Mito de las viñetas
Syldavia, la utopía de Tintín que se hizo real
El país creado por Hergé para las aventuras de su héroe de tinta china ya cuenta con un consulado
Hay lugares literarios que nos gustaría que fueran reales porque nos han dado mucha felicidad como lectores. Es el caso, por ejemplo, del Macondo soñado por Gabriel García Márquez o del londinense número 221B de Baker Street. En el mundo del cómic ese lugar se llama Syldavia, un reino imaginario surgido del lápiz del belga Hergé, uno de los principales decorados de las aventuras del reportero Tintín, su perro Milú y toda la serie de inolvidables personajes que son seguidos por lectores entre 7 y 77 años.
Uno de los muchos entusiastas admiradores de ese universo es, desde hace años Enric Reverté, un tintinófilo que es el responsable del Consulado Syldavia. Para ser más exactos, Reverté es su cónsul honorario en Barcelonnie, una manera de conmemorar los 25 años que lleva dedicado a seguir los pasos del héroe de las viñetas. El niño de barrio, como él mismo se define en conversación con este diario, que se atrevió a plagiar «La isla negra» para una redacción en el colegio «con la que me pusieron un 7, aunque pensé que el maestro me pillaría», continua con esa pasión, además de buscar cónsules de la causa.
«Con 24 años me iba a una tienda dedicada a Tintín que había en la calle del Pi, en Barcelona, donde tenían una figura estupenda de Néstor vestido de mayordomo y con su bandeja. Todo era muy caro y no podía comprarme ni un llavero. Luego he podido dedicarme a esto para superar aquella frustración», reconoce con cierto eco freudiano Reverté, quien es el propietario de la tienda Cantonet, situada en Calonge, población donde precisamente se encuentra la sede del Consulado de Syldavia.
Hace tiempo, como reconoció a este diario Lluís Zendrera, editor de la centenaria Juventud donde se han publicado todos los álbumes de Tintín, que esos cómics ya no se venden. Lo que interesa alrededor del personaje son otras cosas. «Ha cambiado mucho la tendencia. Ahora Tintín es un producto, ya se le llame “merchandising”, cuadros límitados, figuras... Es un mercado sano para los que se lo pueden permitir porque tienen dinero en el bolsillo. Ellos son los adultos, los nostálgicos... Por eso hay muchos productos exclusivos que tienen una demanda muy alta. No se puede olvidar que, por ejemplo, cada semana un portal como es Catawiki, realiza hasta dos subastas dedicadas a productos realizados con Tintín, mientras que otra es sobre los libros de Tintín», explicó el especialista en este mito de tinta china.
Reverté es de los que cree que es mejor que no se hayan continuado las andanzas del reportero de «Le Petit Vingtième» tras el fallecimiento de Hergé, pese a que hay personajes del cómic francobelga –como Astérix, Spirou o Lucky Luke– que han seguido más allá de sus autores originales. «Sería otra cosa. Ya no sería Tintín. Bob de Moor, uno de los grandes colaboradores de Hergé, se llevó un disgusto enorme cuando supo que no se continuaba, pero es que no había que seguir la serie», dijo Reverté quien reconoce que «hace tiempo que no leo a Tintín porque sigo otras muchas ramas del personaje».
Una de ellas es precisamente el Consulado de Syldavia, que en los últimos años ha logrado contar con el concurso de diferentes personalidades del mundo de la política, la cultura y el deporte que han evidenciado su entrega a las viñetas de Hergé. Entre ellos podemos encontrar al actor Antonio Resines, al escritor Arturo Pérez-Reverte, al humorista Andreu Buenafuente o al actual presidente del Parlament Josep Rull. Todos ellos, y muchos más, son los que mantienen viva las andanzas de una de las mejores cosas que le han pasado al cómic.
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