Mito controvertido

Feltrinelli, un editor entre las armas y las letras

Un cómic reconstruye la vida de uno de los nombres más importantes de la historia de la edición en Europa

Una imagen del cómic
Una imagen del cómicAltamarea

Giangiacomo Feltrinelli fue un hombre de libros, pero también de acción. Fue el editor de algunos de obras maestras del siglo XX como «El gatopardo» de Lampedusa o «Doctor Zhivago» de Pasternak, pero también de textos políticos como los diarios del Che Guevara. La suya fue una vida entre las letras, pero también entre armas, como lo atestigua su oscuro final, muerto al manipular unos explosivos que quería colocar en una línea de alta tensión. Feltrinelli sigue siendo un mito, con sus luces y sus sombras, que merece ser revisitado. Eso es lo que han hecho en un imponente cómic -o, como se dice ahora, novela gráfica- Guille Gracia Santos y Aitor Iturriza Mendia en el guion y Nacho Nava Laiz en el dibujo en «Feltrinelli. El editor que quiso cambiar el mundo», editado por Altamarea.

Pese a la muy evidente fascinación que los autores sienten por tan atractivo personaje, no espere encontrar el lector una hagiografía. No, Feltrinelli no era un santo, pero tampoco un demonio. Y una de las grandes virtudes del álbum es su capacidad para adivinar los claroscuros del editor, del creador de un imperio editorial que sigue en funcionamiento en Italia. Porque Feltrinelli fue el hombre que quedó cautivado con la revolución cubana y con su líder Fidel Castro, pero también el editor de la literatura rusa que prohibían las autoridades soviéticas, causando un monumental revuelo al llevar a imprenta «Doctor Zhivago». Precisamente toda la aventura relacionada con la publicación de la novela de Pasternak, con presiones de todas partes, desde el Partido Comunista Italiano a la CIA, queda debidamente expuestas en la tinta china de las viñetas del cómic.

Precisamente esta obra está repleta de secundarios de lujo que acompañan a Feltrinelli en su aventura humana, política y literaria. De esta manera lo podemos acompañando a Fidel Castro mientras cocina pasta, a un desconocido periodista colombiano Gabriel García Márquez bailando, pescando en un mar lleno de tiburones junto a Ernest Hemingway o a Pier Paolo Pasolini esperando pacientemente y sin suerte para poder reunirse con el editor.

En el cómic también podemos ser testimonio de la construcción de un imperio editorial que, además de grandes títulos, también quedó impulsado con la creación de los libros en formato bolsillo, toda una novedad en su momento, así como con una cadena de librerías por Italia.

Pero Feltrinelli fue, por otro lado, un constructor de mitos. Él fue quien hizo que se extendiera por todo el mundo la imagen del Che Guevara que hoy conocemos al editar muchos, muchísimos carteles con la imagen del guerrillero inmortalizada por la cámara de Korda.

Precisamente, siguiendo los pasos del revolucionario boliviano, Feltrinelli pasó a la clandestinidad el 12 de diciembre de 1969. La masacre de la Piazza Fontana, en su Milán, un atentado que se sospechaba que había sido cometido por los fascistas, fue lo que le hizo tomar una decisión que, a la larga, resultó fatal para él. La CIA lo consideró como el principal agente con el que contaba el castrismo en Europa. Formó parte de la organización guerrillera Gruppi d’Azione Partigiana (GAP), además de ayudar a financiar grupos terroristas tristemente célebres como las Brigadas Rojas.

Feltrinelli, por sus ideales, decidió vivir peligrosamente y eso es lo que acabó arrebatándole la vida el 14 de marzo de 1972. Algunos dicen que fue asesinado previamente, aunque lo más probable es que él mismo encontrara la muerte cuando le estalló una bomba en las manos.