Rutas otoñales
Valle del Cuco: un paseo entre fuentes, rollos, ermitas, chozos de pastor y antiguas cañadas
Esta zona de la provincia de Valladolid ofrece a los amantes del senderismo y la naturaleza infinidad de rutas y caminos entre páramos y arboledas
En la comarca vallisoletana de Campo de Peñafiel se abre un estrecho y verde valle formado por las aguas del Arroyo del Cuco, cuyo caudal termina en el gran río Duero que nos une con Portugal, y que da nombre a este lugar rodeado de páramos pero con una densa vegetación y refugio de numerosas especies de aves, que comprende los términos municipales de Curiel de Duero, Bocos de Duero, Valdearcos de la Vega, Corrales de Duero y San Llorente del Valle.
De hecho, el origen del nombre se atribuye a esta ave migratoria, el cuco, que habita y nidifica en estas tierras, y cuyos cantos característicos (cu-cú) se oyen con nitidez en las zonas boscosas.
Un destino perfecto para escapar del mundanal ruido durante un par de días de este otoño en la provincia de Valladolid, y en el que disfrutar de la naturaleza, pero también de la buena mesa de la zona con el lechazo churro asado en horno de leña con ensalada, las chuletillas de cordero a la brasa de sarmiento de vid o el arroz con pollo al estilo de la zona como platos protagonistas, regados con algunos de los vinos tintos más reconocidos de la Ribera de Duero que se elaboran en este Valle y en los viñedos de bodegas como Arco de Curiel, Legaris, Señorío de Bocos o Comenge.
Una tierra que se puede disfrutar a pie a través de pequeños senderos y que descubre al turista, numerosas fuentes, rollos de justicia y arroyuelos, chozas de pastores, antiguas cañadas utilizadas en la trashumancia y, sobre todo, un patrimonio histórico repleto de iglesias románicas, pequeños ermitas e incluso castillos medievales.
Curiel de Duero es la puerta de entrada al Valle del Cuco. El municipio vallisoletano tuvo un pasado romano, como así lo atestigua la moneda de cobre del emperador Arcadio encontrada entre los restos arqueológicos del castillo de arriba, conocido como el de Doña Berenguela, que es el más antiguo de la provincia de Valladolid.
Su casco histórico es un reflejo del esplendor medieval de este municipio, y cuenta con el título de ser uno de los pueblos españoles con más castillos por número de habitantes. Pues, además de la antigua fortaleza del cerro, a sus pies, se levanta otra: el Palacio fortificado de los Zúñiga.
La lglesia gótico-mudéjar de Santa María es otro lugar que el turista no debe perderse como tampoco rollo jurisdiccional del siglo XVI situado a la entrada del pueblo, y la Puerta de la Magdalena, única, de las cuatro que existían, que se conserva de la desaparecida muralla del siglo XII que rodeaba la localidad.
En Curiel de Duero está también el Museo Etnográfico, donde el turista puede ver de cerca un arado romano, un trillo, bieldas, medias fanegas, arreos del ganado, utensilios y herramientas para la elaboración del queso y vino; aparatos de medida, piedras de molino, enseres de una casa de labranza y material y mobiliario de un escudo de la época.
El camino continúa hasta Bocos de Duero, donde el arroyo del Cuco desemboca en el Duero. La fuerza en su tramo final originó la construcción de un molino hidráulico de piedra y adobe actualmente en ruinas. El turista tampoco debe perderse la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves, una onstrucción gótica del siglo XIII, que se sitúa junto a la carretera que recorre todo el valle, y la zona recreativa “Villa del Prado”, un espacio ideal para reponer fuerzas y merendar con los amigos.
También es de obligada visita el puente ferroviario abandonado en 1893, que contiene al antiguo apeadero-estación y dos puentes de acero tipo “Pratt” sobre el Duero, de la escuela de Eiffel - Seyrig, uno ya en el término de Castrillo de Duero. Un singular estructura de acero y obra de ingeniería sin igual que merece, al menos, una mención para rescatarla del olvido.
Para los que quieran deleitarse con unas vistas espectaculares del Valle pero también de la Ribera del Duero, en este municipio se encuentra el Pico de Bocoso Gurugú situado a unos 872 metros de altura sobre un páramo y con una caída de 100 metros en cuyas faldas se entierran varias bodegas populares con las características luceras.
Desde lo alto, además, pueden apreciarse restos arqueológicos de lo que debió ser una construcción probablemente de vigilancia. Y sus paredes verticales albergan con facilidad la cría de alcotán y el anidamiento de una buena colonia de buitre leonado, por lo que es habitual la presencia de observadores en los alrededores del monte.
Desde Bocos hasta Valdearcos de la Vega, merece la pena disfrutar del silencio mientras se hace camino al andar por los “vallejos” de Valdepila o del Congosto. Los edificios tradicionales son de piedra, con la iglesia de la Asunción, la ermita de la Virgen de la Zarzuela y la ermita del Cristo como protagonistas. Si bien, la villa de Valdearcos presume de contar con un rollo jurisdiccional renacentista en la plaza de arriba, detrás de la iglesia., y que tiene la peculiaridad de que carece de remate.
Corrales de Duero es la siguiente parada em el camino. Lugar de encuentro de aguas provenientes de hasta nueve fuentes y manantiales naturales. Para no perderse es la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y el balcón, desde donde pueden disfrutarse de una espectaculares vistas al valle.
El valle se estrecha más en dirección a San Llorente del valle,el pueblo situado a mayor altitud, en concreto a 89 metros, de los cinco que componen el Valle del Cuco, y un espacio de fusión con los amplios horizontes del páramo que alcanzan hasta Somosierra.
Entre su caserío, generalmente de piedra, sobresale la estampa de la Iglesia de San Pedro, un sobrio edificio en piedra de estilo gótico, construido en el siglo XVI. Pero lo que verdaderamente nos va a llamar la atención, es la espectacular vista que se admira desde el pequeño mirador que se sitúa junto a él. Veremos como el arroyo poco a poco se va abriendo paso entre la planicie que suponen los páramos entre los que se encajona.
Ruta de las Fuentes
Desde San Llorente el turista debe ir en busca del camino real de Burgos, una cañada pecuaria histórica que atraviesa el municipio y que se utilizaba para la trashumancia del ganado entre Burgos y Peñafiel. Un recorrido que lleva a la Fuente de Isarrubias, la primera de unas cuantas en el Valle, todas ellas con agua fresca y trasparente, y el lugar donde nace el Arroyo del Cuco.
La Fuente de La Aldea, que hoy en día se ha canalizado para su consumo como agua potable; la Fuente del Tanguillo, junto a las Escuelas; el manantial de la Fuente la Fraila;Fuentespinos : en dirección Corrales de Duero; o la Fuente de Los Enfermos, al comienzo del Robledal, son otros surtidores de agua que el caminante puede encontrarse en este Valle.
Todas ellas forman la Ruta de senderismo de Las Fuentes, de 13 kilómetros de longitud e ideal para hacer en familia en cualquier época del año, a las que se suman también la Fuente de Valmoral junto el Chozo del Pastor; la Fuente de San Pedro; la de Valdemeso.; la de Honsequilla, que es el tramo más duro de la ruta; y la Fuente de San Bartolomé, última parada de la ruta por el Valle del Cuco, y que está en peores condiciones.
En este Valle se puede hacer también la denominada como Ruta de Las Pinzas o Camino de los Romanos, de más de ocho kilómetros que discurre entrela Ermita de la Virgen de la Zarzuela en Valdearcos de la Vega, pasando por la Fuente de San Bartolomé y Curiel de Duero, hasta la cima del Pico de las Pinzas.
Y, finalmente, aunque hay otros caminos por el Valle del Cuco para hacer a pie o en bicicleta y que mezcla valle y páramo, tramos abiertos y arbolados o llanos y ascensos,destaca la Ruta del Pico Gurugú, de menos de cinco kilómetros de distancia entre Valdearcos y Bocos de Duero
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