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Patrimonio

El soberbio pórtico románico que dejó fascinado a Miguel de Unamuno

Esta obra maestra, que sigue asombrando al mundo desde un pequeño pueblo palentino de apenas una veintena de vecinos, sobresale por su magnitud y belleza escultural

Friso sobre el pórtico románico de la iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda, con el Pantrocrátor o representación de Dios bendiciendo y sujetando los evangeliso en el centro rodeado de los apóstoles Palencia TurismoLa Razón

Con permiso de Zamora y de Burgos, la provincia de Palencia puede presumir de ser una de las cunas del Románico, estilo arquitectónico que surgió a finales del siglo Xen la región francesa de Borgoña de la mano de la Orden Benedictina que tiene su casa madre en la abadía francesa de Cluny, y fruto de la prosperidad y de la influencia de la Iglesia Católica, cuyo poder promovió la construcción de un gran número de iglesias y de edificios religiosos en busca de la protección divina.

La provincia palentina atesora el mayor número de monumentos románicos de toda Europa, y son muchos los ejemplos que se pueden dar en estas líneas, como por ejemplo la espectacular Iglesia de San Martín de Tous del municipio de Frómista, paos obligado para el peregrino en su camino hacia Santiago de Compostela para abrazar al Santo, declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

Carrión de los Condes y su imponente Monasterio de San Zoilo, también BIC y del siglo X, que da paso a la iglesia donde en el espacio del sotocoro se encuentran los sepulcros románicos y góticos de hombres ilustres y de los famosos infantes de Carrión, supuestamente casados con las hijas del Cid Campeador es otro ejemplo de arte románico en esta provincia, al igual que el templo románico dedicado a Santa María de las Victorias y del Camino, también en Carrión de los Condes y Bien de Interés Cultural BIC, en el que sobresale su bella portada con la Adoración de los Reyes Magos.

Los monasterios de Santa María la Real en Aguilar de Campoo, de Santa Eufemia de Cozuelos en Olmos de Ojeda y de San Andrés de Arroyo en Santibáñez de Ecla; las iglesias de San Salvador en San Salvador de Cantamuda; Santa Marina, en Villanueva de la Torre; San Cornelio y San Cipriano, en Revilla de Santullán; y las ermitas de Santa Cecilia, en Vallespinoso de Aguilar, y San Pelayo, en Perazancas de Ojeda, son otros ejemplos de templos románicos en tierras palentinas, todos ellos ubicados en pequeños pueblos pero con una gra historia detrás que el buen viajero que se precie no ha de dejar de ver y disfrutar alguna vez en su vida.

Y es que son más de doscientos los ejemplos de templos románicos dispersos por todo el medio rural de la provincia de Palencia.

Pero en estas líneas de LA RAZÓN, nos vamos a centrar en una de las joyas de este románico palentino, quizás menos conocidas por el gran público, pero que asombra al más pintado de los mortales que se detiene un rato a contemplarla.

Un tesoro que se encuentra en el pequeño municipio palentino de Moarves de Ojeda, en la histórica comarca de La Ojeda, a caballo entre las comarcas de Tierras de Campos, al sur, y la Montaña Palentina al norte. Un pequeño pueblo situado en la ruta entre Herrera y Cervera de Pisuerga ya cerca de Santa Eufemia de Cozollos.

El patrimonio artístico, especialmente románico, que se encuentra en esta comarca no existe en ninguna otra zona del mundo.

Un territorio regado y bañado por los ríos Burejo y Tarabás, cuyas mansas aguas y verdes prados que los rodean invitan a la desconexión del mundanal ruido del día a día, y que conducen hacia la protagonista de esta información: la iglesia de San Juan Bautista.

Iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda y su espectacular pórtico en la fachada principalDip. Palenciala Razón

Un templo declarado Monumento Histórico Artístico en 1931 que es una verdadera sorpresa por su magnitud y belleza escultural, cuya fachada meridional no deja indiferente a quien se acerque hasta allí ya que no se puede pasar de largo hasta contemplar su extraordinario pórtico románico, armoniosamente labrado, con su friso y su magnífico Pantocrátor en el centro con los imposibles pliegues de su manto, y flanqueado por dos grupos de seis apóstoles bajo arcos pentalobulados y separados entre si por columnitas y capiteles realizados con todo detalle.

Una escultura de Cristo en la que le ve bendiciendo con la mano derecha -a la que falta el pulgar- mientras que con la mano izquierda sujeta con fuerza y vigorosidad los Evangelios apoyados en su rodilla. Destacan también los cuatro Tetramorfos de gran tamaño que están a su alrededor (un león, un toro, un águila y un ángel). Una representación que en la tradición cristiana, según el profeta Ezequiel, hace referencia a cuatro criaturas con cara humana y apariencia animal., aunque en el Medievo se asocian a los cuatro evangelistas, representados alrededor de Cristo.

El lado de la portada de la izquierda, según se mira de frente, muestra los capiteles con mayor iconografia protagonizados por una serie de músicos a cuyo ritmo bailan contorsionando dos mujeres, pero también por dos hombres luchando contra un león, en el que uno de ellos, a horcajadas, lo desquijara, y, el otro, introduce uno de sus brazos en las fauces al tiempo que le clava una lanza en el pecho.

Por su parte, en el lado derecho del pórtico a la vista del observador se alternan algunos capiteles historiados con otros de decoración vegetal, si bien conviven dos personajes con lanzas y escudos que alancean a un león. Al extremo, otras dos personas emparejadas completan con genial simetría el nicio del ciclo de la otra parte, la siniestra, de esta portada románica

La eterna lucha entre el bien y el mal también está representada en este pórtico inigualable. En concreto, bajo el friso, donde destacan dos ménsulas decoradas (pequeños salientes que sirven de soporte para algún otro elemento) que contribuyen a sustentarlo. Una de ellas representa la lucha de un caballero con cota de malla contra monstruo serpentiforme y, al otro lado, sobresale un peculiar personaje con orejas de asno eque contemplao todo lo que le rodea.

Una joya románica de la que el universal escritor y profesor, además de rector de la Usal, Miguel de Unamuno, quedó prendado y así dejó constancia de ello en uno de sus textos para la posterioridad cuando lo definió como la Encendida Encarnadura.

“Una bella portada de encendida encarnadura, de piedra, donde Cristo rodeado de los cuatro animales simbólicos de la Esfinge y en medio de la docena de apóstoles. Debajo, el arco ajedrezado de la puerta. Y arriba, en la torre, la cigüeña ha fabricado un nido en copa de leña, obra de arquitectos también. Le lanza a uno ese nombre, Moarves, a soñar en unos presuntos mozárabes que, al amparo del Cristo de la puerta, se acogieron, merced a la reconquista románica y visigótica, al redel de la raza"

Más tesoros en su interior

Pero el interior de la Iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda tiene también su encanto y algún que otro tesoro escondido.

Un templo, de planta rectangular típico románico y acabado en cabecera plana que se redecoró al gusto gótico, que conserva el original el arco triunfal flanqueado por dos columnillas y en el que se presumen unos capiteles sencillos y de construcción algo más tardía.

Si bien, la pieza estrella se encuentra al lado norte de la cabecera y no es otra cosa que su pila bautismal de perfil troncocónico, en la que se repiten escenas vistas antes en el pórtico, aunque elaboradas de una forma más tosca.

Pila bautismal en el interior de la iglesia de San Jauan Bautista de Moarves de Ojeda (Palencia)Palencia TurismoLa Razón

En su iconografía esobresale nuevamente Cristo con sus apóstoles bajo arquillos lobulados que decoran la superficie de la pila. No faltan los motivos vegetales y sobre la pila bautismal destaca una bella talla de san Juan Bautista, patrono del templo.