Opinión
Facha o idiota
Cada uno debe mostrarse en la vida como es, pues lo contrario, la apariencia y el fraude, a nadie interesan realmente. Actuar con naturalidad tiene la ventaja de eludir condicionamientos de normas que no sean las de tu propio parecer, prescindiendo, también, de lo que los demás vayan a decir o pensar. En cierto modo, la naturalidad es independencia, y la independencia es una condición bien preciada.
A mí me gusta ser cuidadoso con el lenguaje y también no ofender a nadie. Con lo primero, a veces llego a ser hasta escrupuloso y casi obsesivo. Y me pasa con las dos lenguas que mejor domino, el catalán y el castellano. Cierto que me desenvuelvo mejor en esta última, seguramente por ser la que desde niño he hablado siempre en familia; pero cuando hablo en catalán, al menos intento minimizar los errores que pueda cometer y, sobre todo, corregirlos para el futuro.
En Cataluña no tengo ningún problema para hablar catalán correctamente. Si me voy de viaje, «marxo cap a Saragossa, Sant Sebastià, Nova York, Suècia o Alemanya»; y si quiero referirme a instituciones públicas de fuera, lo hago con normalidad, hablando del «Govern espanyol, del seus ministres, del Cap de l’Estat, etc.». Hablo catalán naturalmente, vaya.
La cosa cambia cuando me expreso en castellano. Ahí, si hablo con normalidad, cuando menos, levanto sospechas. Si me refiero a la Generalidad, al Consejero de Justicia o al Parlamento (catalán) –es decir, si hablo con propiedad–, la gente frunce el ceño y el sector menos letrado de mis paisanos me puede tintar de facha anticatalán… ¡por usar bien el lenguaje!; lo mismo que si digo que me voy a Gerona, Lérida o a la Seo de Urgel, por ejemplo. Para evitarlo, debo hablar mal. Debo mezclar sustantivos catalanes cuando hablo en español. Porque lo catalán no hay que tocarlo; debe prevalecer por encima de todo, de la propiedad lingüística.
Ahora, si mezclo el español cuando hablo en catalán, esto es, si hago lo propio, pero al revés, si digo que «marxo cap a “Zaragoza”, cap a “San Sebastián”, cap a “Sverige” o cap a “Deutschland”, perquè ho recomana el “Jefe del Estado” o el “Ministro de Exteriores”», entonces no pareceré facha, pero sí idiota. O trastornado.
Y entre parecer facha o parecer idiota, lo mejor es una tercera vía, la que decía al principio: actuar y hablar con naturalidad, pasando de las valoraciones frívolas y estúpidas que los demás puedan hacer, y sometiéndote únicamente a los dictados de tu parecer y conciencia. Y a quien moleste… pues eso.
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