Entrevista
Ida Vitale: «Prefiero la poesía como un bálsamo que como un excitante»
La gran escritora presenta a sus 98 años su nuevo libro de poemas “Tiempo sin claves”
Un día después de cumplir unos envidiables 98 años, Ida Vitale visita Barcelona para presentar «Tiempo son claves» (Tusquets), su nuevo libro tras obtener el Premio Cervantes en 2018. Hablar con ella es como tratar de descubrir el secreto de la eterna juventud. Antes de empezar nuestra conversación, la escritora pregunta con curiosidad por galerías de arte donde puedan ver «obras interesantes», además de querer leer algún autor catalán que valga la pena. Su sed por conocer sigue intacta.
¿De dónde sale esa vitalidad que tiene para seguir escribiendo?
Debe ser cosa de mi apellido. (Risas) Tengo la suerte de haber tenido una salud tolerable. Me acuerdo de una época en mi adolescencia en que todos pensaban que terminaría pronto. Me venían todas las pequeñas cosas que me podían venir, como catarros. Luego ya no vino nada más. Bueno, me casé, vinieron los hijos y esa fue la única enfermedad. No he llevado una vida disipada. Lo más disipado fue leerme en casa un diccionario de quince tomos en la que yo buscaba ansiosamente aquello que no te explican cuando tienes trece o catorce años. Allí me curé de todo.
¿No hay secretos para esta vitalidad?
Es herencia, pura herencia, supongo. Debe ser que la literatura como antídoto al mundo.
Hablemos de literatura. En uno de los poemas de «Tiempo sin claves», el titulado «Mañana», usted afirma que «la poesía cerrará puertas no franqueadas».
Eso es muy pesimista.
¿Qué papel debe tener hoy la literatura?
La primera conclusión que sacamos de este mundo es pesimismo, ¿no? Si uno mira un poco alrededor el panorama es siniestro, aunque nos vamos salvando.
Hemos sobrevivido a una pandemia.
Sí, hemos sobrevivido. Tal vez la literatura ha actuado como un antídoto y nos ha ayudado a buscar algo más importante. Hay una parte del mundo que no marcha de una manera tan indecorosa, pero España no puede quejarse. La veo muy dinámica . Mi país, Uruguay. ha sido siempre muy demócrata, pero yo al Rey de España lo veo simpatiquísimo. Todo se equilibra con el paso del tiempo y todos somos más prudentes. Fíjese en África. No hay casi información. No sabemos de sus escritores, si existen editoriales. Es más normal que exista un país medio secreto, como es Uruguay, pero ¡todo un continente como es África! Es como lo que se decía de las mujeres en la Historia.
En su nuevo libro hay referencias a la pintura, como Morandi, Klee o Lam.
Me interesa mucho la pintura. Soy anormal que mira a todos los lados. No me limito a una lectura. Para mí Morandi siempre fue un pintor exquisito. En Montevideo, durante la guerra, llegó mucho teatro. Era más difícil que llegara una exposición y creo que eso también pasó con Morandi, con la excepción de las reproducciones de los libros. Ahora han surgido otros Morandis y aquí, en Barcelona, aún no he tenido tiempo de ir a una galería o a un museo en el que haya algo moderno.
¿Qué le interesa hoy como lectora?
Fui una lectora incansable desde muy niña. Ahora, ¿un descubrimiento último? Lo tengo que pensar. No puedo ser precisa. Ahora salgo poco de casa y me atengo a lo que ya tengo. Releo lo que no podía releer cuando estaba lejos. Leo poca poesía y prefiero más la prosa y, sobre todo, el ensayo. Me da mucho escrúpulo decirle un nombre. Hubo una época en la que leía mucho policial, pero ahora no me engancha. Es una literatura que te entretiene, te pone a trabajar un ratito y ya está. Soy más de ensayo, del buen ensayo, como Unamuno.
¿Es la poesía un bálsamo en estos tiempos?
Sí, la prefiero como bálsamo que como excitante. No me interesa cuando la poesía es política, aunque siempre se ha dicho que Dante era un escritor político. Me gusta la poesía que me da lo que no espero. La poesía política tiende a dar lo que espera el lector: es un poco servil. Todo debe tener un lado más inesperado para que la vida no sea tan aburrida.
¿También le quiere dar al lector lo que no se espera como autora?
Yo no espero nada. (Risas) A ver qué es lo que sale. Es esa labor de zapa de algo que no leyó. Pero yo últimamente leo poca poesía. Trato que sea así para no dejarme llevar por lo que no es mío. Pasé, por ejemplo, por un periodo agotador en el sentido de que lo agoté con Galdós. Leí primero «Marianela» que me pareció una lata. Luego un profesor me dijo que no todo era «Marianela» y empecé con los «Episodios nacionales. Me fascinaron y me los leí de cabo a rabo. Nadie de mis compañeras lo leía y me veían con compasión. Le tomé cariño, así que tengo su retrato en casa. Cuando me preguntan quién es digo que el abuelito.
Nunca ha intentado la novela.
Soy una escritora frustrada de novelas. No se puede aburrir al lector. Lo que hay que hacer es pelearse un poco.
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