Historia
La mansión de 161 habitaciones y 46 chimeneas construida sólo para ahuyentar fantasmas
La heredera de los rifles Winchester hizo construir una gran edificación sin arquitectos, con puertas que no llevaban a ningún lado, ventanas que daban a otra pared y doce cuartos de baño que no funcionaban
A veces, el miedo nos convierte extrañamente en aquello de lo que queremos huir. Es la paradoja llamada de “El otro lado del espejo” que sugiere que la persona que vemos reflejada en el espejo es en realidad la que menos se parece a nosotros mismos. Esto le ocurrió a Sarah WInchester, viuda del magnate armamentístico WIlliam Wirt WInchester. A pesar de su enorme riqueza, tuvo una fatal racha de muertes y enfermedades a su alrededor y decidió entrevistarse con una pitonisa. Ésta le aseguró que estaba acosada por los fantasmas de todos aquellos muertos por los célebres rifles Winchester y lo único que podía hacer era viajar al oeste y construir una gran casa donde protegerse de ellos. Y eso hizo.
En 1884 compró los terrenos de una granja en la localidad de San José, en California, y empezó a construir el que sin duda puede considerarse el edificio más extraño de la historia. En “Cazafantasmas” se asegura que el edificio donde vive el personaje de Sigourney Weaver parece construido como “una enorme antena para atraer a lo sobrenatural. La casa de Sarah Winchester quería todo lo contrario, pero acabó por tener el mismo efecto.
El edificio se edificó sin ningún plan maestro, ni siquiera bajo la supervisión de ningún arquitecto. Los contratistas sólo iban añadiendo plantas y habitaciones y alas como quien juega a las construcciones de lego. Durante los 38 años que la heredera de la fortuna Whinchester vivió allí, las obras no pararon. A veces, la mujer pedía que los obreros se fueran, “para poder descansar un poco”, pero en seguida los volvía a llamar. La casa siguió construyéndose sin descanso hasta que el 5 de septiembre de 1922 Sarah Winchester fallecía y las obras se detenían de inmediato.
El edificio llegó a tener siete pisos y extraños ornamentos como escaleras que subían a ningún lado, ventanas que daban a otras habitaciones o lavabos con ventanales para que las enfermeras pudiesen vigilar a la viuda. El edificio es tan extraño que hasta 2016 todavía se descubrían nuevas habitaciones. Es el más grande laberinto interior construido nunca que ni M. C. Escher ni el Hogwarts de Harry Potter pudieron imaginar.
A la muerte de su marido por tuberculosis, Sarah Winchester heredó un total de 543 millones de dólares de hoy día y su fortuna no dejaba de crecer ya que al ser la dueña de la compañía de rifles recibía 26.000 dólares al día. Esto le dio la libertad de confinarse en vida en ese extraño edificio que no dejaba de crecer y crecer. Los propios obreros vivían en sus 161 habitaciones mientras seguían trabajando en él. La mansión se construyó de madera, pero a su dueña no le gustaba el color, así que mandó pintar todos los rincones que se iban construyendo. Se utilizaron 72.000 litros de pintura.
Sobrevivió al terremoto de San Francisco de 1906 por su origen flotante, aunque los siete pisos iniciales tuvieron que reducirse a cuatro. Aún así, la mansión contenía 161 habitaciones, 40 dormitorios, 2 salones de baile, 47 chimeneas más de 10.000 cristales en los ventanales. La artritis de la señora Winchester obligó también ha construír tres ascensores y varios elevadores de escaleras. De los 13 cuartos de baños, sólo funcionaba uno, que utilizaba la propia WInchester, estratagema, decía ella, para confundir a los posibles espíritus.
Sarah Winchester nunca durmió dos noches en la misma habitación y utilizaba todos los dormitorios para ir alternando y que los espíritus no supieran dónde estaba. Y no le importó nunca cuanto le podían costar las constantes obras, contratando a gente como Tiffany para que le diseñara las cristaleras de sus grandes ventanales. El prodigio, una policromía que conseguía efectos maravillosos por la luz, se colocó en una habitación sin luz que simplemente daba a otra habitación.
Cuando la excéntrica mujer murió, se dice que necesitaron seis semanas para que seis camiones trabajando ocho horas al día sacasen todo el mobiliario. La casa se consideró inutilizable por sus errática construcción y los daños ocasionados por el terremoto de 1906 y se vendió a un inversor por sólo 135.000 euros. Ahora es una popular atracción turística llamada Winchester Mistery House y es de obligada visita para todos aquellos que disfruten con una buena historia de fantasmas.
Lo cierto es que en todos los años que lleva abierta, nadie ha reportado ningún avistamiento, porque el único fantasma que existe en la casa, si lo hay, es el de la propia Sarah Winchester. Como informábamos ayer, toda casa encantada comienza con un largo confinamiento y la célebre heredera de la fortuna de los fabricantes de rifles se convirtió ella misma en la casa. Como en “Los otros” vaga por su enorme mansión cada día, duerme en una habitación diferente, e intenta ahuyentar a los visitantes que llegan hoy a la atracción creyendo que son ellos los fantasmas de los que quería huir. Es la llamada paradoja de “El otro lado del espejo”, que convierte que lo que veas reflejado en el espejo sea lo que menos se parezca a ti.
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