Religión

Debaten en Valladolid como impulsar la labor evangelizadora de las diócesis

Un centenar de vicarios episcopales de toda España se dan cita en la capital vallisoletana

Participantes en el encuentro celebrado en Valladolid
Participantes en el encuentro celebrado en ValladolidIcal

Un centenar de vicarios, en representación de 46 diócesis de toda España, participan desde hoy martes hasta el próximo jueves en la Jornadas de Vicarios Episcopales que se están desarrollando en el Teatro Cervantes de Valladolid, con el reto de “impulsar la labor evangelizadora de las diócesis”, según apuntó en la apertura el obispo de Jerez de la Frontera y presidente de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, José Rico Pavés.

El reto, según apuntó en declaraciones recogidas por Ical, pasa por la “necesidad de adoptar un nuevo paradigma en la acción pastoral”, pasando “de una pastoral de conservación a una pastoral misionera”, e insertando la catequesis en la acción evangelizadora más amplia, de forma que ponga en ejercicio las cuatro dimensiones constitutivas de la vida cristiana: la profesión de fe, la celebración de la fe, el compromiso de caridad y la vida de oración.

El encargado de abrir la presentación de las jornadas fue el responsable de área de Vicarios de esta Comisión, Agustín Cortés, obispo de Sant Feliu de Llobregat, que realizó un llamamiento a los asistentes para su “participación libre, sincera y serena” en el diálogo y el intercambio mutuo de sus “problemas y soluciones” durante estos días, en los que buscarán la “mutua iluminación” que les permita a todos volver a sus respectivas diócesis para “seguir trabajando sin perder un ápice de la ilusión”.

Por su parte, el director de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, Francisco Romero, invitó a los asistentes a repensar el patrimonio eclesiástico, “no como un tanatorio sino como un paritorio”, con el desafío de “ofertar nuevas rutas de peregrinación a los fieles”. Él fue el encargado de desgranar las diócesis participantes, con presencia de representantes de San Sebastián, Albacete, Astorga, Burgos, Santiago de Compostela, Segorbe y Castellón, Sigüenza-Guadalajara, Bilbao, Granada, Jaén, Toledo, Valencia, Ciudad Rodrigo, Ávila, Ciudad Real, Canarias, Lugo, Sant Feliu de Llobregat, Tui (Lugo), Alcalá, Menorca, Ibiza, Plasencia, Huelva, Zamora, Madrid, Orihuela (Alicante), Sevilla, Jerez de la Frontera, Mondoñedo-Ferrol, Tarragona, Zaragoza, Coria (Cáceres), León, Málaga, Vitoria, Palencia, Getafe, Huesca, Cartagena, Solsona, Almería, Tenerife, Osma-Soria y Salamanca.

Salir al encuentro de las heridas

En su intervención, José Rico Pavés hizo hincapié en la doctrina incluida en el ‘Directorio para la catequesis’ que vio la luz en 2020, que a su juicio ofrece valiosas “claves para impulsar la labor evangelizadora de las diócesis”. Según apuntó, ese texto recoge algunas de las “paradojas” e “inercias dañinas” que presenta la catequesis en la actualidad. Entre las primeras, aseguró que “nos encontramos ante un cambio de época”, y la tarea catequética se sustenta en “los mismos métodos y esquemas que se usaban hace cincuenta años”, con lo cual “urge docilidad para aplicar las indicaciones más recientes”. Otra paradoja, apuntó, es que nunca antes en la historia de la Iglesia se había disfrutado de tantos “recursos, medios y propuestas para la evangelización”, frente a lo cual hay “carencia de testigos”. Para paliarlo, apuntó que “urge la formación integral de catequistas, personas capaces de contagiar a otros la alegría de haberse encontrado con el Señor”. En tercer lugar, apuntó que urge también “caminar juntos en comunión”, en un momento en el que “existe un magisterio muy claro en la tarea de la evangelización con la catequesis, pero aparecen no pocas confusiones, relacionadas con la dificultad de adecuar las directrices a la situación presente”.

Sobre las “inercias dañinas”, se refirió a la asimilación de la catequesis a la enseñanza escolar, tanto en métodos como en periodos y contenidos, e instó a adecuar sus propuestas “más al ritmo del año litúrgico que al escolar”, algo que, en su opinión “no es tarea fácil”. También invitó a “no entender la catequesis como mera preparación para un sacramento” ya que “muchas veces encontramos una celebración de los sacramentos que lo que hace en realidad es despedir a fieles que aún están en formación”, y por último alertó del riesgo de “usar” los sacramentos para “retener a niños, jóvenes o adultos con la promesa de un premio”.

En su intervención, instó a “entender la relación con el Señor en plural”, sabiendo ser miembros de la Iglesia, conscientes de “la importancia de describir un itinerario claro en las etapas, pero saber personalizar el acompañamiento”, y a “cuidar la tarea evangelizadora no solo desde la transmisión de contenidos, sino desde la pedagogía del amor y la misericordia”. “Tenemos que evangelizar, salir al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos, como decía el papa Francisco, con el bálsamo de la misericordia”, remachó.