Libros

José Ovejero narra en cuentos aquellos años del tardofranquismo

El escritor madrileño publica «Mientras estamos muertos» en Páginas de Espuma

El escritor José Ovejero presentó hoy en Barcelona su última novela "Mientras estamos muertos"
El escritor José Ovejero presentó hoy en Barcelona su última novela "Mientras estamos muertos"Marta PerezAgencia EFE

Existe una narrativa que simplemente nos sirve para entretenernos, pasar un buen rato y poco más. Sin embargo, hay otro tipo de literatura. Federico García Lorca decía que, en ocasiones, «hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas». Esas palabras del poeta se podrían aplicar fácilmente al trabajo de José Ovejero en cada uno de sus libros. En el último, la colección de cuentos «Mientras estamos muertos», publicado por Páginas de Espuma, demuestra firmemente que su obra está al servicio de un compromiso social.

«En cada nuevo libro lo que intento es descubrir cosas nuevas para mi. ampliar mi trabajo. Hasta ahora he trabajado con la imaginación, pero en este caso he invertido las proporciones habituales y he querido poner hincapié en la memoria, sabiendo que cualquier memoria es una reconstrucción, una narración del pasado», explicó el autor la semana pasada en Barcelona durante la presentación de su libro, donde no quiere olvidar de señalar que «la memoria individual lo es también colectiva».

En «Mientras estamos muertos», Ovejero ha querido jugar con la realidad y con la ficción. En casa una de estas historias hay teselas de episodios que puede haber vivido tanto él como su entorno, aunque debidamente maquillado a través de la ficción.

Mientras trabajaba en esta obra, José Ovejero llevo consigo un diario –de carácter privado y que no desea publicar– del que ha tomado algunos elementos para algunos de los episodios que aparecen en «Mientras estamos muertos». Ese cuaderno fue redactado tras el fallecimiento de su padre por Alzhéimer. «Uno trabaja con fragmentos. La memoria es una construcción y escribes para ti, pero también para los demás. Eso hace que entre el primer y el último relato haya aprendido cosas por el camino», explicó. Con esto se refirió al hecho de que el primero de los cuentos, el narrador parece crítico con su padre mientras que en el último admite que no lo conoce.

En las historias que componen el libro nos encontramos a una familia de clase obrera que intenta salir adelante en los años inmediatamente posteriores a la muerte de Franco. En sus páginas, a través de un narrador que es el hijo de esta familia, nos encontramos tragedias y dramas, violencias y tensiones, en ocasiones consecuencia de la limitación de una clase social de la que se quiere huir. Es también una manera de ofrecer una mirada nada santificada de los años de la Transición. Eso le hace afirmar al autor de «La ética de la crueldad» o «Los ángeles feroces» que nos encontremos en este caso «no con un libro político, pero sí una reflexión política, sobre la lucha de clases, o sobre la transición entre la dictadura y la democracia».

Hace tiempo que José Ovejero ya no vive ni trabaja en una gran ciudad. En la actualidad está instalado en un pequeñísimo pueblo de la Sierra Gredos, en la provincia de Ávila. Pero el estar alejado del ruido no quiere decir que esté desinformado. La actualidad le sigue preocupando tanto como el estudio del pasado. «Mientras estamos muertos» es un buen ejemplo de ello. Por eso, apuntó que «hay que poner en tela de juicio la santidad de la Transición. No es correcta esa idea de que ya todo estaba arreglado con la llegada al poder del PSOE en 1982. No estaba todo resuelto y ese engaño se nota, por ejemplo, en la clase obrera y en la situación del País Vasco. No me preocupan tanto los errores de aquella época sino que puedan volver a pasar. ¿Criticar la Transición es matar al padre? No lo creo, pero al menos hay que pelearse con él. Lo que nos sigue sucediendo es por culpa de lo que pasó entonces».

El relato de ese tiempo, el del tardofranquismo, nos aparece en el libro como «algo que es pasajero. Es como se mira el pasado, la literatura y la ficción. Es como una biografía que va cambiando con el paso del tiempo». ¿Es una autoficción? Ovejero admitió que «no me molesta si aceptamos las dos partes de la palabra».