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Sociedad

GREM Burgos: Compromiso y entrega en cada rescate

La Unidad Canina de Salvamento, especializada en intervenciones en situaciones extremas, puso a prueba sus conocimientos en una de las situaciones más difíciles que ha vivido el país: la dana que asoló Valencia

Una integrante del GREM Burgos Ricardo Ordóñez/Ical

La Unidad Canina de Salvamento, GREM de Burgos, nació en 1996 de la mano de un grupo de amantes de la montaña y la espeleología, que en aquel entonces buscaban compartir su pasión por la escalada y el alpinismo. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de la falta de medios de rescate que había en aquel entonces en la comunidad. Y aunque poco a poco las fuerza y cuerpos de seguridad se fueron profesionalizando, seguí habiendo una gran carencia: perros de rescate.

Así surgió este grupo que poco a poco fue formándose y especializándose en el rescate con perros, y hoy en día incluso ayudan a la formación en protocolos de actuación a otros países de Latinoamérica para ayudarles a prepararse ante situaciones extremas como terremotos u otras catástrofes. Lo que en su momento comenzó como una iniciativa local movida por una vocación altruista de un grupo de personas, es hoy un referente nacional e internacional en el rescate con perros.

El presidente del GREM, Álvaro Martínez, explica que desde 2005, el grupo ha participado en formaciones en México, Panamá, Colombia, República Dominicana y Perú, con el objetivo de fortalecer los equipos de rescate de todos estos países. “Hoy llevamos cuatro ediciones de un programa de cooperación, de la mano de la Junta de Castilla y León, para fortalecer los equipos de rescate de zonas como República Dominicana, Colombia y Perú. “Se trata de un proyecto de fortalecimiento del país, que permita mitigar las consecuencias de una catástrofe”.

Fruto de este programa, desde el GREM se encargan de formar a los equipos de rescate sobre el terreno, es decir, sobre el país donde se encuentran. Para ello, se les explica lo que implica este programa y cuáles son los objetivos del mismo. “Fortalecer tu país, hacerlo crecer y mitigar las consecuencias de una catástrofe”, señala Martínez, que recuerda que las fases clave en una catástrofe son: prevención, planificación, intervención y reconstrucción.

Desde la Unidad Canina de Salvamento de Burgos explican que otro aspecto importante en esta formación es su “efecto multiplicador”, de forma que aquellos que se forman con el GREM deben comprometerse a compartir y transferir sus conocimientos con sus comunidades, para que más gente pueda estar preparada ante situaciones extremas.

Dana de Valenciana

España vivió el pasado octubre de 2024 una de estas situaciones extremas cuando la dana golpeó con fuerza la Comunidad Valenciana y fue necesario el apoyo de miles y miles de personas para ayudar a todos los afectados. Hasta el lugar llegaron personas de todas partes del país e incluso de fuera de España, y entre ellos estuvo el GREM.

El equipo de voluntarios, acompañados de sus fieles perros, llegó a Valencia, y los primeros días se dedicaron a las tareas de limpieza, aunque pronto pasaron a las labores de búsqueda. Los perros jugaron un papel esencial, rastreando entre amasijos de coches, barro y escombros en busca de personas a las que rescatar.

Una tarea nada sencilla, ni para los humanos que les acompañaban ni para los propios animales, que se encontraban en un lugar desconocido, con olores mezclados, cuerpos sumergidos y condiciones extremas. Martínez y la secretaria del GREM, Marta Pardo, recuerdan con pesar lo complicadas que fueron las tareas de búsqueda, no solo a nivel físico, sino también mental, ya que era muy duro presenciar tanta destrucción.

“El perro de búsqueda va suelto y buscando. Si te encuentra y te mueves, el perro te ignora porque entiende que estás bien”, explican; sin embargo, esta actitud cambia si la persona que están buscando no se mueve. Entonces el perro se quedará quieto junto al desaparecido y empezará a ladrar para alertar del hallazgo.

“Con el barro, los coches y el olor a muerto, todo fue muy complicado. El olor es muy diferente y el perro no va con la misma decisión”, explican Pardo y Martínez, que recuerdan también que con el paso de los días el estado anímico de los perros también cambió. “Estaban más tristes. Con el paso de los días les había bajado mucho la moral”, apunta el presidente de la Unidad.

“Muchos compañeros que habían estado en terremotos comentaban siempre cómo les afectaba a los perros no localizar vivos, y durante la dana, según iban pasando los días, se les veía más bajos de motivación”, continúa.

Esta catástrofe movilizó a ciudadanía, que hizo todo lo que estuvo en sus manos para ayudar a aquellos que en apenas unas horas lo perdieron todo por las inundaciones. Sin embargo, también puso de manifiesto lo necesario que es que los ciudadanos estén preparados y tengan formación para poder actuar ante situaciones de este estilo.