Coronavirus

«Podremos detectar el coronavirus en 20 minutos y con bajo coste»

Entrevista con el profesor Jordi Serra Cobo de la Universitat de Barcelona experto en coronavirus en animales y uno de los responsables del nuevo test de detección rápida del Covid-19 en humanos

El profesor y biólogo Jordi Serra Cobo es un experto en coronavirus en animales y participa en el desarrollo del nuevo test para detectar más rápido el Covid-19 en humanos
El profesor y biólogo Jordi Serra Cobo es un experto en coronavirus en animales y participa en el desarrollo del nuevo test para detectar más rápido el Covid-19 en humanosLa Razón

El profesor Jordi Serra Cobo es una de las principales autoridades en el estudio del coronavirus en animales y trabaja en un proyecto innovador que permitirá detectar la enfermedad de manera rápida y con bajo costo.

-¿Está sorprendido por cómo se ha propagado el virus?

-La rapidez nos ha sorprendido a todos porque este virus tiene unas características muy determinadas. Es muy contagioso, pero es que puede contagiar una persona sintomática, lo que hace que sea un virus muy particular que se pueda propagar muy rápidamente.

-¿Estábamos preparados?

-A nivel planetario no estamos preparados. Es un fenómeno que nos afecta a toda nuestra especie. Es un fenómeno global.

-Hace un mes realizó una conferencia en la Universitat de Barcelona donde hablaba de los vínculos entre el coronavirus y los murciélagos. ¿Es este el origen?

-Estos virus que nos afectan, que son un tipo de coronavirus, son originarios de los murciélagos. Siempre han estado circulando en los murciélagos durante muchos años, probablemente centenares. La pregunta no son los murciélagos sino por qué nos pasa, por qué se produce ahora y afecta a buena parte de la población mundial. Creo que esta es la cuestión y son estas cuestiones las que nos ayudan a prever próximos episodios como este.

-¿Estamos en el principio de una serie?

-Fenómenos como este es probable que tengamos más. De hecho, hace tiempo que lo estábamos diciendo. No podía saber que sería el coronavirus o, exactamente, este virus. Eso no lo podíamos saber. Pero que se producirían fenómenos globales de enfermedades infecciosas eso sí que era fácil de prever. De hecho, estamos asistiendo a la mundialización de ciertas enfermedades, de ciertos patógenos. Hemos estado hablando durante mucho tiempo de la globalización económica, pero es que también nos viene la globalización de patógenos. Fíjese que lo que se produce en China tiene repercusiones en Europa y prácticamente todo el mundo. Estamos ante la globalización de ciertas enfermedades, no todas, pero sí ciertas enfermedades.

-¿Está en el origen de esta pandemia lo que el hombre está haciendo con la naturaleza? En la citada conferencia, usted hablaba de que en todo esto tenía mucho que ver que en los últimos años se haya perdido el 30 por ciento de la superficie forestal en el sureste asiático.

-Estamos asistiendo a transformaciones muy grandes en las últimas décadas y una de ellas es el cambio climático. Aparte de esta emergencia, las alteraciones que estamos haciendo tienen otras repercusiones y una de ellas es la epidemiológica, así que debemos ser conscientes. Hace muchos años que estoy diciendo que uno de los retos de este siglo XXI será el abordar estas enfermedades globales. El otro factor que deberemos abordar será el aumento demográfico del planeta que también está muy ligado con la cuestión epidemiológica y, a la vez, con el cambio climático. Son retos tremendos que deberemos abordar a lo largo de este siglo y que están relacionados los unos con los otros. La deforestación del sureste asiático quiere decir que hay más asentamientos humanos de manera masiva donde antes era residual la presencia del hombre. Por tanto, la población humana está más expuesta a más patógenos, a nuevas enfermedades y a nuevos agentes infecciosos.

-¿Por qué ocurre esto?

-Porque al ir a lugares que antes eran selva tropical, los animales que vivían allí y que no estaban contacto antes de manera masiva con la población humana, ahora vuelven a estos lugares. Se pone en relación esta fauna con los hombres o con los animales de esta población humana, como pueden ser granjas de cerdos. Así que aparecen nuevas cosas, nuevos brotes de enfermedades que te hacen preguntar de dónde viene todo esto. Y esto viene de este fenómeno que le describo que son las alteraciones ambientales que provocan desequilibrios, pero sobre todo en estos sitios donde hay mucha biodiversidad de especies, pero también de patógenos. Alterar estos sistemas naturales puede tener muchas repercusiones a nivel de salud. El sureste asiático es un punto muy caliente para esto.

-¿Le ha sorprendido que se propague tan rápido?

-Le pondré un ejemplo. Antes podía aparecer un brote de una enfermedad en un pueblecito perdido del sureste asiático con el que se infectaban sus habitantes y aquí acababa la historia. Ahora nos movemos mucho. Uno de los factores que interviene es que hay una movilidad tremenda en el planeta. Pasa una cosa en China y se dispersa rápidamente. La movilidad ha cambiado mucho y respecto a hace treinta años es muy superior. Esto es un factor de dispersión de las enfermedades. Con el évola paso lo mismo al producirse en unos poblados concretos. El problema fue grave cuando una de las personas infectadas llegó a una capital en la que viven un millón y medio de habitantes. Eso ya hizo que la propagación fuera masiva.

-¿Debemos ser ahora optimistas o pesimistas?

-Los próximos días serán duros, muy duros. Lo está diciendo mucha gente, pero es algo que creo. Ahora bien, creo que esta epidemia nos enseñará muchas cosas. Ha cogido a las autoridades, como es normal por otra parte, desprevenidas porque este es un fenómeno nuevo. Espero que de aquí se deriven muchas lecciones, no para recriminar si se ha hecho esto o no se ha hecho, sino precisamente por cómo combatir todo esto. Hay que pensar que la ciencia y la tecnología en general avanzan a un ritmo trepidante, por lo que dentro de unos meses tendremos vacuna. Todo esto ayudará a que ante las próximas epidemias tengamos herramientas para poderlas combatir y estaremos más preparados.

-Está trabajando con la doctora Laura Lechuga del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología. ¿Podría explicar en qué consiste este proyecto?

-Se trata de poner un biosensor, un aparato relativamente pequeño lo que quiere decir que es muy manejable, que permitirá saber si con una muestra de saliva hay o no coronavirus. La ventaja de este aparato es que es relativamente barato de precio y los análisis costarán de 10 a 15 euros. En comparación con el dineral que cuestan ahora estos análisis, con estos biosensores si facilita muchísimo. El manejo es muy simple y, además, es muy rápido porque entre 20 y 25 minutos se tiene el resultado. Esto lo pondremos en marcha para coronavirus, en general, y también para el Covid-19. Creo que será un avance porque se podrá tener en los CAP y en los hospitales con un diagnóstico rápido y de forma masiva. También nos permitirá hacer muestreos de posibles reservorios y eso tiene una importancia capital para prevenir nuevas epidemias. Esto supondrá un ahorro de dinero y tiempo.

-¿Cuándo podría estar lista esta tecnología?

-Estamos comenzando. Hemos hecho esta semana una videoconferencia de todos los equipos y estamos en marcha. No puedo decir cuándo, pero será los próximos meses. Estamos trabajando muy duramente y con mucha presión. Es un reto y me hace mucha ilusión poder llevarlo a cabo.