Valladolid

El Alavés deja al Valladolid al borde del abismo y a Sergio González casi fuera del banquillo (0-2)

Nuevo error flagrante defensivo que hizo que los locales jugaran con uno menos desde el minuto 20

El centrocampista del Real Valladolid Rubén Alcaraz (i) con el balón durante el partido de liga de Primera División disputado este domingo ante el Alavés en el estadio de José Zorrilla de Valladolid. EFE/R. García
El centrocampista del Real Valladolid Rubén Alcaraz (i) con el balón durante el partido de liga de Primera División disputado este domingo ante el Alavés en el estadio de José Zorrilla de Valladolid. EFE/R. GarcíaR. GarcíaEFE

Y el ciclo Sergio González en el Real Valladolid ha tocado fondo. Circunstancias, mala planificación o plantilla que no se sabe aprovechar y sobre todo, pésimas decisiones tanto desde el banquillo como en el campo. Otra vez y en otro partido un grave error defensivo lastró todas las esperanzas del Valladolid para hacerse con su primera victoria. El Jamiq midió mal por arriba y Nacho provocó un penalti claro, que además le costó la expulsión. Y todo ello en el minuto 20. El partido se le hizo muy largo a los de Sergio y el Alavés encontró petróleo para lograr tres puntos y dejar al técnico catalán a las puertas de la destitución.

La solidez defensiva, si no lo había hecho ya, ha saltado por los aires, con errores impropios de la categoría. El medio campo es incapaz de sujetar al equipo juegue quien juegue. Y la delantera ¿existe? La única buena noticia es que nos encontramos en la jornada siete y aún queda mucho terreno por andar, aunque éste se va empinando cada vez más.

Y arrancó bien el encuentro el Real Valladolid con buenas incursiones por la banda derecha del debutante Janko, donde en una de ellas Toni Villa pudo adelantar a los locales. Tras ello, el Alavés fue ganando terreno aunque sin crear grandes apuros a la defensa vallisoletana.

Hasta que llegó el fatídico minuto 19, cuando un buen centro desde el costado izquierdo del conjunto vasco, le llegaba a Lucas Pérez, tras medir mal El Jamiq arriba, y cuando iba a rematar recibía el empujón de Nacho, Penalti claro a lo que el VAR añadía la expulsión por roja directa de Nacho. El propio Lucas Pérez se encargaba de lanzar la pena máxima que estrellaba en la cruceta de la meta defendida por Roberto.

A Sergio no lo quedó otra opción que prescindir de un delantero para poner a Carnero, e inexplicablemente el elegido para abandonar el campo era Weissman, en detrimento de un Guardiola, que sigue llamando a voces el estar una buena temporada en el banquillo, ante la ineficacia y méritos de sus últimos partidos. Al igual que Orellana, que ha venido a marcar las diferencias, y a día de hoy, aún se le espera.

Y tuvo suerte en un jugada posterior el Real Valladolid ya que un golazo de Lucas Pérez de volea tras un magistral pase Pelleteiro era anulado por el VAR por escasos centímetros. El Alavés se hizo con los mandos del encuentro, pero poco más daba en ataque, mientras que Valladolid perdía todo el fuelle ofensivo mostrado en los primeros minutos, aunque Joaquín antes del descanso tuvo la suya en un cabezazo tras un saque de esquina.

Tras diez minutos de tanteo, el Alavés rompía el partido con un gol de Pina a pase de Pelleteiro. Ahí se acabó el encuentro. El conjunto vasco se hizo con los mandos del encuentro y empezaron a llegar una tras otras las ocasiones que no encontraban, por suerte para los locales, la red.

Sergio, atónito ante el devenir del encuentro daba entrada a Marco André, que dio sensación de peligro, y a Roque Mesa, inédito e impreciso en la media hora que estuvo en el terreno de juego, lo que hizo que la nulidad ofensiva se hiciera más evidente aún, aunque lo seguía intentado ante la mala puntería alavesa por apuntillar el partido. Hasta que en el minuto 85 Borja Sainz ponía el 0-2 y liquidaba el partido.

Semana de cuchillos largos en Valladolid y con la posibilidad de que haya próximo inquilino en el banquillo del Real Valladolid en Villarreal, pese a la confianza refrendada esta misma semana de la directiva. Pero las sensaciones y, sobre todo, los resultados son calamitosos. Y hay que cambiar la dinámica ya.