
Contaminación
Barcelona liderará las muertes por calor en Europa este siglo
Un informe publicado en Nature Medicine advierte que la capital catalana podría registrar cerca de 246.000 muertes adicionales por el aumento de las temperaturas

Barcelona se enfrenta un sombrío futuro en términos de salud pública, según un reciente informe de la London School of Hygiene & Tropical Medicine publicado en la prestigiosa revista Nature Medicine. La investigación advierte que, sin acciones contundentes para mitigar el cambio climático, la capital catalana podría convertirse en la ciudad europea con más muertes relacionadas con el calor para finales de este siglo.
El estudio, basado en proyecciones de escenarios climáticos y demográficos, estima que Barcelona podría registrar alrededor de 246.000 fallecimientos adicionales debido al aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático. Esta cifra supera a la de otras grandes urbes como Roma, Madrid, Milán y Nápoles, consolidándola como la ciudad más afectada del continente.
Las olas de calor, que ya se están intensificando y prolongando a causa del calentamiento global, son un factor clave detrás de estas cifras alarmantes. Las temperaturas extremas representan una grave amenaza para la salud, especialmente para las personas mayores de 85 años, uno de los grupos más vulnerables. Según los investigadores, el impacto del calor extremo podría aumentar en un 13,5% en toda Europa para finales del siglo XXI, afectando a millones de personas.
Riesgos
La combinación del cambio climático y la densidad demográfica de Barcelona amplifica los riesgos. La isla de calor urbano, fenómeno que eleva las temperaturas en áreas densamente pobladas, exacerba las condiciones climáticas ya desfavorables. Aunque se han implementado medidas de adaptación, como la creación de más espacios verdes y la mejora de la infraestructura urbana, los expertos advierten que estas acciones podrían no ser suficientes si no se reducen drásticamente las emisiones globales de carbono.
Además del impacto del cambio climático, la contaminación del aire sigue siendo una de las principales causas de mortalidad prematura en Barcelona. Estudios previos han señalado que alrededor de 1.000 personas fallecen anualmente en la ciudad debido a los altos niveles de partículas en suspensión y dióxido de nitrógeno, principalmente derivados del tráfico rodado.
El distrito del Eixample es uno de los puntos más críticos de la ciudad, donde la calidad del aire se encuentra constantemente por debajo de los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, la contaminación está estrechamente relacionada con el aumento de enfermedades respiratorias, como el asma infantil, y cardiovasculares, que afectan tanto a la población local como a los visitantes.
A pesar de los esfuerzos para limitar el tráfico y promover el uso de transporte público y bicicletas, los niveles de contaminación aún están lejos de cumplir con los objetivos establecidos. La implementación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que restringe la circulación de vehículos más contaminantes, es un paso en la dirección correcta, pero requiere de una mayor aceptación social y refuerzos en su aplicación para alcanzar su máximo potencial.
El informe destaca que la única forma de reducir significativamente el número de muertes proyectadas es a través de una acción global para limitar el aumento de las temperaturas. Esto implica la transición hacia fuentes de energía renovable, la electrificación del transporte y la implementación de políticas más estrictas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
A nivel local, Barcelona también puede desempeñar un papel crucial liderando iniciativas urbanas innovadoras. Ampliar su red de refugios climáticos, fortalecer las campañas de sensibilización y fomentar el uso de tecnologías sostenibles son algunas de las medidas que podrían marcar la diferencia en el futuro.
Por otro lado, los expertos subrayan la necesidad de invertir en sistemas de salud más resilientes, capaces de gestionar crisis relacionadas con el cambio climático, como olas de calor o contaminación extrema. Esto incluye la formación de personal sanitario, la mejora de infraestructuras hospitalarias y la creación de planes de emergencia específicos.
La situación de Barcelona es un reflejo de lo que podría suceder en otras ciudades europeas si no se toman medidas drásticas. Sin embargo, también es una oportunidad para que la ciudad lidere el cambio y sirva como ejemplo de resiliencia y adaptación en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático. A medida que se intensifican las discusiones sobre la crisis climática, este informe se convierte en un recordatorio urgente de las consecuencias que podrían derivarse de la inacción.
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