Coronavirus

Los touroperadores empiezan a repatriar turistas de Cataluña por miedo a la quinta ola

El sector turístico catalán está contra las cuerdas ante el aumento descontrolado de contagios

Una pareja de turistas en un bar de Barcelona
Una pareja de turistas en un bar de BarcelonaEnric FontcubertaEFE

Un escalofrío ha recorrido esta semana la espalda del sector turístico catalán. Por mucho que se hable de la tradición industrial de Cataluña, lo cierto es que su peso sobre el PIB año tras año va a la baja mientras que en las últimas décadas el turismo se consolidaba como una de los pilares fundamentales de la economía catalana. Así era hasta que llegó la pandemia. Parecía, sin embargo, que lo peor ya había pasado, que este verano podía de alguna manera salvarse y que la vacunación llevaba a una cierta normalidad. Nada más lejos de la realidad. En apenas unos días, Francia, Alemania, Inglaterra y Bélgica han advertido sobre los riesgos de veranear en Cataluña y las primeras consecuencias se han empezad a notar. Algunas tan dramáticas como touroperadores repatriando a turistas ante el miedo a la quinta ola.

Ante esta situación, las principales organizaciones turísticas ya se están preparando para lo peor. Es decir, una temporada veraniega perdida, un otoño difícil y los primeros brotes verdes para Semana Santa de 2022, tal y como explica el presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols. El presidente de Turismo de Barcelona, Eduard Torres, por su parte, asegura que «poco podemos hacer». Solo cabe dar el mensaje «optimista» de que la vacunación está funcionando muy bien y de que en agosto el 70 % de la población estará vacunada. Torres señala que en Barcelona el 55% de los hoteles todavía sigue cerrado, pero son cuatro veces más de los que estaban abiertos en febrero. «Hemos subido mucho, pero todavía tenemos poca demanda», asevera. Y calcula que en julio la facturación será aproximadamente un 30 % de la de 2019, pero que, en agosto, empezará un «salto significativo» y otros meses, como septiembre u octubre, también irán bien. Por ello, a su juicio, la recuperación no se dará hasta 2022 pero que la «la cosa irá más rápido de lo que pensamos», ha señalado. «Si Barcelona no lo consigue, cae Cataluña. Si Barcelona no lo consigue, España entra en una situación económica muy complicada», sentencia Pallarols.

La asociación Apartur, de apartamentos turísticos, lamenta que la explosión de contagios les ha cogido en plena temporada alta. Por lo que reclaman más ayudas y un plan de rescate. «De esta no vamos a salir. Hace 16 meses que padecemos y es fundamental que, en estos momentos, tanto el Ayuntamiento como la Generalitat se impliquen a rescatar el sector, afirma Enrique Alcántara, presidente de Apartur.

El desánimo del sector es bien visible, sobre todo después de las declaraciones del secretario de Estado de Asuntos Europeos francés, Clément Beaune, ante la situación epidemiológica en nuestro: los positivos siguen descontrolados y la variante delta extiende. De hecho, Cataluña es una de las regiones de Europa con más contagios de coronavirus; sólo tiene por delante a algunos territorios de Portugal, Chipre, Suecia y Croacia.

Pero no sólo los algunos gobiernos desaconsejan visitar Cataluña, los touroperadores también están contribuyendo al desastre económico. El operador turístico belga Summer Bash, que organiza viajes juveniles, ha anunciado que repatriará a todos los clientes que tiene en Cataluña tras detectar 15 positivos de coronavirus. Los protagonistas no podían se otros que jóvenes que pasaban las vacaciones en Lloret de Mar (Selva), Malgrat de Mar y Calella (Maresme). «No queremos asumir ningún riesgo y por eso anulamos inmediatamente los viajes, la situación empeora día tras día», aseguró la empresa.

Todo sumado hace que el turismo catalán esté a punto de perder 35.000 millones de euros entre 2020 y 2021 por el covid-19, ya que este año la afectación de la pandemia alcanzará los 15.000 millones, que se sumarán a los 20.000 millones del año pasado, según datos de Turismo de Barcelona.

Ante esta situación, la Agencia Catalana de Turismo parece que ha optado por hacer oídos sordos y seguir como si nada estuviese ocurriendo. De hecho, está reabriendo las oficinas de promoción turística en el extranjero para transmitir a los diferentes mercados emisores la idea «de que Cataluña es un destino seguro y generar confianza en los turistas». La directora general de Turismo, Marta Domènech, ha explicado que «desde que comenzó la pandemia, la máxima prioridad de nuestro ecosistema turístico ha sido la seguridad de las personas. Queremos trasladar este mensaje en el exterior». La realidad, mientras, es tozuda y el mes de agosto dictará, para bien o para mal, sentencia.