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Retos de la nueva década: Vida extraterrestre y trasplantes de cabeza

En julio se prevé la «conquista» de marte y en los próximos diez años podría llegar la primera evidencia de que no estamos solos en el universo gracias al observatorio de exoplanetas habitables.

Está previsto que el hombre "conquiste" Marte en el mes de julio
Está previsto que el hombre "conquiste" Marte en el mes de juliolarazonLa Razón

A Seth Shostak le gustan las apuestas. Este astrónomo que trabaja habitualmente en el Instituto SETI en California aseguró ante sus colegas en un congreso celebrado en Alemania en 2012, que la humanidad sería capaz de entrar en contacto con algún tipo de vida extraterrestre antes de 24 años. Es decir, antes 2036. Siete años después, Shostak mantiene y sube la apuesta. Es posible que la primera evidencia de que no estamos solos en el cosmos llegue antes de que acabe la década de los 20 que estamos a punto de iniciar. La noticia de que se han encontrado pruebas fehacientes de la existencia de vida fuera de la Tierra sería sin duda el evento científico de la década y del siglo, y de la historia de la de Humanidad. La propuesta de este astrónomo no es una locura. De hecho, hay cada vez más científicos que creen en la existencia de vida extraterrestre. Cada vez se discute menos sobre la presencia de algún tipo de vida alienígena y más sobre dónde buscarla. No es cuestión de si hay o no vida… es cuestión de dónde está. Hasta ahora la ciencia ha seguido dos estrategias bien distintas para encontrarla. Una de ellas es simplemente observar desde la Tierra mediante potentísimos telescopios y radiotelescopios todos los rincones posibles del cosmos visible en busca de alguna señal de vida latente. Es una estrategia bastante pasiva, pero que puede dar buenos resultados. Desde nuestro hogar planetario podemos detectar mundos habitables no muy lejanos y quizás el rastro químico de atmósferas o compuestos sugerentes de ser biológicos. Lo de recibir señales de civilizaciones extrañas es otra cosa harto más improbable.Pero hay una estrategia más atrevida y activa. Salir de casa y buscar vida fuera. Enviar sondas, telescopios espaciales e incluso seres humanos a colonizar otros mundos e indagar si en ellos queda alguna huella de una posible forma de vida. En este sentido, la nueva década de los veinte vendrá llena de sorpresas.

7.000 millones de euros

Para empezar, la NASA tiene previsto poner en marcha su nueva misión estrella, el buque insignia de la nueva generación de rastreadores espaciales: HabEx, el Observatorio de Exoplanetas Habitables, que utilizará un espejo óptico mas grande que el del famoso telescopio Hubble capaz de encontrar en la tenue luz de las estrellas lejanas la sombra de planetas que pueden estar habitados. Este observatorio se encuentra en la fase final de diseño y, si es definitivamente seleccionado por la NASA como su apuesta para los próximos años, recibirá una financiación de cerca de 7.000 millones de dólares para ser puesto en órbita antes de 2030. ¿Pero qué son 7.000 millones a cambio de demostrar que no estamos solos?La convergencia entre tecnologías de observación desde la Tierra, telescopios espaciales e inteligencia artificial permite que los expertos sean cada vez más optimistas. Puede que la que viene sea la década en la que definitivamente los humanos encontremos otros vecinos de cosmos. Aunque, para abrir boca, tendremos que digerir un aperitivo más cercano: la conquista de Marte. Tan pronto como el año que viene (julio de 2020) se prevé el lanzamiento del nuevo rover de la NASA a la superficie marciana que tiene la misión de extraer restos de roca del planeta rojo que podrían ser enviados a la Tierra en futuras tandas de observación. Poco después, China enviará su primer aterrizador a Marte, el Houxing-1 y en esta década también la Agencia Europea del Espacio se hará presente en Marte con otro rover. Incluso Emiratos Árabes quiere mandar una nave orbitadora allá. La sobrepoblación de misiones nos va a dar 10 años de noticias sobre Marte en cantidades no vistas antes. La próxima década va a ser muy pero que muy marciana. Sin dejar de mirar a las estrellas, el decenio que ahora empieza está destinado a darnos alguna que otra sorpresa cósmica. A finales del año que viene la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea tiene previsto actualizar su mapa en 3D de la Vía Láctea. Los pasos ya dados previamente han permitido a los científicos repensar la estructura y la evolución de nuestra galaxia, pero los nuevos datos que se arrojen de la actualización podrían ser realmente sorprendentes. Desde las estructuras tan grandes como galaxias, los que sigamos día a día la actualidad científica tendremos que acostumbrarnos a viajar a las más pequeñas: el interior de los átomos. El CERN (la Organización Europea para la Investigación Nuclear) espera encontrar a principios de la década de los 20 la financiación necesaria para construir un nuevo mega-colisionador. Se trata de un túnel de unos 100 kilómetros que llegará a ser seis veces más potente que el famoso LHC donde se encontraron las primeras pruebas del bosón de Higgs. Con esta herramienta, 21.000 millones de euros mediante, se espera revolucionar el mundo de la física de partículas como nunca antes en la Historia.

Modificación del clima

Habrá que estar atento a un avance en el mundo de la genética que está a punto de lograrse y que, cuando ocurra, tengan por seguro que merecerá saltar a la portada de este periódico. Varios grupos de científicos andan detrás de lograr la copia sintética del genoma de la levadura de la especie Sacharomyces cerevisiae, la levadura común utilizada, entre otras cosas, en el pan y la cerveza. Puede parecer una nimiedad (al fin y al cabo hemos sido capaces de duplicar ADN de seres vivos aparentemente más complejos) pero reproducir el código genético de este hongo (que se resiste a las investigaciones más punteras) puede revolucionar la salud y la economía mundiales. Este microorganismo no solo tiene una importancia vital en la alimentación, también puede usarse para la fabricación de medicamentos o incluso de fuentes de energía no contaminantes como los biofueles. Ojo a la levadura y también a los informes que está a punto de publicar la ONU sobre geoingeniería. Pretenden establecer la viabilidad real de grandes proyectos de ingeniería que sirvan para modificar el clima en la Tierra. Gigantescas obras públicas que servirían para detener el cambio climático extrayendo C02 de la atmósfera, bloqueando las radiaciones del sol o modificando las corrientes. Hasta ahora, la mayor parte de estos proyectos ha caído en el saco de la ciencia ficción. Pero la nueva década podría ser un punto de inflexión. Sin duda,en la década que comenzaremos esta semana nos enfrentaremos a algunos retos éticos para los que quizá no estemos preparados. El japonés Hiromitsu Nakauchi pretende ser el primer científico que haga crecer tejido humano a partir de embriones de ratón o cerdo. La idea es generar animales con órganos humanos (corazones, pulmones, hígados…) que puedan ser utilizados para trasplantes. Veremos avances sin duda en esta dirección y discutiremos mucho sobre su validez ética. Igual que lo haremos sobre los inevitables avances en el uso de la técnica CRISPR de edición genética en seres humanos incluso antes de nacer. La lista de acontecimientos esperables para el próximo decenio sería interminable: los primeros superconductores de lantano que permitan transmitir electricidad sin resistencia alguna, paneles solares que no requieren silico y utilizan minerales mucho más baratos, los primeros ordenadores cuánticos de uso convencional, la invasión de la inteligencia artificial en todos los órdenes de nuestra vida, los primeros intentos serios de realizar un trasplante de cabeza y cerebro, la vacuna definitiva contra la malaria… Trabajo no nos faltará si queremos procesar el aluvión de avances que se nos avecina. Aunque si algo tiene la ciencia (y así lo ha demostrado a lo largo de su historia) es que resulta realmente imprevisible. La década, científicamente, promete.

El listón, muy alto

Si los retos científicos a los que nos enfrentamos en la nueva déacada son realmente desafiantes, los que se han conseguido en el año que ahora dejamos atrás no han sido para menos. En 2019, el consorcio internacional del «Event Horizon Telescope» (EHT), formado por 200 investigadores, ofreció la primera imagen de la Historia de un agujero negro. Por su parte, Google anunció haber logrado la ansiada supremacía cuántica con la que los ordenadores son capaces de realizar cálculos que hasta ahora resultaban imposibles con las máquinas convencionales. En cuanto a la salud, se ha producido un gran avance de las terapias CAR-T relacionadas con la inmunoterapia para pacientes con cáncer.