Opinión

En verano tocar papel

Sencillamente leer periódicos en papel, acariciar el lomo y las páginas de los libros

El arte (olvidado) de leer sin prisa
El arte (olvidado) de leer sin prisaUnsplash

Disculpen mis escasos pero fieles lectores mi ausencia unas semanas, aunque imagino que debe haber sido un alivio para ustedes no recibir el clic del wat el domingo por la noche con el envío que les hago, por lo que en el fondo por lo que debo disculparme es por volver a dar la tabarra semanal, que prometo será este y como mucho otro artículo antes de vacaciones.

Había pensado escribir algo sobre la experiencia que ha supuesto para mi defender ante el TJUE (Tribunal de Justicia de la Unión Europea) que la Ley de Amnistía no puede aplicarse a delitos de terrorismo, pero imagino que a quien le interese ya lo habrá visto en los medios, así que ataco con un consejo veraniego: tocar papel.

¿Qué significa esto?, pues sencillamente leer periódicos en papel, acariciar el lomo y las páginas de los libros, no dejarse engatusar ni por los iPads ni por los teléfonos móviles, que deben servir para lo que deben servir, pero que en modo alguno pueden suplir el tacto viejuno de las hojas de un antiguo libro, por ejemplo cualquiera de los Episodios Nacionales de don Benito Pérez Galdós.

Llámenme antiguo si quieren, pero el fútbol no es lo mismo visto en televisión que respirando el ambiente en el campo, y un libro no es lo mismo oliendo lo que se tiene entre manos, que en una pantalla donde más que leer uno consume letras.

Está bien que el mundo evolucione y la tecnología sirve para lo que sirve, pero no que perdamos el sabor de aquello que tiene esencia. Hay quien considera una maravillosa experiencia gastronómica comerse unas aceitunas que exploten en la boca en forma de gases y sabores, pues vale, yo sencillamente prefiero comerme unas aceitunas de las de toda la vida, hay quien piensa que la inteligencia artificial es capaz de reflexionar sobre el dolo eventual, seguro que nunca ha tenido la ocasión de deleitarse escuchando al Maestro Gonzalo Quintero. Habrá pues quien siga pensando que en un libro electrónico caben muchos libros, pero leer es un acto de lealtad limitado en el tiempo, y mientras estás con un judío que fue barman en el Ritz de Paris durante la ocupación nazi, no puedes pensar las vicisitudes de la Roma clásica.

La verdad cansado mentalmente me ha salido este artículo intrascendente, eso sí, escrito como siempre en pluma y en papel, luego ya irá al ordenador para que viaje a la redacción, pero yo para acercarme a ustedes para robarles un poco de su tiempo, también necesito tocar papel.

Y hablando de todo un poco, mantengo lo que en esencia dije en el TJUE, no hay terrorismo que no vaya contra los Derechos Humanos, haya dicho lo que haya dicho el Tribunal Constitucional.