
Opinión
De kikuyos y masais
He pensado muchas veces que algunos de los actuales problemas estructurales de nuestras sociedades occidentales responden, en el fondo, a un diálogo entre una visión sedentaria y una visión nómada de la vida

En Out of Africa (1937) Isak Dinesen ofreció a Occidente una descripción de las dos tribus con las que convivió durante sus diecisiete años de estancia en Kenya; los kikuyos, sedentararios y agricultores; y los masais, nómadas y ganaderos. Ambas tribus compartían geografía y tiempo. Dos maneras de mirar y de interpretar las interpelaciones de la realidad. En el fondo, dos mundos distintos pero solapados en la conversación y en las interacciones de la convivencia.
He pensado muchas veces que algunos de los actuales problemas estructurales de nuestras sociedades occidentales responden, en el fondo, a un diálogo entre una visión sedentaria y una visión nómada de la vida; entre la visión sedentaria de los boomers y la visión nómada de las generaciones digitales. Dos maneras de vivir coincidentes en el espacio de dos mundos diferentes. Los boomers afincados en la posesión y en la tierra grávida; las generaciones digitales que aletean en el cloud y navegan y se deslizan, desposeídos, por las superficies de las IP de las web y de las redes sociales. Un mundo de consistencias físicas, y un mundo de inconsistencia digital esencialmente cambiante.
Un diálogo atento entre ambas maneras de mirar el mundo, abierto a la escucha, siempre es enriquecedor. Los boomers asisten estos días con verdadera extrañeza al cambio geopolítico de estructuras con las que nacieron y que pensaron eran definitivas. Las generaciones digitales, desarraigados de la tierra, apenas entienden la noción de patria, y mucho menos un servicio militar que los lleve a morir por ella. Los boomers pensaron que la inercia de las instituciones creadas después de la IIGM hace ahora 80 años, las llevarían a una paz “para siempre” que la historia de la humanidad nunca ha conocido. Y mientras, las generaciones digitales desconfían de esas instituciones…
Puestos a aprender, ni las inercias del sedentarismo, ni el desarraigo de la nube. Una mirada atenta de nómada, y una tradición vívida, repleta de experiencia crítica conquistada. Hoy como nunca necesitamos ese diálogo enriquecedor, y espacios de encuentro para propiciarlo.
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