantes del submarinismo. En el extremo más meridional del archipiélago, el apacible pueblo pesquero de La Restinga se ha convertido en un verdadero paraíso para los buceadores. Sus aguas cristalinas albergan uno de los tesoros mejor guardados del Atlántico: El Bajón, un imponente volcán submarino que se eleva desde las profundidades abisales, emergiendo desde los 100 metros de hondura hasta convertirse en un espectáculo visual inigualable. Una inmersión en este enclave es una ventana a un universo marino de inusitada belleza, donde la biodiversidad sorprende a cada brazada.
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