Prevención y salud
El éxito de la primera campaña de inmunización contra el VRS permite plantear mejoras en la estrategia
En el III Simposio acerca del virus respiratorio sincital, organizado por Sant Joan de Déu, se ha debatido acerca de la posibilidad de ampliar hasta los dos años la edad de los bebés para los que está recomendada la inmunización o la de combinar esta estrategia con la vacunación de las gestantes
Sofía no tenía ni tres semanas de vida cuando fue ingresada en la UCI del Hospital de Sant Joan de Deú de Barcelona debido a una una infección por el virus respiratorio sincital (VRS). Éste es el virus respiratorio más frecuente entre la población pediátrica y de hecho, la mayor parte de los niños, cuando alcanzan los dos años de edad, han estado en contacto con el mismo puesto que se transmite por vía respiratoria pero también por contacto con secreciones y manos y es altamente contagioso.
Normalmente, la infección provoca en los niños un cuadro similar al de un catarro, con tos, mocos, estornudos y, en ocasiones, fiebre, pero en algunos casos, especialmente en bebés menores de seis meses, prematuros o con enfermedades de base, se complica, puesto que su inmunidad es aún inmadura, y puede evolucionar hacia cuadros más graves.
“En ocasiones la infección no se queda en las vías altas, sino que va a los bronquios y se manifiesta como una bronquiolitis”, explica la doctora Iolanda Jordan, pediatra especialista en UCI y adjunta de la dirección médica del Hospital de Sant Joan de Déu.
Los síntomas de esta afección respiratoria se concretan, principalmente, en la dificultad para respirar, lo que provoca una respiración más rápida y con más fuerza en un intento del paciente por que entre más aire en los pulmones, tos y mucha mucosidad y también puede dar fiebre. Si ésta progresa y dado que el oxígeno deja de entrar adecuadamente en los pulmones, el paciente puede incluso requerir un suplemento de oxígeno, su ingreso en la UCI con soporte respiratorio y hasta su entubación.
Una evolución grave
Así, entre un 3% y un 5% de los niños con bronquiolitis necesita ingreso hospitalario y entre los menores de un año este porcentaje se incrementa hasta el 18% o 20%, lo que pone de manifiesto que cuanto más pequeño es el paciente, más riesgo tiene de acabar ingresado. Además, entre los que requieren hospitalización, entre el 5% y el 10% acaban en la UCI.
Éste es precisamente el caso de Sofía, quien a las pocas horas de llegar a las urgencias de Sant Joan de Déu tuvo que ser ingresada en Cuidados Intensivos y, al poco tiempo, fue entubada. Y es que el gran problema es que no existe un tratamiento específico para la bronquiolitis, puesto que pese a que hay investigación al respecto, no se ha encontrado una molécula para tratarla, por lo que es el organismo del propio paciente el que tiene que hacer frente a la infección.
“La elevada capacidad de mutación genética del virus, sus complejos sistemas de escape y la dificultad para hacer estudios de terapias antivirales hacen muy complicado desarrollar terapias”, explica Carmen Muñoz-Almagro, jefa del grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas Pediátricas y Mircobioma de Sant Joan de Déu
Al respecto, la doctora Jordan indica que “hay que pasar la infección y la inflamación que el virus genera y lo único que podemos hacer es un tratamiento de soporte, que a nivel hospitalario se traduce en la administración al paciente de oxígeno, ya sea con gafas nasales, con sistemas que dan presión para que no solo entre el oxígeno, sino también el aire, o incluso a veces hay que acabar entubando para que una máquina respire por él porque no es capaz de hacerlo por sí solo”.
Además, como estos pacientes tienen dificultades para comer por la falta de oxígeno, se contempla la nutrición a través de sonda y el uso de una vía con suero para la hidratación. “En casos concretos, se puede también poner algún tipo de medicación, que cada vez damos menos, para mejorar la dificultad respiratoria, pero no para matar al virus”, añade Jordan.
Pese a todo, el índice de mortalidad en la UCI por bronquiolitis, una infección que en un 70%-80% de los casos es producida por el VRS, es muy baja y está en torno a un caso por cada mil pacientes, sin embargo la familia de Sofía sabe muy bien lo que es temer por la vida de la bebé debido a este virus.
La vacuna, una cambio radical
Y es que en la UCI, la niña hizo una sepsis y durante unos días temieron por su vida. “Hubo una serie de complicaciones y no sabíamos qué iba a pasar con la vida de nuestra hija”, recuerda Anna, la madre, quien aún se emociona al hablar de esos momentos, “en los que el mundo se te para y te das cuenta que lo único importante es la salud”. “De repente parecía que mejoraba y a las horas te decían que había empeorado”, cuenta.
Finalmente, tras cerca de una semana en la UCI y unos días en planta, Sofía se recuperó y volvió a casa, pero la familia no olvidará los momentos de angustia que vivieron esos días. “Para nosotros, los médicos de la UCI de Sant Joan de Déu, sobre todo la doctora Jordan, son nuestros ángeles”, asegura Anna.
Desde entonces, el panorama en lo relativo al abordaje y gestión médica de la infección por VRS ha cambiado sustancialmente con la inclusión el pasado mes de octubre de la inmunización contra el virus respiratorio sincital (VRS) en el calendario de vacunación infantil catalán, que ha demostrado ya una gran efectividad.
“Ante la agresividad del virus, especialmente entre los más pequeños, y la falta de un tratamiento específico para combatir la infección, lo ideal es prevenir”, asegura Muñoz -Almagro. Al respecto, Jordan contextualiza que “ya teníamos una medida de prevención, el anticuerpo palivizumab, pero éste se limitaba solo a la población de riesgo, como prematuros y niños con enfermedades de base, y su administración era mensual durante toda la temporada del virus, es decir desde finales de octubre a principios de marzo”. Sin embargo, “ahora ha aparecido el anticuerpo monoclonal nirsevimab, cuya acción es prolongada y su efecto dura cinco o seis meses, de manera que una sola administración del mismo cubre la temporada en la que el virus circula”, añade la doctora, mientras que Muñoz-Almagro señala que “se trata de un anticuerpo que va dirigido solo contra el virus VRS, de manera que no tiene efectos secundarios”.
Es con este anticuerpo, que bloquea la entrada del virus a la célula del niño, evitando que se desencadene la infección, que desde el pasado mes de octubre se inmuniza entre los meses de octubre y marzo, coincidiendo con la temporada de más actividad del virus, a los bebés menores de seis meses para prevenir la bronquiolitis y, tal y como avanza la doctora, “su impacto ha sido buenísimo”.
Valorar nuevas estrategias
“En el hospital hemos visto como, con una cobertura del 85% en niños, las hospitalizaciones y visitas a urgencias por bronquiolitis han bajado a la mitad”. “Ahora, tras comprobar su elevada efectividad, habría que valorar qué estrategia hay que aplicar la próxima temporada. Quizá, sabiendo que el riesgo de desarrollar un cuadro grave por infección del VRS también existe entre los niños de hasta dos años, habría que ampliar la recomendación de la inmunización hasta esaedad”. Y al respecto, la doctora recuerda que “el 85% de los pacientes ingresados no son niños prematuros o con enfermedades de base, sino que son niños sanos”
Anna es de la misma opinión. Pese a que tras superar la infección que le llevó al borde de la muerte “Sofía no salió crónica, lo cierto es que ha tenido diferentes afectaciones respiratorias y ahora mismo sufre una neumonía, por lo que creo que a ella y a todos los menores de dos años deberían ofrecerles la posibilidad de inmunizarse”.
Otra de las posibles opciones de cara a la próxima temporada seria la de apostar por una estrategia mixta, que combine la vacunación de la madre durante el embarazo y la inmunización de los niños. Al respecto, Carmen Muñoz-Almagro indica que “puesto que el recurrir a una vacuna para proteger a los niños recién nacidos no es una opción, ya que antes de los tres meses de vida no hay una respuesta adecuada a la misma y, además, toda vacuna requiere tiempo antes de que haya una respuesta inmunitaria, la estrategia pasa por vacunar a la madre y ésta es la que transfiere las defensas al bebé”.
En cualquier caso, en los siguientes meses hasta la próxima temporada del VRS, los investigadores llevarán a cabo “una intensa labor de vigilancia epidemiológica para comprobar que la inmunización sigue siendo eficaz y no se han producido cambios en el virus para confirmar así que la herramienta para prevenirlo es la adecuada”, concluye Muñoz-Almagro
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