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Canciones para desaparecer

Superada la enfermedad de Ira Kaplan, el veterano grupo de Nueva York regresa por todo lo alto con «Fade», un disco que habla sobre tomar conciencia de la muerte

Canciones para desaparecer
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Publicaron su primer disco hace 27 años. Y siguen ahí, incapaces de hacer un trabajo malo. Ira Kaplan, Georgia Huble y James McNew (Yo La Tengo) continúan formando un núcleo sólido y bien avenido, aunque llevaban ya tres años sin publicar nuevo disco, en parte por un «problema de salud bastante grave de Kaplan», que parece que ya ha superado, y él mismo responde al otro lado del teléfono con la calidez del antidivo. «Estoy muy bien, muchas gracias», dice contestando a lo importante antes de hablar del contenido de «Fade» («Desvanecer»), el disco que vienen a presentar de gira por España, en Santiago (4 de marzo), Madrid (5) y Barcelona (6), y el trabajo más corto de su carrera, y, quizá, el de sonido más clásico.

Si los Beatles no lo hicieron...

«Lo segundo es, desde luego, una decisión consciente. Lo primero, no. Simplemente escribimos una serie de temas y los tocamos lo mejor que pudimos». Ese esfuerzo por sintetizar parece un ejercicio de madurez, le digo. «Puede ser. Si antes nos salían discos largos no era por abrumar, sino porque el material que teníamos lo pedía. Las canciones necesitaban ese desarrollo. Pero llegó un momento en que pensamos que era imposible. Y nos desafiamos a nostros mismos, nos planteamos el reto de decir lo que queríamos, pero de una manera más breve. Los Beatles sólo hicieron un disco doble, ¿por qué deberíamos nosotros grabar más de uno?», asegura. Lo que es probable es que el álbum contenga algunos de los mejores versos del grupo en estas casi tres décadas: «Days just fade away, slide into grey» («Los días simplemente se desvanecen, se convierten en gris»). «No es un disco apoyado en un concepto. Escribimos siempre la melodía primero, y las guardamos. Y las letras surgen después, a veces porque la música está diciendo ya eso, otras porque tengo algo escrito y encaja en ella, y las demás, permites que el inconsciente te lleve al consciente», cuenta Kaplan, que empieza a dar las típicas evasivas de músico que requieren un estilo más directo: ¿Habla «Fade» de la muerte o de la consciencia de la muerte». «Sí», contesta muy serio, apuntando adonde ya llevaban versos como «Where does that time go before your eyes?» («¿Adónde ha ido ese tiempo a parar delante de tus ojos?»). Parece que no se quedan sin ideas después de tanto tiempo. «Me alegra que lo pienses, si es que de verdad lo crees. Ese es el tipo de truquitos que hacéis los periodistas... Hay veces que leo una entrevista en la que éste dice: ''Creo que es el mejor disco que has grabado en años''. Y yo siempre pienso:''Este tipo ha perdido la cabeza, ese disco está enormemente lejos de ser su mejor álbum''. (risas) Pero hemos pasado mucho tiempo trabajando en uno y pones mucho de tu parte, así que nos gusta pensar que estamos llenos de ideas todavía». En esta ocasión hay menos distorsiones, menos ruido. Sólo una fina nube de polvo, como la que queda después de que un edificio se derrumba.