Tribunales

Absuelto un mosso que golpeó a un manifestante antimonárquico

El juez se muestra contrario a la sentencia de la Audiencia de Barcelona

Sede de la Audiencia de Barcelona
Sede de la Audiencia de Barcelonaeuropa pressEuropa Press

La Audiencia de Barcelona ha absuelto a un antidisturbios de los Mossos d’Esquadra al que juzgó acusado de lesiones al golpear con la porra en la cabeza a un manifestante durante la protesta contra la visita del Rey Felipe VI a Barcelona por la inauguración del Mobile World Congress (MWC) de 2018. La polémica ha venido servida por la opinión del juez, contrario a la absolución del acusado.

La sentencia constata que el agente participó en el dispositivo que impedía que la protesta se acercara al Palau de la Música y que ante el aumento de la tensión con los manifestantes, el responsable del dispositivo ordenó a los policías que usaran la porra contra los que tiraban vallas o daban patadas a los mossos para impedir que rebasaran el cordón policial.

Los jueces afirman que, por esta actitud de los manifestantes, los policías “se vieron obligados” a usar la porra, golpeando de cintura para abajo como establece el protocolo, y en el juicio el mosso acusado negó que hubiera golpeado al manifestante en la cabeza.

Los mossos cargaron dos veces mientras los manifestantes les lanzaban “todo tipo de objetos”, y en ese momento el manifestante que denunció al policía sufrió una herida de cinco centímetros en la cabeza, pero los jueces consideran que no ha quedado acreditado que la causara un golpe de porra al dar más veracidad a las declaraciones de mossos que al resto de testigos.

Lo argumentan en base a las pruebas del juicio, y en concreto no dan credibilidad y verosimilitud a las declaraciones de los testigos que declararon contra el agente, mientras que “la versión de los hechos expuesta por los Mossos d’Esquadra es más coherente y aparece acreditada por las imágenes grabadas en el momento de los hechos”.

El manifestante declaró que había recibido el golpe en la cabeza en un momento tranquilo de la protesta, y los jueces valoran que “resulta muy extraño, que en una situación pacífica y tranquila se produzca, de repente y sin motivo alguno, la orden que dio el sargento” para usar las porras.

En cambio, ven “mucho más acorde a las reglas de la lógica y de la experiencia humana” que usaran las porras mientras los manifestantes lanzaban objetos a la policía e intentaban saltarse el cordón policial, como declararon otros agentes que participaron en el dispositivo.

Uno de los jueces ha añadido a la sentencia un voto particular en el que defiende que las pruebas que se expusieron en el juicio son suficientes para acreditar que el mosso golpeó al manifestante y le hirió en la cabeza.

Este juez cree las declaraciones de los testigos son creíbles al explicar que vieron el golpe y qué agente lo hizo, a pesar de que coincide con las otras juezas en que “no se trata de testigos objetivos e imparciales, sino que mostraron un claro sesgo favorable a los manifestantes y contrario a los agentes de policía”.

Por eso, el voto discrepante de este juez sostiene que el mosso debería ser condenado por un delito de lesiones.

EL MANIFESTANTE RECURRIRÁ

La abogada de Irídia Sònia Olivella, que representa al manifestante que denunció al policía, ha explicado que recurrirá la sentencia porque considera que vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva y que no se han analizado suficientemente las pruebas del juicio.

Ha valorado que ahora los agentes del Área Regional de Recursos Operativos (Arro) de Mossos ya no solo van identificados por detrás sino también por delante y en el casco, “lo que ha reducido mucho las situaciones de golpes en la cabeza con el bastón policial”.

No obstante, ha lamentado que en los juicios “el hecho de que no haya un grabación hace que el sistema de impunidad desacredite a los testigos que lo vieron”, y ha puesto en valor el voto particular del juez que discrepa de la sentencia.

En el juicio, en la sección 5.ª de la Audiencia de Barcelona, el febrero pasado, el agente explicó que aquel día era el conductor de la furgoneta policial y la custodiaba hasta que su superior, a un sargento, le hizo ir al cordón policial, delante de las vallas por la presión de los manifestantes. “Era una situación muy extrema, nos tiraban latas y de todo, y detrás de nosotros estaba el Rey y las autoridades”, declaró el agente. Las autoridades entraron en el Palau sin ningún incidente. “No le pegué a nadie en la cabeza, usé el bastón de cintura abajo”, repitió el agente.

Por el contrario, Francesc Rodena, de 60 años, relató que fue a la protesta “contra la visita del rey español en Cataluña”, que todo estaba tranquilo y después la gente empezó a empujar y al estar en primera fila de repente recibió el porrazo en la cabeza. “No hubo ninguna provocación ni advertencias de los agentes, y recibí el golpe y quedé medio aturdido”, recordó. De allí lo sacaron y en el hospital le pusieron siete grapas de sutura.

En la sentencia, del abril pasado y conocida hoy, las magistradas Maria Rosa Fernández y Maria del Mar Méndez expresan que con las pruebas y los testigos “no queda acreditado” que el golpe recibido por el manifestante fuera del arma del agente, ante una situación de gran tensión, y, por lo tanto, no se le puede declarar culpable. En el voto particular, el magistrado Ignacio de Ramon, comparte con sus compañeras de tribunal que los testigos “no son objetivos ni imparciales”, ya que se mostraron muy contrarios a los mossos. Añade, sin embargo, que los testigos “fueron muy firmes” en la descripción lesiva protagonizada por el agente, y que incluso pidieron a un fotógrafo que lo fotografiara con el fin de identificarlo. Por eso, manifiesta que el agente tendría que haber sido condenado por un delito de lesiones con instrumento peligroso, no obstante sin la agravante de abuso de superioridad, ya que el acusado y los otros agentes “eran agredidos por los manifestantes, que les querían superar.”

mosso d’esquadra acusado de golpear con su porra en la cabeza de un manifestante en una protesta contra la presencia del rey en Barcelona en febrero de 2018 ha negado este lunes los hechos. El suceso tuvo lugar durante la visita del rey con motivo del Mobile. El agredido, de 60 años en ese momento, sufrió una herida abierta en la cabeza que requirió siete puntos de sutura.

El agente ha negado que golpeara al hombre y ha asegurado que no ha visto nunca, aunque ha reconocido que utilizó la porra en su defensa “varias veces” tras recibir la orden de un mando superior y “siempre” lo hizo de “cintura hacia abajo”. Según el mosso, los concentrados derribaron las vallas de protección y lanzaron “todo tipo de objetos” a los agentes de los Mossos como “piedras, palos, pilas y latas”. Ha negado que los agentes desplegados en ese operativo policial cargasen contra los manifestantes, y ha afirmado que hicieron maniobras de “contención y defensa” porque el “nivel de riesgo era alto o muy alto”.

La víctima ha asegurado que la manifestación era “pacífica y tranquila” y “sin ningún tipo de provocación ni advertencia”. El hombre ha apuntado que el agente le dio un golpe en la cabeza que le dejó “medio inconsciente”. Ha afirmado que el golpe de porra que recibió “fue de arriba hacia abajo”, con un “impacto importante” en la cabeza. La víctima ha rebatido las explicaciones del acusado, al negar que los manifestantes derribasen las vallas o arrojasen objetos a los agentes y, en su caso concreto, ha señalado que su actitud en ningún momento fue “hostil”.

Declaración de los testigos

Dos de los testigos aportados por la defensa han corroborado la versión de la víctima, al afirmar que el hombre recibió un “golpe directamente en la cabeza” con una porra que impactó “de arriba hacia abajo”, y han identificado al acusado como el agente de los Mossos que utilizó su defensa contra este manifestante.

La fiscal, en sus conclusiones iniciales, sostiene que el encausado “esgrimió su defensa policial semirrígida alcanzando con ella en la cabeza” del hombre, lo que sería constitutivo de un delito de lesiones “agravado por el empleo de instrumento peligroso”, pero pide la absolución del agente de los Mossos, tanto en la responsabilidad penal como en la civil, al aplicar la eximente completa de “obrar en cumplimiento de un deber”.

La médico forense que atendió al hombre ha explicado que este presentaba una herida abierta de cinco centímetro de longitud en cuero cabelludo, contusa y cortante, compatible con la porra del agente que consta en la causa, de 70 centímetros, aunque también con otros objetos que pudieran haber impactado de manera directa en el lugar en el que presentaba la lesión. El juicio proseguirá el próximo 23 de febrero con los testigos de la defensa, varios agentes de los Mossos, y las conclusiones finales de las partes.