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Opinión

¡Adiós Reina, qué vivas muchos años!

Doña Sofía no ha dejado nunca de gastarse y desgastarse por los españoles, humana y cercana.

El look de la Reina Sofía Gtres

"¡Adiós, Reina; qué vivas muchos años!". Con estas palabras gritadas desde el corazón, despedían los sevillanos a Doña Sofia, después de que les acompañara estos días, multiplicándose para llegar a todos. Si vemos su agenda durante el último mes, observamos que ha acudido a multitud de actos para respaldar con su presencia las fundaciones benéficas y proyectos culturales que preside, visitar Bancos de Alimentos y comprometerse en otros ámbitos en los que se la requiere constantemente, por el impulso que da su presencia a iniciativas de todo tipo.

Pero no es el único motivo: la llaman, porque quieren escucharla y contar con su buen sentido. Ha estado en Valencia, ha asistido a conciertos benéficos y recibe, casi a diario, a distintas personalidades del mundo social. No es la primera vez que lo escribo: las mejores reinas de España son Isabel la Católica -de feliz memoria- y doña Sofía. Que alguien me de otros dos nombres. No los encontrará. Las dos tienen en común su unidad de vida y abnegada entrega.

Doña Sofía no ha dejado nunca de gastarse y desgastarse por los españoles, humana y cercana. Algo que es percibido en la calle y provoca que se la respete, admire y quiera. ¿Porqué será que, en los peores momentos, suscita el entusiasmo de jóvenes y adultos allá donde va? Es evidente que se la ama y estima mucho. Su voluntad por servir y ser útil; su sentido del deber, van de en boca en boca. ¡Nunca conoceremos bien y del todo, el compromiso de Doña Sofía, para promover la solidaridad, la justicia social y el bienestar! Su apoyo discreto a ONGs, en temas tan determinantes como los microcréditos, para respaldar pequeños negocios de mujeres de todo el mundo, especialmente de la América Hispana, ha rescatado de la miseria a miles de familias.

Y luego está su implicación con los enfermos de Alzheimer y sus allegados. Esta semana, precisamente, la Reina Sofía ha vuelto a asistir a dos actos públicos, relacionados con esta enfermedad con la que conviven miles de familias españolas y que sólo ellas saben por lo que están pasando, su tremendo sufrimiento. La última vez que estuvo en León, para presidir un acto de su Fundación, recuerdo que, al finalizar el acto, en esos raticos que Doña Sofía dedica a escuchar y tomar nota, hablando con una mujer que tenía en casa a su padre y a su madre, enfermos de Alzheimer, le dijo con una sonrisa: "Usted, ante todo, recuerde que la primera obligación del cuidador es cuidarse. No deje de hacerlo".

Así es ella: obras concretas y mensajes positivos, que caldeen cualquier corazón. Como una piedra arrojada a un estanque, esparciendo ondas sanadoras a su alrededor. Este ha sido su comportamiento, desde el primer día de su reinado, y así sigue a sus 86 años, apoyando a su hijo el Rey y pendiente de los suyos, a pesar del calvario que viene padeciendo en el ámbito personal, con admirable serenidad y soberana paciencia.