Informes desclasificados
Cataluña-España: un «enfrentamiento étnico» para la CIA
Documentos secretos de la Agencia en los años 90 advertían de lo delicada de la situación
La CIA siempre ha seguido con especial atención la reciente historia catalana, ya fuera el posicionamiento de los partidos en el exilio tras el final de la Guerra Civil a figuras como Josep Tarradellas o Jordi Pujol, a las que se dedicaron informes especiales, algunos de ellos reproducidos en su día por este diario. Por eso no resulta extraño que entre los expedientes que se han desclasificado este año por parte de la Agencia aparezcan de nuevo referencias a Cataluña, en esta ocasión sobre su realidad, al menos desde el punto de vista estadounidense, en la década de los noventa.
Este diario ha podido consultar un amplio documento de 205 páginas titulado «El desafío del conflicto étnico al orden nacional e internacional en los años 90: perspectivas geográficas». Se trata de una publicación fechada en 1995 y que estaba destinada al «uso interno de funcionarios del Gobierno de Estados Unidos». Son las actas de una conferencia que se llevó a cabo para analizar la situación de varios países de todo el mundo.
En su introducción, la CIA recuerda que «desde el final de la Guerra Fría, los conflictos étnicos han sido de creciente importancia, representando una amenaza para el orden internacional y exigiendo la atención de los responsables políticos estadounidenses. El objetivo de este informe de la conferencia es resaltar conceptos y factores geográficos que contribuyen a nuestra comprensión de estos conflictos y a identificar fuentes de posibles conflictos étnicos».
El doctor Thomas Poulsen es el primero en el informe en hablar de Cataluña. En el documento exponía la situación de Croacia, donde en los años 90 se vivió una cruenta y sangrienta guerra que no se dio por concluida hasta el 7 de agosto de 1995. Poulsen explicaba que «la identidad croata que se desarrolló desde la década de los 60 ciertamente tuvo su origen, en parte, porque este grupo era la parte productiva de Yugoslavia y los croatas sentían que los ingresos que generaban se estaban desperdiciando en Serbia y en las partes del sur del país». Poulsen no dudó en trazar un paralelismo entre Croacia y lo que se estaba viviendo en Cataluña y el País Vasco, no olvidemos, a mediados de los noventa. A este respecto añadía que «se puede señalar una situación similar en España, donde los sentimientos separatistas que existen entre los vascos y los catalanes no se deben a la falta de recursos, sino, una vez más, al hecho de que residen en la parte más productiva de España, en términos per cápita, y su productividad beneficia a regiones no catalanas y no vascas».
Por su parte, el profesor Colin H. Williams, profesor de la Universidad de Gales, también hablaba en este documento de Cataluña y hacía una advertencia: «Si la tendencia hacia el separatismo en España se contiene, sin embargo, persistirá un problema étnico significativo en Euskadi y Cataluña. Hay evidencia creciente de que las reformas posteriores a Franco destinadas a introducir el idioma vasco y catalán en nuevos ámbitos públicos, como la educación, el comercio, los medios de comunicación y la ley, han sido menos efectivas de lo esperado en asimilar a los españoles no autóctonos y a los norteafricanos en el nuevo orden social nacionalista». También apuntaba que en Cataluña, como en Gales. «donde los habitantes siguen hablando lenguas autóctonas» la descentralización «es una forma evidente de frenar la emigración y el cambio de idioma, aliviando así uno de los principales determinantes del antagonismo étnico».
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