Opinión
Hace 25 años
Recuerdos de la colaboración como columnista en LA RAZÓN
Hace 25 años, recibí una llamada de Jesús María Zuloaga, siempre Zulo, el periodista que más y mejor ha escrito sobre terrorismo en España.
Andábamos, por entonces, enfrascados en defender la labor y la tarea de un nombre, hoy olvidado, casi proscrito, donde se fraguó el fin de ETA: Inchaurrondo. Él lo hacía con la pluma, yo con la toga.
A los dos nos supuso salir en las listas de los malos. Años atrás habíamos acometido la loca aventura de irnos a localizar y fotografiar etarras hasta la isla de Cuba junto a Mario.
Zulo y yo éramos, somos, como hermanos, nada une más que la lucha.
–José María, quería hablar contigo de un proyecto nuevo.
Quedamos en Barcelona en el Rincón de Aragón, dirigido entonces por el gran Raúl. Allí vino acompañado por el inolvidable amigo Pepe Clemente, prematuramente fallecido.
–Anson nos ha propuesto un proyecto nuevo: un periódico que quiere fundar, dijo Zulo.
–Yo no sé nada de periódicos, le respondí.
–Ya, pero queremos que este nuevo diario de voz a la gente con toga: abogados, jueces, fiscales y otros juristas; notarios, registradores, etc. Y podrías ayudarnos.
Así salió un primer artículo firmado por Pepe: «Togas contra el terror». Luego una columna titulada «El foro y el fuero».
Yo tiraba de amigos juristas para que sucesivamente fueran escribiendo artículos y, naturalmente, todos lo hacíamos «gratis et amore».
Con el tiempo se me acabó la gente de quien tirar y entonces empecé yo a escribir semanalmente.
Para nada me considero ni articulista ni nada parecido, sencillamente un escribidor peldaños por debajo, muy por debajo, de los profesionales de verdad. Pero aquí sigo. Nunca nadie me ha censurado un artículo, nunca nadie me ha hecho una indicación.
He escrito siempre lo que he querido y sobre lo que he querido, humildemente en primera persona porque solo me represento a mí mismo. Siempre he preferido la ironía al insulto, siempre la palabra rival a la de enemigo y siempre, por encima de todo con lealtad, a quienes en mi confían como abogado, y a lo verdaderamente importante en mi vida, mi familia, mis amigos, y mi Bandera.
Feliz cumpleaños, LA RAZÓN.
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