Cataluña, en alerta por la ralentización de la vacunación

Máxima preocupación en las últimas semanas entre las autoridades sanitarias catalanas por la ralentización de la vacunación que se ha detectado una vez iniciado el verano. Aunque España registra la mayor tasa de vacunados por habitantes del mundo, todavía hay sectores de la población que parecen desconfiar del suero y han evitado ponerse alguna dosis. En este sentido, el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, ha levantado la voz con inquietud al ver cómo hay franjas de edad que acumulan aún mucha población sin vacunarse y el otoño y el invierno (cuando se hace más vida en espacios cerrados y aumentan los contagios) asoman ya en el horizonte.

En concreto, entre los 40 y 49 años (hay 1.292.687 personas), hay un 25% de personas sin ninguna dosis cuando el proceso se abrió ya hace meses (desde junio): en total, 323.171 personas, una bolsa de ciudadanos muy importante teniendo en cuenta que todavía es una etapa en que hay mucha vida social. También entre los 30 y 40 años, hay mucha población sin dosis: entre los 30 y 34 años (461.705 personas), un 41,2% (190.222) y, entre los 35 y los 39 años (522.779 personas), un 32,6% (170.425).

En total, en la franja de entre 30 y 49 años, hay todavía 683.818 personas sin ninguna dosis de vacuna. Esta disminución de las vacunaciones ha creado un excedente de vacunas sin administrar y ha permitido variar el protocolo: ahora los contagiados tendrán que esperar solo dos meses para vacunarse, cuando antes eran seis meses para priorizar a otros grupos de riesgo. El objetivo es evitar perder las vacunas que hay y acelerar la consecución de la inmunidad de grupo, que ahora se sitúa entre el 80% y 90%.

En global, la autonomía, que ha abierto recientemente la vacunación a mayores de 12 años, tiene al 61,2% de la población vacunada con pauta completa. Una vez entren a vacunarse todos los jóvenes contagiados de esta quinta ola (solo requerirán una dosis), la cifra aumentará.

Disminuye la presión hospitalaria

El 23 y 24 de junio, festividad de Sant Jordi, los contagios se dispararon en Cataluña y dieron pie a la quinta ola, que ha golpeado de forma mucho más dura de lo esperado a raíz de la irrupción de la variante Delta (mucho más contagiosa). Si bien, casi dos meses después, la autonomía empieza a ver ya con claridad cómo ha superado el pico y la pandemia comienza a remitir de forma sólida. La presión hospitalaria, principal indicador que toman ahora las autoridades sanitarias a la hora de medir el impacto del virus y decidir las restricciones, acumula ya varios días de bajada: hay 66 pacientes menos en la UCI en cinco días.

Las UCI alcanzaron el pico el lunes con 598 ingresados, pero, desde entonces, ha ido reduciéndose y ahora ya se encuentra en 532, una cifra aún muy elevada. De hecho, las autoridades sanitarias alertaron de que el pico se alcanzaría a finales de julio con 500 pacientes y esas previsiones se han acabado quedando cortas. El número de hospitalizados también encadena ya dos semanas de descensos: desde el 1 de agosto (2.299) que se alcanzó el máximo, hay 653 pacientes menos (hoy hay 1.646).

También poco a poco ha ido disminuyendo la mortalidad en Cataluña. La autonomía superó el pico a finales de julio, cuando en una semana se registraron 247 fallecidos. Esta última semana se han contabilizado 188, todavía datos muy altos teniendo en cuenta que en junio (antes de la quinta ola) había semanas que se registraban menos de 10 (en enero, durante la tercera ola y todavía con el proceso de vacunación en fase muy incipiente, hubo semanas que se superaban los 500).

Esta reducción se ha debido gracias a que la circulación del virus es cada vez menor. La Rt lleva ya semanas por debajo de 1 y, a día de hoy, se sitúa en 0,77 (siempre que esté por debajo significa que la pandemia remite) y la incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes se halla ahora en 455 casos (se ha reducido en 33 puntos). En las últimas 24 horas, se han notificado 2.287 contagios.