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Entrevista

Fernando Sánchez Costa: “El nacionalismo catalán está más débil que nunca en los últimos 40 años”

Entrevista con el presidente de Societat Civil Catalana, Fernando Sánchez Costa

Fernando Sánchez Costa Daniel Razniewski

Fernando Sánchez Costa (Barcelona, 1984) preside Sociedad Civil Catalana, entidad de referencia del constitucionalismo en Cataluña, desde junio de 2019. Durante este tiempo ha tenido que adaptar el papel de la organización a la nueva fase del “procés” y afrontar un proceso de reestructuración interno, que ha tenido como aspecto más destacado el pago de toda la deuda que había contraído durante los años más intensos del desafío independentista.

Lo cierto es que SCC tiene muchas más dificultades para financiarse porque depende de los socios o donantes y no tiene acceso al dinero público como el independentismo. En estos momentos, hay 450 socios (que pagan cuota) y en torno a 10.000 simpatizantes. Sánchez Costa, profesor universitario y doctor en Historia contemporánea, conversa con este diario cuando se cumplen cuatro años de las dos multitudinarias manifestaciones de SCC que contribuyeron a frenar la ruptura.

Se cumplen cuatro años de las dos multitudinarias manifestaciones constitucionalistas para frenar el “procés”. ¿Qué balance hace cuatro años después?

En primer lugar, hay que reivindicar el papel que tuvieron esas manifestaciones, como han hecho los líderes independentistas que, en sus escritos sobre el procés, han recordado que supusieron un punto de inflexión porque permitieron ver que la mayoría de catalanes no estaba por la independencia. Desde entonces, han pasado muchas cosas, pero debemos decir que el constitucionalismo civil en Cataluña está vivo y más fuerte, quizás, que en los últimos 40 años. Hay muchos proyectos, organizaciones y personas en marcha. Nuestra primera misión ahora es no dejar que se muera, como quizás pasó con nuestros compañeros del País Vasco, donde había un movimiento civil fuerte, trabado y enérgico y, por la presión de la violencia y la falta de apoyo y reconocimiento, muchos han acabado en otras partes de España y eso se ha convertido en un protectorado del nacionalismo vasco.

Es decir, ¿cree que es comparable la situación del País Vasco con Cataluña y se puede dar también una huida de personas?

Sin ninguna duda. Hay una fuga tremenda de capital económico, pero sobre todo de capital humano y talento de catalanes hacia el resto de España y muy particularmente a Madrid. Desde SCC, hacemos una llamada a la diáspora catalana que vive en Madrid y otras partes de España a seguir conectados con su tierra y seguir implicados con la situación en Cataluña y, por tanto, apoyar a los que nos hemos quedado aquí dando la cara y combatiendo el régimen y sistema nacionalista.

¿Qué papel tiene que jugar ahora SCC con un “procés” desinflado?

En estos momentos, se ha abortado la ruptura política. Nadie cree que en los próximos dos años vaya a haber un envite como el de 2017. Se ha frenado la ruptura, pero no la desconexión, que sigue en marcha. La estrategia de Esquerra y el nacionalismo pasa por seguir sacando a España de Cataluña ya que no han podido sacar a Cataluña de España. SCC tiene como principal misión trabajar por subrayar y fortalecer todos los vínculos culturales, económicos y personales que nos unen. Esa también es una misión que tiene que asumir el Estado porque si la Generalitat y el nacionalismo consiguen seguir desconectando los fundamentos y los lazos, el último empujón será mucho más sencillo y será irreversible en 15 o 20 años.

¿Cómo se le da la vuelta a eso teniendo en cuenta también que la unidad constitucionalista parece una utopía?

Yo creo que el problema del constitucionalismo es confiar y externalizar demasiado su responsabilidad en los políticos. Los políticos hacen lo que pueden y lo mejor que pueden y están condicionados por muchas circunstancias. En una democracia avanzada y en una sociedad moderna, el camino que toma una comunidad no depende exclusivamente de los políticos. Depende del compromiso y articulación de la sociedad civil. Por eso nació esta entidad, para articular a los que estamos descontentos con el sistema nacionalista y el “procés”. Hay que huir del patriotismo de sofá y de la queja permanente. El sistema nacionalista está más débil que nunca en los últimos 40 años.Hay una conciencia clara de la mayoría de los catalanes de que el nacionalismo nos ha conducido al desastre, la decadencia y el declive y, por tanto, si nos organizamos y ponemos recursos e inteligencia, vamos a conseguir que caiga este sistema.

Ha hecho referencia a la sociedad civil y los políticos, pero hay sectores del constitucionalismo que piden hacer uso de otras armas para derrotar al nacionalismo, como una recentralización de ciertas competencias. ¿Qué le parece?

La cabeza de la medusa es la Generalitat y hasta que no echemos de la Generalitat a los nacionalistas, no hay una solución para Cataluña. Lo que pasa es que lo que tenemos que entender es que para echar a los nacionalistas, para ganar las elecciones, primero tiene que haber un clima de opinión en Cataluña que conduzca a ello y eso depende también de los medios, las películas, las novelas, las universidades o del mundo comunicativo y civil y eso es lo que tantas veces ha olvidado el constitucionalismo y el Estado. En cambio, Pujol o Junqueras lo han tenido muy claro. Hay que dar la batalla cultural al nacionalismo, hay que crear proyectos editoriales, películas, series y todo tipo de instrumentos que refuercen los lazos de Cataluña con el resto de España. Cuando eso se produzca, será posible ganarle las elecciones.

Pero el nacionalismo también tiene mucha fuerza a través de diversas competencias para imponer un clima de opinión de rechazo a España. Por ejemplo, la educación o TV3.

Tenemos un informe de Impulso Ciudadano que explica que la Generalitat se gasta al año 1.000 millones de euros en políticas de construcción nacional. ¿Está dispuesto el Estado a invertir algo en creación cultural en Cataluña? ¿Está dispuesto a estar presente? ¿Están dispuestos los agentes culturales y económicos a estar presentes? ¿Está dispuesta la burguesía catalana a jugarse algo en Cataluña o se van a limitar a llorar ahora desde la debilidad lo que no supieron defender desde la fortaleza? Al final, claro que se pueden cambiar las cosas. También es verdad que hay una mayoría de catalanes que son conscientes que el “procés” nos ha llevado al desastre y ahí hay una oportunidad política a corto plazo para presentar alternativas atractivas.

Hablando de alternativas. En aquellas manifestaciones estuvo Salvador Illa. ¿Cree que el PSC de Illa ha reforzado su perfil constitucionalista?

Muchas veces cuando hablamos con personas del PSOE en Madrid, les pedimos que escuchen más a sus compañeros del PSC. Creo que muchos socialistas catalanes son ahora conscientes del verdadero rostro del nacionalismo en Cataluña. Es importante que Moncloa y los líderes del PSOE en España tengan en cuenta lo que se les dice desde aquí y no atiendan únicamente a la geometría parlamentaria necesaria. Lo que hay que evitar a toda costa, es que Cataluña se convierta en un protectorado nacionalista de nuevo, como pasó con Pujol: Cataluña estaba formalmente en España, pero las llaves se habían entregado a Pujol. Ahora puede haber la tentación de que para pacificar el “procés”, se entreguen las llaves a ERC.

Ha habido algún choque con Vox en los últimos tiempos. ¿Cómo están las relaciones? ¿Le consideran un partido constitucionalista?

Vox es un partido que pide cambiar la Constitución, pero acepta el marco constitucional. Es un partido con el que no tiene sentido llevar a cabo ningún cordón sanitario. Es una práctica antidemocrática que solo tiene justificación con aquellos que defienden la violencia.

Ciudadanos también ha hecho un viraje en las ultimas semanas, desmarcándose, por ejemplo, de la manifestación del 12-O. ¿Qué le parece?

No quiero hacer de anécdotas, categoría. Conozco a las personas de Ciudadanos que están al frente, que están en sus pueblos dando la cara, y sé que su compromiso con la Constitución es clarísimo. No me toca a mí hacer otras especulaciones.

Hablando ahora de pueblos. El constitucionalismo tiene dificultades para penetrar en la Cataluña rural y ustedes han iniciado una campaña para hacerlo. ¿Cómo se puede fortalecer al constitucionalismo ahí?

Es un tema muy importante y SCC ha decidido salir del área metropolitana y fortalecer su presencia en la Cataluña interior. El Govern de la Generalitat se decide en Lleida. La provincia de Lleida es la que tiene más sobreprima de escaños y es la que acaba decidiendo las mayorías en el Parlament. El voto en Cataluña es muy emocional. Es importante presentar alternativas y figuras que los catalanistas decepcionados puedan considerar propias.

El Gobierno ha iniciado un diálogo con la Generalitat. ¿Qué le piden?

Pedimos que ese diálogo, en ningún modo sea un diálogo sobre la agenda del nacionalismo, que no sea estar sentados y ver cómo se aceptan un poco recortadas las propuestas que presenta ERC. El Gobierno debe ir con sus propuestas y tiene que hablar de TV3 y de que haya de una vez una Ley electoral justa y equilibrada en Cataluña y de la neutralidad en el espacio público y de la normalización del español, que es la lengua materna del 55% de catalanes. Es hora de poner a la defensiva a los independentistas. Aquí el problema es que tenemos una Constitución profundamente pluralista y el Estatut presenta nuestra tierra como bloque homogéneo y cerrado y es lo que hay que exigir a los nacionalistas que asuma la pluralidad de Cataluña.

¿Está de acuerdo con esa mesa de diálogo?

Nosotros siempre hemos pensado dos cosas: que el diálogo dentro de la Ley era necesario y que la mesa tal y como se había planteado no era el mejor camino. Hay otros formatos más adecuados en nuestro sistema político y constitucional, como la Comisión Bilateral, que prevé el Estatut; o, las comisiones en el marco del Congreso, del Senado y del Parlament. En cualquier caso, pido que, se produzca donde se produzca, ese diálogo político incluya también la agenda del constitucionalismo. No hay solución para Cataluña sin escuchar las reivindicaciones constitucionalistas.

¿El Gobierno les tiene en cuenta a la hora de preparar la mesa de diálogo?

Justo estos días tenemos pendiente una reunión con el ministro Félix Bolaños. Pero, ciertamente, así como con el PSC hemos tenido una interlocución muy fluida, con Moncloa ha sido más complicado.