Salud

Vall d’Hebron estudiará la relación entre el colon irritable y los trastornos mentales

El hospital lidera por primera vez un macroproyecto europeo para analizar la conexión entre un desbarajuste de la microbiota intestinal con la depresión, la ansiedad y la fatiga crónica.

Judith Pardo buscó una respuesta a lo que le pasaba en médicos, naturópatas ... hasta que dio con el doctor Santos que le diagnosticó síndrome del colon irritable
Judith Pardo buscó una respuesta a lo que le pasaba en médicos, naturópatas ... hasta que dio con el doctor Santos que le diagnosticó síndrome del colon irritableLa Razón

«Pensad en una persona joven, en edad de trabajar, que tiene dolor abdominal cada día, y que además tiene diarrea y otras dolencias como fatiga, ansiedad o depresión. Llevar una vida normal se hace muy, muy difícil». El doctor Javier Santos, investigador principal del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), intenta describir a uno de sus pacientes con síndrome del intestino irritable, también conocido como colon irritable. Una dolencia que afecta al 10% de la población europea, nada más ni nada menos que a 85 millones de personas, y que con frecuencia se asocia a trastornos mentales y somáticos, como la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica. Entre el 25 y el 44 % de las personas con síndrome de colon irritable, sufre también ansiedad y depresión, y entre el 14 y el 32 %, fibromialgia o fatiga crónica.

«Hay una relación muy íntima entre lo que pasa en nuestro cerebro y lo que ocurre en el intestino, órgano al que se conoce ya como nuestro segundo cerebro y donde habitan más de 4.000 bacterias», explica el doctor Josep Antoni Ramos-Quiroga, jefe de Psiquiatría de Hospital Vall d’Hebron e investigador principal del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR.

Durante años, los médicos han observado cómo el sistema inmune, que se concentra en el intestino, incide en enfermedades que tienen relación con el cerebro como la esclerosis múltiple, el autismo o el párkinson. Y ahora quieren saber qué relación hay entre las enfermedades intestinales, como el síndrome del colon irritable y los trastornos mentales (depresión y ansiedad) y somáticos (fatiga crónica y fibromialgia). En busca de una respuesta, el Hospital Vall d’Hebron ha puesto en marcha un macroproyecto pionero en Europa, el Discoverie (Desarrollo, diagnóstico y prevención de enfermedades somáticas y trastornos mentales relacionados con el género en el síndrome del intestino irritable en Europa).

Los doctores Santos y Ramos-Quiroga son los coordinadores de este estudio que cuenta con 800 pacientes y seis millones de euros. La Unión Europea acostumbra a financiar enfermedades que tienen un alto índice de mortalidad y hasta ahora no había puesto el foco en una dolencia como el colon irritable, que altera la vida de millones de personas y tiene un impacto económico estimado en 43 millones de euros. El doctor Ramos-Quiroga constata que la pérdida de días de trabajo en personas con colon irritable es dos veces superior al resto de la población y que cuando van al trabajo, su productividad se ve disminuida en un 50% por culpa del dolor y la diarrea.

Una enfermedad con estigma

«El colon irritable ha sido y es una enfermedad muy estigmatizada. Cuesta dar con el diagnóstico y no hay un tratamiento válido», añade el doctor Santos. Al otro lado de la mesa, Judith Pardo asiente. Hace seis años encontró al doctor Santos tras una larga gira por hospitales, médicos, homeópatas y naturópatas. «Lo he probado todo», dice. El de Judith es uno de los casos graves que trata el doctor Ramos. Tiene síndrome de colon irritable, depresión y fatiga crónica. Toma quince pastillas, pero ninguna le quita el dolor. Y con ellas, a veces, logra dormir dos o tres horas diarias. Trabajaba como administrativa desde los 19 años, a los 28 empezaron los dolores y acabó perdiendo el trabajo porque «no estaba al cien por cien», lamenta. «Tenía constantes visitas con el médico, porque no sabía que me pasaba, y cuando iba a la oficina, tenía que ir a menudo al baño», admite. «Me trataban de loca (...) Cuando llegué a manos del doctor Santos estaba en una situación desesperante», cuenta. Ahora, confía en que este estudio dé pistas para tener un mejor manejo de la enfermedad.

El colon irritable no es una enfermedad mortal, pero puede trastornar la vida, como le pasó a Judith. Como ella, el 60% de los enfermos de colon irritable tiene entre 20 y 40 años. Por cada hombre lo padecen dos mujeres. El proyecto Discoverie quiere dar con un protocolo para estos pacientes. Participan 10 hospitales referentes en Europa y 9 centros de I+D, que juegan un papel clave. El estudio, que durará cinco años, trazará un perfil del enfermo y seguirá a un grupo de pacientes para identificar los factores y los mecanismos que influyen de manera determinante en la aparición de los trastornos.

De los 800 participantes, se seguirá a 500 durante tres años, para identificar si hay factores que determinan la aparición de la depresión, la ansiedad o la fatiga. A través de unas pulseras y una app, se obtendrán datos clínicos y de sus hábitos (alimentación, sueño...) que se cruzarán con analíticas de su microbiota.