Patrimonio

El SOS de otro histórico castillo, ejemplo del inmenso poder de los señores feudales, en serio riesgo de colapso

Se trata de una fortaleza declarada Bien de Interés Cultural que acaba de ser incluida en la lista roja del patrimonio de Hispania Nostra

Estado actual del castillo de Canillas de Esgueva
Estado actual del castillo de Canillas de Esgueva, en la provincia de ValladolidAsociación Castillos de EspañaLa Razón

Castilla y León, comunidad histórica donde las haya, y esencial para entender lo que es hoy España, puede presumir y, de hecho lo hace, de contar con un patrimonio arquitectónico amplio y variado, pero, sobre todo, único en el mundo.

Monasterios, catedrales, monasterios, conventos, iglesias de todos los estilos arquitectónicos de la historia, pequeñas ermitas con tesoros escondidos, palacios o castillos dan cuenta de este ingente patrimonio existente en todos y cada uno de los pueblos de la comunidad, que no son pocos. De hecho, no hay ninguno de los 2.248 entidades locales que forman parte de Castilla y León que no tenga una joya patrimonial ya sea escondida o a la luz de todos, que sea digna de mención o que asombre al mundo por su belleza, antigúedad o espectacularidad. O las tres cosas juntas.

La semana pasada, en estas mismas líneas de LA RAZÓN, dábamos cuenta de la precaria situación de uno de estos tesoros que amenaza con desaparecer de la faz de la tierra sino se actúa en él inmediatamente, y que además es propiedad de la Casa de Alba: el castillo-palacio renacentista situado en la localidad soriana de San Leonardo de Yagüe, construído en 1563 por Juan Manrique de Lara.

Una fortaleza que lleva muchos años agonizando y lleva la friolera de diez años incluido en la lista roja de Hispania Nostra, la entidad encargada de velar por el patrimonio español, pero cuyo SOS de auxilio lanzado en 2014 no ha tenido éxito hasta el momento.

Si bien, una iniciativa parlamentaria en las Cortes de Castilla y Leóm impulsada por Soria ¡Ya! la semana pasada, contaba con el visto bueno del resto de grupos para exigir a la Junta que actúe con urgencia sobre este Bien de Interés Cultural qu en grave deterioro y en estado de ruina. La iniciativa reclama unn estudio sobre su estado de conservación del castillo, así como un plan director y que los propietarios, la Casa de Alba, cumpla con sus obligaciones legales en su conservación.

Pero dicho esto, en estas líneas de hoy de este periódico queremos lanzar otro grito de auxilio, para intentar que otra joya arquitectónica e histórica de la comunidad enclavada en el medio rural pueda sobrevivir ante el riesgo de colapso en el que se encuentra si no se actúa con urgencia.

Se trata del castillo de la localidad vallisoletana de Canillas de Esgueva, construido en el siglo XV y ejemplo del inmenso poder de los señores feudales de la época, que fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) hace 76 años, pero que no pasa por su mejor momento ya que acaba de ser incluido en la lista roja del patrimonio de Hispania Nostra por la amenaza de derrumbe definitivo que padece.

Valladolid, tan regada de fortalezas formidables, es la provincia española con más y mejores castillos. La mayoría en un muy buen estado de conservación, pero no es el caso de este que ocupa estas líneas. De hecho, ni tan siquiera los despojos de esta fortaza aparecen en algunas publicaciones dedicadas a guiar al viajero de castillo en castillo por el valle del Esgueva.

La fortaleza es propiedad en este caso del ayuntamiento y solo conserva dos pilares que, en su momento, reforzaban las esquinas de la torre del homenaje además de algunas piedras del lienzo sur, la última pared en derrumbarse en 1972.

El Castillo de Canillas de Esgueva se alza sobre una suave loma junto a la localidad del mismo nombre y mantiene algunos vestigios, dos estrechas y esbeltas torres cilíndricas y amontonamientos de piedras producidos por el derrumbe de los muros.

"El castillo se encuentra en estado de ruina y el estudio arquitectónico realizado confirma el riesgo de colapso si no se interviene de forma inminente", advierten desde Hispania Nostra en su web. Y es que de no actuar pronto, tiene toda la pinta de venirse abajo de un momento a otro y, lo que es peor, sin que a nadie le importe mucho.

Además, muchas de las piedras han sido objeto de expolio, lo mismo que los cimientos del castillo, tal como quedó acreditado por la excavación arqueológica realizada por encargo de la Junta de Castilla y León en el año 2020, por lo que en estos momentos apenas quedan unas ruinas de lo que sería un castillo utilizado como residencia.

La construcción defensiva, que contaba con una torre de cantería, barbacana de tapial y estaba abovedada, fue construida hacia 1466 por Diego López de Zúñiga, y vendida en 1571 por Francisco de Zúñiga a Antonio del Río Aguilar, futuro conde de Encinas en 1575.

A finales del siglo XVI fue evaluado por diversos maestros de cantería, quienes indicaron que solo servía como cantera, y según los datos históricos con los que se cuenta, en 1880 seguía perteneciendo a la familia Aguilar y continuaba en estado de ruina, si bien hay constancia de bodegas nuevas en 1860.

El pueblo se moviliza

De momento, y ante la gravedad de la situación, la asociación cultural Antañuelo Canillas ha comenzado a movilizarse para intentar evitar este colpaso anunciado. Así, sus miembros han iniciado un proyecto de consolidación de los restos, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y los vecinos.

Además, ha encargado a un arquitecto un proyecto para poder acometer esos trabajos y, además, dotar de uso cultural al recinto.

Esta fortaleza, cuya forma original ha desaparecido, se empezó a construir a mediados del siglo XIV por orden de Pedro I de castilla y se terminó por parte de la casa Zúñiga entre 1466 y 1499. De hecho, formó parte de uno de los castillos del Estado fundado por el Tercer Señor de Curiel, Alvaro de Estuñiga con el objetivo de gobernar sus tierras. Hasta la década de 1970 estuvo aún en pie el lienzo de pared entre los dos cubos que hoy subsisten.

A este castillo se le relaciona con los de la escuela de Valladolid, que se pusieron de moda tras los arreglos que hizo el rey Enrique IV de Castilla en el castillo de Portillo y al de La Mota en (Medina del Campo a principios del siglo XV. Estas fortalezas, según algunos arquitectos como Fernando Cobos, se caracterizan por tener planta cuadrada y una gran Torre del Homenaje sobre todo. Además, la altura de esta es igual al lado del recinto cuadrado y al doble de la altura del mismo.

Asimismo, sus propietarios no eran de reyes sino pequeños nobles que buscaban ascender en la escala social en su gran mayoría, aunque sí que había unos pocos que eran de grandes familias señoriales.

Otra característica de estos castillos es que con la pronta aparición de la artillería ya no cumplirán una función de fortaleza sino que se convertirán en palacios y residencias, quedando así reducidos a simples símbolos de ostentación por parte de sus dueños.

Desde lo alto de este lugar, se pueden contemplar unas vistas estupendas del valle vallisoletano del Esgueva, un otero estratégico desde el que se domina todo cuanto se mueva alrededor. También en el siglo XV, de ahí su valor estratégico.

La subida hasta el cerro que las alberga es fácilmente accesible, con lo que así se pueden observar de cerca y ver cómo por todo el cerro hay restos procedentes del castillo.

Penúltimo pueblo del Valle

La localidad vallisoletana de Canillas de Esgueva se sitúa en la margen izquierda del río Esgueva, y es el penúltimo pueblo del Valle del Esgueva a su paso por la provincia de Valladolid, conforme uno se aleja de la capital, de la que le separan 53 kilómetros.

En este municipio destaca también la Iglesia de San Miguel Arcángel, un edificio de una sola nave cubierta por una bóveda de cañón con lunetos y que al exterior muestra una esbelta torre del siglo XVI. El resto del conjunto, es románico.

Panorámica de Canillas de Esgueva
Panorámica de Canillas de EsguevaAyto. Canillas de EsguevaLa Razón

A unos 500 metor sd esta iglesia se encuentra la Ermita de la Virgen de Quintanilla, otro de los atractivos del pueblo, en el que destaca su puente sobre el Esgueva o los preciosos palomares a las afueras.

Sus fiestas más importantes son las que cada 8 de septiembre celebran en honor de San Miguel, con todo tipo de actos tanto culturales, como festivos, donde no faltan las jotas castellanas, los dulzaineros, el teatro, las verbenas o los diversos juegos para los más pequeños.

Y como curiosidad, en este municipio de Canillas de Esgueva y la vecina Montemayor de Pililla, se elabora un dulce típico: un caramelo elaborado con frutos secos. Se hace con azúcar y frutos secos, como cacahuetes, que le dan una textura crujiente y un sabor característico.

Generalmente, su forma es la de un bloque de caramelo que adopta la forma del molde que se utiliza para su elaboración. Antiguamente, era un dulce popular en el Día de Todos los Santos, y ha pasado de generación en generación. Y aunque ha perdido algo de popularidad en comparación con otros dulces, sigue siendo un dulce apreciado en el ámbito familiar y se suele disfrutar como postre, con café o té, o como merienda.