Documentos inéditos
Dalí y Picasso: nuevos papeles para un desencuentro
Aparece en el archivo de Rafael Santos Torroella una postal desconocida del surrealista al pintor malagueño
Hay historias que el paso del tiempo han convertido en una suerte de anécdota, casi una broma, en parte porque alguno de los protagonistas de la misma se ha encargado de que sea así. Eso es lo que ocurre con la relación, rivalidad, amistad y enemistad, encuentros y desencuentros entre Pablo Picasso y Salvador Dalí. Es sabido que el de Figueres escribió numerosas cartas al malagueño y que nunca obtuvo respuesta, bueno, salvo una postal enviada por el poeta Paul Éluard y que también contiene la firma de Picasso. Pero no hay más.
El autor de «Les demoiselles d’Avignon» era muy cuidadoso con sus papeles, tal vez demasiado. Eso es lo que ha hecho que el museo que lleva su nombre en París sea un estupendo centro de estudios picassianos al conservar buena parte del archivo que el pintor fue creando en sus distintos talleres en París y en la Costa Azul. De esta manera se ha podido saber que, en el caso de Dalí, Picasso conservó una treintena de cartas, postales y telegramas enviados en su mayoría desde Figueres y Cadaqués, un conjunto que fue publicado en un libro 2015. Pero, ¿realmente es todo lo que le envió el padre de los relojes blandos?
Una de las personas que más trató e indagó sobre el personal universo de Salvador Dalí fue el crítico de arte Rafael Santos Torroella. Su archivo personal es propiedad del Ajuntament de Girona después de que esta institución adquiriera la colección de arte que con los años reunió Santos Torroella con su esposa María Teresa Bermejo. La compra del fondo, un proyecto personal del entonces alcalde Carles Puigdemont, estuvo rodeada de polémica, pero los herederos de la pareja decidieron regalar el archivo y la biblioteca a Girona una vez se pagó por el fondo artístico.
Poco, muy poco es lo que ha visto la luz hasta la fecha de ese fondo, con la excepción de los papeles vinculados a las Galeries Dalmau y que Santos Torroella compró en su momento a la viuda del galerista Josep Dalmau. Este periódico ha podido saber que entre los documentos conservados por el crítico de arte se encuentra una postal de Dalí a Picasso, inédita hasta ahora, y que se reproduce en esta página. Como en todas, el ampurdanés le escribe el refrán catalán: «Pel juliol ni dona de cargol» que el malagueño habría escuchado en Cadaqués durante su estancia en 1910 en la citada localidad marinera. Gala añade en francés «os abrazo». No lleva fecha, pero tenemos una pista. Los Dalí redactaron la breve nota en una postal que en su reverso llevaba dos imágenes de un jovencísimo Manuel Benítez, llamado «El Cordobés». El depósito legal de la postal es de 1964, probablemente el año en el que la pareja trató otra vez de ponerse en contacto con Picasso. Pero no lo lograron porque el documento no lleva sello. ¿Se lo dieron a Santos Torroella para lo llevara a correos? No se sabe.
Hace unos meses, el portal de subastas Catawiki, a través de un galerista francés, ofreció al mejor postor, con un precio de salida de 2.000 euros, una nueva postal daliniana a Picasso. El documento es interesante porque Dalí se dirige al malagueño enteramente en catalán, además de acompañar el texto con algunos dibujos. De nuevo sin fecha, Dalí le dice a Picasso, además del insistente «pel juliol ni dona ni cargol», que el «punt de trobada» para el encuentro entre los dos pintores será Port Lligat, algo que no tuvo lugar. El de Cadaqués dibuja una guitarra acompañada de un sonoro «¡olé!» subrayando el andalucismo de quien considera como uno de sus maestros. También aboceta unas golondrinas, todo ello en una postal que contiene una panorámica de la bahía de Port Lligat. Cómo acabó una postal de Dalí a Picasso en manos de un galerista francés resulta todo un enigma aún sin respuesta.
Todavía hay una carta más inédita, otra vez de Dalí a Picasso y que se encuentra entre los papeles del surrealista que se guardan en la Biblioteca de Catalunya. Es un documento extenso, con una caligrafía cuidada que hace pensar en una carta abierta y no en una misiva para ser enviada. Formaba parte de los papeles personales de Dalí que custodiaba Gonzalo Serraclara, abogado y primo del artista, posteriormente adquiridos por un editor que los vendió a la institución que hoy los conserva.
Son tres nuevas cartas, pero sin ninguna respuesta. Puede que la explicación al silencio del genio cubista nos lo pueda dar el mismísimo Dalí. En una entrevista con Joaquín Soler Serrano aseguró que la amistad existió pero que Picasso decía: «Dalí me tiende la mano, pero de momento yo no veo más que la falange». Y no se dieron la mano.
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