Escapadas
Pueblos de Ávila para disfrutar de la naturaleza, empaparse de historia y degustar su rica y variada gastronomía esta Semana Santa
La provincia ofrece un sin fin de posibilidades para un fin de semana inolvidable
Si estás pensando en disfrutar de un fin de semana especial y no sabes donde, la provincia de Ávila puede ser una muy buena opción, ya que cuenta con numerosos pueblos en los que se puede desconectar del mundanal ruido en alguno de sus valles en los que practicar senderismo e incluso ala delta o parapente, además de comer y beber estupendamente, con el cabrito o el tostón como protagonistas, e incluso empaparse de la historia y cultura de esta provincia cercana a Madrid, repleta de paisajes rurales sin igual, de castillos y monumentos que transportan al viajero a otro mundo, lleno de aventuras.
En estas líneas proponemos cinco opciones para esos viajeros que quieren tranquilidad pero, a la vez, descubrir cosas que no le dejen indiferente.
1- Navarredonda de Gredos
Este municipio ostenta la capitalidad de la comarca de Gredos. En su término nace el Río Tormes y existe otro núcleo de población, Barajas, a menos de 1 Km. Debido a su entorno natural y a las excelentes instalaciones hoteleras con las que cuenta, es un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza, tanto para los que buscan relajarse como para los más expertos montañeros. No podemos dejar de visitar la Fortaleza de la torre parroquial, anterior a la misma, de uso militar, y junto a ella la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción del siglo XVI, con un importante coro. La Iglesia de San Benito, del siglo XVI, en Barajas, es un templo sencillo y alargado y se encuentra al borde mismo de la carretera de Navarredonda. Son también interesantes las Ermitas de la Virgen de las Nieves y la de San Antonio.
2- Navaluenga y Burgohondo
En la confluencia de las ultimas estribaciones de la Sierra de Gredos y el Valle de Iruelas, a la ribera del Alberche, se encuentran las localidades de Navaluenga y Burgohondo. La zona, conocida como Alto Alberche, es un importante centro de turismo rural, donde econtraremos multitud de casas y alojamientos con encanto.
De enorme belleza natural, en los alrededores podremos realizar senderismo, rutas a caballo, piragüismo, micología... y todo tipo de actividades de turismo activo.
La gastronomía de la zona también hará las delicias de los más exigentes, con las excelentes carnes de Ávila, la caza y pesca, y los extraordinarios melocotones autóctonos.
Pasa un fin de semana de ensueño, disfruta de la naturaleza y de la gastronomía del Alto Alberche.
3- El Barco de Ávila
El Barco de Ávila es la cabeza natural de la comarca formada por los Valles del Tormes y del Aravalle. Está Declarada Conjunto Histórico-Artístico, y conserva elementos urbanos y edificios significativos declarados bien de interés cultural. Un gran plan para un día de escapada, o como parte de un fin de semana por la zona en uno de los muchos alojamientos rurales disponibles, es visitar esta antigua villa.
Sobre las aguas del río Tormes, un Puente de la Edad Media que conduce a la Ermita del Cristo. Entre el río y la montaña, el Castillo de Valdecorneja, del Siglo XV, cuando el señorío del mismo nombre pasa a formar parte de la Casa de Alba, y cuya vista domina el horizonte, corona el río y el puente. Es el punto más elevado del valle y fue construido sobre un castro vetón que fue destruido por los romanos. El tiempo ha conservado parte de su muralla, y el Arco del Ahorcado.
Destaca la Iglesia de La Asunción de Nuestra Señora, que recuerda a la Catedral de Ávila, y posee un coro muy interesante. En el municipio existen dos salas de exposiciones, la Cárcel Antigua y la Casa del Reloj, una antiquísima Casa Consistorial que se derribó en el siglo XVIII, que ahora es oficina de turismo también.
La Calle de La Gallareta es la más corta y estrecha del pueblo, el Puente Románico, la Ermita del Cristo, de tradición muy antigua son otras cosas que el turista no ha de perderse en El Barco de Avila. De esta última se cuenta que, por el siglo XIII, una gran crecida del Tormes arrastró, no se sabe desde dónde, un Cristo de madera de tamaño natural que quedó orillado junto al puente. Lo vieron unos caminantes y junto a la gente del pueblo lo condujeron en procesión a la iglesia parroquial, donde se dejó. A la mañana siguiente volvió a aparecer en el mismo sitio, lo llevaron de nuevo a la iglesia. Al día siguiente ocurrió igual.
En la visita no puede faltar la gastronomía y hay que probar sí o sí las Judías y Judiones de Denominación de Origen protegida, así como sus asados y guisos de carne y caza, legumbres y hortalizas de la tierra. Y, como no, el Chuletón de Ávila, son también excelentes en la comarca.
4- Piedrahíta
Piedrahíta viene del latín petra ficta, literalmente 'piedra clavada'. Designa propiamente una piedra clavada en el terreno como delimitación de una propiedad. Cuenta una leyenda2 que su nombre proviene de los «hitos» de piedra que dejaban los antiguos moradores de la zona para marcar el camino de vuelta tras una jornada de caza. Estos hitos eran piedras amontanadas unas encima de otras cada cierta distancia. Y es un lugar privilegiado para la práctica de deportes como el Ala Delta y Parapente. Se pueden realizar excelentes vuelos, desde Abril hasta finales de Octubre, aunque el mejor mes siempre ha sido Julio cuando la base de las nubes sobrepasa regularmente los 4.000 m sobre el nivel del mar. El viento durante este mes suele ser suave y de componente oeste. En definitiva, Piedrahita es la referencia en España y en toda Europa para el vuelo de Cross Country.
5- Cuevas del Valle
Esta localidad está situada a los pies del Puerto del Pico. Es la población que se encuentra a mayor altitud y por tanto la primera de las villas del Barranco de las cinco Villas. El nombre de Cuevas probablemente provenga del gran número de casas antiguas que cuentan con una cueva en su planta baja.
Por este pueblo pasa la calzada romana construida en los siglos I y II a.C, que conectaba Extremadura con la vía de la Plata siendo una de las calzadas mejor conservadas de España. Fue usada por los romanos en la conquista de la península, y luego entre los siglos XIII y XIX, por la Mesta para la trashumancia de ganado. La calzada romana comienza en el mismo pueblo y acaba en el Puerto del Pico.
Destacan sus calles y casas de piedra con grandes balcones de madera, el pueblo queda protegido por la Rubía el Torozo lo que hace que las temperaturas sean suaves.
En el Casco viejo se encuentran la calle Real, la del Ayuntamiento Viejo y la de los Soportales, que conservan aún todo el sabor y belleza de la arquitectura popular de la zona: bajos de mampostería de granito sobre los que se alzan entramados de madera y ladrillo, con balcones volados de tabla recortada y grandes aleros. Calles sinuosas y empinadas que evocan otros tiempos.
La Iglesia Natividad de Nuestra Señora, de estilo gótico, data de finales del siglo XV y es digna de ver. También la Ermita Virgen de las Angustias construida en 1637, acoge a la patrona de Cuevas del Valle. La Ermita de San Antonio se cree que fue levantada por trashumantes, alberga a San Antón patrón de los animales.
Cuevas del valle, además, presume de Rollo o picota símbolo de la independencia jurídico-administrativa del Señorío de Mombeltrán, dada por Carlos II en 1695.
El Ayuntamiento viejo es el antiguo edificio del Ayuntamiento, ha sido restaurado respetando la arquitectura tradicional de la zona.
6-Arévalo
Arévalo es la principal población de la comarca y centro neurálgico de la misma. Su castillo, situado en un extremo de la ciudad, fue mandado construir a mediados del siglo XV por Don Álvaro de Zúñiga, y a su muerte pasó a manos de los Reyes Católicos.
Si por algo es conocida La Moraña, y en concreto Arévalo, es por su Tostón, o cochinillo. Para probarlo, nada mejor que reservar en El tostón de oro o en la Posada Real los Cinco Linajes. El primero, ocupa un lugar muy importante en la gastronomía arevalense, y cuenta con una larga tradición familiar. La 3ª generación lleva el restaurante en la actualidad. La Posada Real los cinco linajes es un entorno único, creado por muros de piedra y una bóveda de madera, que hará disfrutar a todos los amantes del buen comer, y de su producto estrella, el cochinillo.
Como en toda la provincia, en La Moraña también puedes disfrutar del Chuletón de Ávila, así como guisos y asados de cabrito y cordero, siempre con productos de la tierra.
En Fontiveros, es muy recomendable la visita al Mesón Juan de Yepes, casa del famoso Cocido Sanjuaniego.
El vino tiene su espacio en la comarca, especialmente en Madrigal de Las Altas Torres, que forma parte de la Ruta del Vino de Rueda, siendo la población abulense con mayor producción de caldo de esta denominación de origen.
Ysi lo que buscas es practicar senderismo, uno de los mayores atractivos naturales y turísticos de la provincia, las hay para todos los gustos y niveles, pero destacan dos rutas de Gran Recorrido, incluidas dentro de laRed Europea, como son la GR10.3 a su paso por el Valle del Alberche y la impresionante y bellísima GR180 que atraviesa todo el sur de la provincia y nos permite conocer el Valle del Tiétar.
La Subida a la Laguna Grande de Gredos, las rutas del Valle de Iruelas o el Camino de Santiago a su paso por La Moraña también forman parte del infinito mundo de posibilidades que la provincia ofrece para los amantes de la naturaleza, los paseos y el encontrarse a uno mismo.
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