Misterio por resolver
Pero, ¿qué es lo que mató a Walter Benjamin?
Un libro trata de aclarar los numerosos enigmas alrededor de la muerte del filósofo en Portbou
En un pequeño pueblo de la frontera con Francia, al norte de la Costa Brava. Allí es donde se perdió para siempre el rastro de uno de los grandes pensadores del siglo pasado. Walter Benjamin estuvo muy pocas horas en Portbou, pero fueron suficientes como para crear una leyenda sobre la que se ha escrito mucho y se ha especulado mucho más.
Los hechos nos hablan de que Benjamin huía del nazismo. Había criticado con dureza y contundencia los totalitarismos. Si a ello se le sumaba que era judío, alemán y marxista tenía todos los números para ser una víctima más de la máquina del terror de Hitler. Solo quedaba como opción la huida y en ella encontró Benjamin refugio en Portbou a donde llegó al atardecer del 25 de septiembre de 1940. Al día siguiente, después de que la Guardia Civil le anunciara que tanto él como sus acompañantes estaban arrestados, el pensador estaba muerto. Solo pasó doce horas vivo en Portbou.
La versión oficial, la más extendida, es la que nos dice que Benjamin, al verse en un pueblo que era la boca del lobo –no se puede olvidar el colaboracionismo entre el régimen de Franco y la Alemania de Hitler– vio que todo se había acabado, que estaba perdido. Eso le habría llevado a tomar la drástica decisión de acabar con su vida consumiendo una cápsula de cianuro. Esta ha sido la historia más repetida y que se ha convertido en una suerte de verdad indiscutible. Sin embargo, el relato presenta algunas incoherencias si se empieza a rascar su contenido.
Con los años han surgido nuevas hipótesis. El documental «Quién mató a Walter Benjamin..», de David Mauras, optaba por la posibilidad de que el filósofo hubiera sido asesinado. Entre sus muchos entrevistados, ese trabajo contaba con el testimonio de Santi Vancells, quien durante quince años ha sido médico titular de Portbou, además del impulsador de varios proyectos alrededor de Benjamin en esa localidad.
Pero Vancells no comparte el punto de vista del documental y tiene su propia y trabajada hipótesis de lo que ocurrió en Portbou entre el 25 y el 26 de septiembre de 1940. A ello le ha dedicado varios años de investigación que han desembocado en el libro «Una veritat difícil», publicado por Comanegra. El ensayo no es solo un trabajo sobre el enigma Benjamin sino que también pretende ser una reivindicación de la memoria del pensador.
Vancells está convencido, como así afirmó en declaraciones a este diario, de que la muerte de Benjamin no se suicidó. «Eso no fue lo que pasó. Fue la enfermedad cardiaca que padecía lo que provocó su muerte. Estuvo varias horas agonizando y eso es algo que no provoca la ingestión de morfina que provoca una muerte casi inmediata, en cuestión de minutos. Por eso es insostenible asegurar que Walter Benjamin se suicidó», afirmó el médico e investigador de esas doce horas.
El autor de «Una veritat difícil» reconoce que todo lo relacionado con aquellos hechos es «un rompecabezas con indicios muy dispersas». Su trabajo ha sido reunir estas piezas y tratar de juntarlas. Si no se suicidó, ¿por qué llevaba esas pastillas de morfina el filósofo alemán? «Las tenía por prescripción médica porque tenía problemas cardíacos. Esa es la razón, pero no era para acabar con su vida», matiza Vancells recordando que entre los enseres de Benjamin se encontró una radiografía que «probablemente fue la prueba que le dio el cardiólogo para el tratamiento de la enfermedad cardiaca que tenía».
Si eso es así, si todo fue una muerte natural, ¿por qué nos hemos quedado durante demasiadas décadas atascados con la idea de que Walter Benjamin tenía que matarse? Santi Vancells sospecha que todo es debido a que el suicidio «nos tranquiliza ante la pasividad y el silencio que ha acompañado a Benjamin después de su fallecimiento».
«Una veritat difícil» nos devuelve a la realidad de los refugiados, de aquellos que buscan la salvación huyendo de la guerra. No hay mucha diferencia entre Walter Benjamin y aquellos que hoy escapan del horror que se vive en Ucrania. Santi Vancells cree que la tragedia del pensador en Portbou es también una suerte de lección de la que podríamos aprender mucho.
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