Diada 2024
Rafael Casanova, el mito permanente de la Diada
El político y abogado es el gran símbolo de la celebración
Pasarán los años, pasarán las celebraciones, pero la Diada siempre tendrá un protagonista guste o no guste y ese es Rafael Casanova i Comes, el abogado y político que fue herido en el sitio de Barcelona de 1714. Pero, ¿quién era este hombre y por qué sigue siendo un símbolo para muchos?
Casanova, nacido en Moià hacia 1660, era hijo de una familia de terratenientes. El joven se acabó instalando en Barcelona donde estudió derecho, empezando a ejercer como abogado tras obtener el título a los 18 años.
A los 36 años se casó con una viuda llamada Maria Bosch i Barba, teniendo la pareja cuatro hijos. Maria acabó muriendo durante un parto en 1704. Precisamente al año siguiente llegó a Cataluña la guerra de Sucesión, conflicto iniciado en 1701 y que tenía a la corona española como protagonista. Tras la muerte sin descendencia de Carlos II, el último de los Austrias, dos candidatos se disputaban el trono: Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, y el archiduque Carlos de Austria, por quien apostó Cataluña.
Casanova se entregó a la causa austracista, prometiendo a Carlos que Barcelona se entregaría a él en defensa de su candidatura costara lo que costara. El sitio de las tropas borbónicas a la ciudad fue feroz y sangriento, algo que vivió Casanova al frente de Barcelona junto con el jurista Francesc Gallart. Se dice que ambos dirigieron las calles barcelonesas con mano dura, pero lograron que las tropas felipistas se marcharan.
En 1713 se firmó el Tratado de Utech, entre España y Gran Bretaña, por el que Felipe V pasaba a asegurarse el ser sucesor de Carlos II, al mismo tiempo que se comprometía a amnistiar a los catalanes, además de concederles mismos privilegios que los ciudadanos de Castilla. Carlos de Austria aconsejó a quienes habían sido sus aliados que se acogieran a este acuerdo, pero Cataluña decidió prolongar aquella guerra por su cuenta y riesgo. Casanova decidió seguir y no quiso negociar con Felipe V pese a las varias peticiones que se le hicieron al respecto. Asediada por las tropas borbónicas, la situación en Barcelona acabó siendo caótica y penosa hasta desembocar en el ataque final del 11 de septiembre de 1714 siendo Casanova herido. La derrota era un hecho.
Rafael Casanova y los otros responsables de la rebelión fueron condenados, no a cárcel, sino a la incautación perpetua de sus propiedades. Siguió viviendo y ejerciendo como abogado en Barcelona durante un tiempo, aunque logró recuperar su casa de Sant Boi de Llobregat donde acabó instalándose al final de su vida. Se dice que siguió teniendo contacto con la oposición austracista, aunque no se ha podido demostrar.