Opinión

La renovación del Tribunal Constitucional

Este es un país de expertos y, más concretamente, en lo que hoy atañe, de expertos en resoluciones del Tribunal Constitucional.

Recuerdo una vez en una tertulia a un tertuliano criticando una sentencia de este Tribunal, yo opinaba lo contrario y le pregunté por sus conocimientos jurídicos y él alegó que no hacía falta ser jurista para opinar sobre sentencias.

Llegué a casa, le pedí a mi mujer una radiografía de mi hombro, me diagnostique hipófisis ósea, mi mujer me preguntó que qué era eso, le dije que no tenía ni idea ni sabía si existía, pero que para interpretar radiografías no hace falta ser médico.

Cuento esta anécdota para aportar mi grano de arena sobre dos de los nombramientos que se van a producir como Magistrados del Constitucional. Lo digo y escribo desde la experiencia y el conocimiento propio.

Conozco a doña Concepción Espejel, la conozco personalmente poco, pero lo suficiente para afirmar que es toda una Señora, toda una Magistrada, y que tiene narices (es una Señora por eso no pongo otra cosa), personalidad y ejerce su trabajo con total independencia, ni le tembló el pulso a la hora de poner en libertad a Sandro Rosell nada más empezar el juicio cuando presentamos las cuestiones previas, ni le tembló el pulso a la hora de redactar su voto particular en la sentencia del Mayor Trapero, ni me da que le tiemble el pulso ante nada ni ante nadie. Así que magnifica decisión.

A quien conozco mejor es a Enrique Arnaldo. Decía mi padre que cuando quieras saber la categoría humana de alguien fíjate en su mujer (eran otros tiempos) y en cómo trata a los camareros. Pues bien de la categoría como jurista de Enrique Arnaldo no voy a hablar, es como si me hacen hablar de la contundencia de Sergio Ramos, la astucia de Tamudo, la fuerza de Cristiano o la genialidad de Messi. ¿Y por qué ejemplos deportivos?, porque él estuvo vinculado al mundo del deporte, presidiendo el Tribunal de Apelación, como es Catedrático de Derecho Constitucional, letrado de las Cortes etc. etc. Además es un conversador nato, de los que sabe escuchar, hablar y preguntar, un hombre de una moderación y una cultura admirable, todo un caballero que comparte su vida con una excelente magistrada tan guapa y amena como inteligente. Por si fuera poco Enrique Arnaldo sabe bien cómo tratar a todo el mundo.

Dos excelentes fichajes para el Tribunal Constitucional y es justo que si a veces se critican los nombramientos, cuando estos son acertados se aplaudan.