Historia

El periodista que descubrió las «chekas» de Barcelona

Rafael López Chacón es el autor de un controvertido libro y el protagonista de uno de los episodios más duros de la represión franquista

Checas de Barcelona e instrumentos de tortura
Checas de Barcelona e instrumentos de torturaBiblioteca NacionalLa Razón

En 1939, la Guerra Civil, recién acabada, había dejado todo tipo de víctimas. Por un lado, como es lógico, las humanas, pero por otro también estaba la destrucción de numerosas industrias, entre ellas la editorial. Sin embargo, no deja de ser curioso que pese a la escasez de materias primas, alguien no dudara que en esos primeros momentos de posguerra debía publicarse, de la mano de Solidaridad Nacional, un volumen de 102 páginas en rústica. Había sido escrito a toda prisa, para que causara impacto en la población. Se titulaba «Por qué hice las “Chekas” de Barcelona» y lo firmaba un periodista de la capital catalana llamado Rafael López Chacón.

El volumen tenía como objetivo principal dar a conocer las torturas que se habían realizado en las llamadas checas, concretamente las que habían estado situadas en varios lugares de Barcelona. López Chacón se basaba especialmente en el Consejo de Guerra que se había realizado contra Alfonso de Laurencic, autor de los diseños de las cárceles ubicadas en las calles de Vallmajor y Zaragoza. Para el reportero aquel era «uno de los episodios de más resonante sensación en la política general española desde hace muchos años». López Chacón no vacilaba en el momento de definir a Laurencic como «engendro de hombre, cínico, pícaro y perverso».

Era evidente que aquel libro era un panfleto publicitario, pero su autor había intentado documentarse bien a partir de los papeles que formaban parte de la causa. Eso ha hecho que «Por qué hice las “Chekas” de Barcelona» haya acabado siendo uno de los títulos más citados cuando se habla de la represión llevada a cabo por el bando republicano durante los años que duró la contienda bélica. Laurencic, por su parte, no lo tuvo nada fácil durante el juicio. Acabó condenado a la pena de muerte y fue finalmente fusilado en el Camp de la Bota el 9 de julio de 1939. Su cuerpo fue arrojado a la fosa común del Fossar de la Pedrera, en Montjuïc.

El libro de López Chacón, dedicado muy pomposamente «a los caballeros de España», coincidió con otros trabajos sobre la materia, como era el caso del folleto «Cómo funcionaban las checas de Barcelona». Para el periodista fue un triunfo, aunque una parte importante de su ensayo era simplemente un copiar y pegar de lo que se dijo en el proceso que condenó a Laurencic, para muchos simplemente un chivo expiatorio de todo eso. El periodista tenía, por su parte, un pasado peculiar porque durante los años treinta se había entregado a la causa del partido de Alejandro Lerroux. Con el fin de la guerra pasó a ser más franquista que Franco y se convirtió en el crítico de arte y taurino del vespertino falangista «La Prensa» a partir de la década de los cuarenta. Fueron esos artículos los que dieron pie a un libro, «Toros en Barcelona», que apareció en letra impresa en 1946, de la mano de la Editorial Borrás. Pero nuestro protagonista no era solamente periodista sino que compaginaba este trabajo con el de funcionario municipal, un pluriempleo frecuente en ese tiempo.

Sin embargo, Rafael López Chacón protagonizó un muy controvertido episodio en 1956 con el que era entonces capitán general de Cataluña, Juan Bautista Sánchez, un declarado y excesivamente apasionado admirador del novillero onubense Antonio Borrero «Chamaco». El 15 de octubre de 1956, «Chamaco» tomó la alternativa de la mano del Litri en la Monumental de Barcelona. Sin embargo, el gran triunfador del festejo fue el torero Antonio Ordóñez, quien actuaba también como testigo en esa alternativa. Todo eso ocurrió pese a que, como López Chacón apuntó en su crónica de «La Prensa», «ello no impidió que se le otorgaran las dos orejas, siquiera no prosperase alguna indeseable interferencia que le valió, por cierto, otra vuelta». Esa frase no fue para nada del agrado del capitán general que vio en ella una alusión a su persona y a su favoritismo hacia «Chamaco». El capitán general no lo pensó dos veces y ordenó bajo su autoridad encerrar al periodista en el castillo de Montjuïc. Muchos años después, López Chacón explicó lo que había ocurrido al periodista Josep Maria Huertas Claveria. En esa entrevista rememoró como se le formó una suerte de tribunal donde se le preguntó si era responsable del texto publicado en «La Prensa». «Desde la cruz hasta la fecha», dijo. Los que juzgaban de manera irregular al periodista le aseguraron que sabían que estaba haciendo referencia al capitán general en el artículo, por lo que quedaba inmediatamente bajo arresto y conducido al castillo de Montjuïc. La presión de los periodistas logró la libertad provisional para el encausado.