Un inédito del poeta
Una carta inédita de Federico García Lorca reaparece en Barcelona
Una misiva escrita por el poeta durante su estancia en Argentina formará parte a partir de esta semana de una exposición
Aún aparecen cartas inéditas de Federico García Lorca, aún encontramos sorpresas inesperadas que nos confirman que vale la pena seguir indagando sobre el poeta granadino en archivos públicos y en aquellos que no lo son. Es precisamente en una colección privada, en Barcelona, donde ha aparecido una misiva escrita por el autor de «Yerma» durante su exitosa estancia en Argentina, uno de los momentos más dulces de su carrera literaria y donde vio cómo se reconocía tanto su trabajo para el escenario como el editorial.
Si hace dos semanas podíamos dar a conocer en este diario una dedicatoria de Lorca a su amigo Luis Hurtado, procedente de la colección López-Triquell, en el barcelonés barrio de Sarrià, en este mismo fondo es donde se guarda la carta manuscrita del poeta. El documento, junto con otros y numerosos libros, formará parte a partir de esta semana de una exposición que se presenta en Casa América, en Madrid, bajo el título «Vanguardias literarias transatlánticas del siglo XX», en un viaje por algunos de los nombres más destacados de la literatura latinoamericana del siglo pasado, así como de nuestras letras, con especial atención a la Generación del 27. Una de las piezas más destacadas es una carta inédita redactada en papel con membrete del Hotel Castelar, la que fue residencia de Lorca durante su periplo bonaerense.
Es una sencilla nota de disculpa, muy común para un Lorca que en aquellos días tenía una agenda repleta de todo tipo de actividades y peticiones. Veamos su contenido:
«Sra. Delia M. de Capdevila:
Reciba usted señora con estas flores mi sentimiento y mis disculpas por lo ocurrido ayer. Así lo espero de su gentileza y deseo que nos encontremos en otra ocasión.
Saludo a su esposo y perdone a este poeta que besa sus manos.
Federico García Lorca».
El poeta decidió limitar a una M. el apellido de aquella mujer con la que aparentemente no se había comportado correctamente. ¿Tal vez había faltado a una visita previamente cerrada? ¿Se había despistado y no le había entregado un libro? No lo sabemos, pero sí que esa M. corresponde al apellido Morcillo, por lo que podemos saber que Delia era la esposa de Arturo Capdevila, un reconocido poeta, dramaturgo, abogado e historiador argentino, autor de una extensísima obra literaria. De Capdevila, casi diez años mayor que Federico, se desconoce si tuvo algún contacto con el autor de «Bodas de sangre». En el archivo del granadino no hay constancia de ninguna carta recibida del escritor argentino durante el tiempo pasado en Buenos Aires. Tampoco hay rastro de Delia Morcillo Gigena. Igualmente, en lo que ha llegado hasta hoy de lo que fue la biblioteca personal de Lorca, no se encuentra ningún título del amplio catálogo de los Capdevila.
Por todo ello no nos cabe más que especular sobre la misiva. Lo que es seguro es que Lorca se preocupó por disculparse de manera sincera con una carta autógrafa, rematada con su tan conocida firma. Un apunte: en el original la rubrica lorquiana aparece enmarcada con lápiz. Debajo otra mano ha apuntado también a lápiz: «(Reproducir a igual tamaño)». Y es que Capdevila o sus herederos dejaron la carta para que se pudiera reproducir solamente la firma.
Hay un triste epílogo al manuscrito que podrá verse ahora públicamente. Se refiere al lugar en el que Lorca la escribió, el Hotel Castelar, concretamente en la habitación número 704. Hoy ese establecimiento, en el que Lorca recibió a tantos amigos, dio tantas entrevistas y trabajó en su obra, por ejemplo en «Yerma», está cerrado. De aquella habitación se conservan los muebles, aunque se desconoce el incierto futuro de un inmueble histórico. Tal vez algún coleccionista podría salvarlo.
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