Ciencia
¿Todo lo qué debo saber sobre el uso de mascarillas?
Ante la situación actual muchos nos vemos obligados a llevar mascarilla. Aquí tienes las preguntas clave sobre su uso
¿Por qué han cambiado las normativas y recomendaciones en los últimos meses en relación a las mascarillas?
Desde un punto de vista sanitario, las mascarillas no se usan en la protección contra el coronavirus, sino como barrera para evitar la propagación del mismo. Por este motivo las recomendaciones iniciales sobre su uso eran las mismas que en la mayoría de enfermedades infeccionas: recomendar su uso en los sujetos sospechosos de tener la enfermedad pero no en el resto de la población. En un paciente enfermo, la mascarilla actúa de barrera para evitar que el virus pueda esparcirse desde la nariz y la boca al hablar, toser o estornudar.
Ya que en las fases iniciales de esta pandemia había escasez de mascarillas en el mercado, se recomendaba que las que hubiera fueran usadas no tanto por individuos sin síntomas, sino por posibles pacientes con síntomas afines al COVID-19 o por pacientes confirmados en el hospital. Así se intentaba aprovechar al máximo las mascarillas disponibles y se favorecería la protección del personal sanitario y de seguridad.
Sin embargo, la enfermedad de la COVID-19 tiene algunas características particulares que han cambiado las recomendaciones en el uso de mascarilla durante esta pandemia. Existe una proporción importante de pacientes que pueden propagar el virus pero no presentan ningún síntoma. Ya que en estas fases es difícil saber quien sufre la enfermedad ni quien no, la Organización Mundial de la Salud ha decidido que la mejor medida durante esta pandemia es el uso de mascarilla generalizada por toda la población, evitando que los pacientes asintomáticos transmitan la enfermedad sin darse cuenta.
Si nos queremos centrar en la protección del virus y no sólo en la transmisión, la mascarilla no basta. Es necesario tener otras medidas agrupadas como EPIs que incluyen pantallas protectoras para la cara y el cuerpo, guantes o incluso trajes completos de protección. Estos objetos crean barreras que evitan que las posibles gotas con carga vírica puedan aterrizar en nuestra ropa o nuestro cuerpo, y solo se necesitan en oficios de alto riesgo de contagio, como personal sanitario, de seguridad, y algunos oficios de cara al público.
¿Qué tipos de mascarillas existen? ¿Cuáles me protegen?
Existen muchas clasificaciones respecto a las mascarillas según su nivel de protección y su uso recomendado, pero respecto al tratamiento de esta pandemia, podemos separarlo en tres grupos principales: mascarillas higiénicas, quirúrgicas y EPIs.
Las mascarillas higiénicas nacen de la necesidad de suministrar de mascarillas a la población tras la recomendación de la OMS. Ante los problemas de suministro de mascarillas oficiales, se han creado una serie de requisitos mínimos que debe tener una mascarilla para poder ser comercializada como higiénica, entre los que se incluye que sea capaz de filtrar más de un 90% de las partículas del aire. En comparación con las mascarillas quirúrgicas ofrece una protección menor pero es útil en caso de querer realizar actividades con bajo riesgo de contagio y no pertenecemos a la población de riesgo.
Estas mascarillas pueden comprarse en cualquier establecimiento, aunque es importante que señalen en la caja que cumplen con la Especificación UNE 0065:2020. Si no viene señalado, puede que no cumpla los requerimientos mínimos y la protección sea menor. Pueden encontrarse de diferentes tamaños (niño y adulto). Algunas son reutilizables y otras no, por lo que conviene leer las instrucciones de uso que se incluyen con ellas, y que cambian de fabricante a fabricante.
Las mascarillas quirúrgicas son las más habituales y baratas, y se distinguen por ser una tira fina de tela de color verde o azul. Pueden comprarse de una a una en farmacias, o en paquetes de varias en supermercados, a un precio máximo de 96 céntimos por mascarilla. Consisten en varias capas de filtro que evitan el paso de pequeñas gotas de saliva y mucosa con el virus, por lo que si hablamos o tosemos dentro de ella evitamos la propagación del virus.
Existen mascarillas quirúrgicas tipo I o II, siendo la II más tupida y resistente a salpicaduras externas. Pero ambos tipos tienen un punto débil: son desechables. Si las llevamos más de cuatro horas, notaremos que la humedad de nuestro aliento acaba por humedecerlas y las gotas de saliva pueden traspasar la barrera protectora. Por ese motivo, es necesario cambiarla si notamos que está sucia o húmeda.
Otro tipo de mascarillas con más protección son las EPI, que se centran tanto en evitar la propagación del virus como en protegernos del mismo. Tienen un mejor sistema de filtrado y se ajustan mejor a la cara, por lo que son más seguras que las quirúrgicas e higiénicas. Como hemos dicho, su uso esta aconsejado para profesiones con riesgo alto de contagio o con población de riesgo.
Dentro de las EPI hay muchos tipos de mascarilla diferentes con diferentes aplicaciones. Las más habituales son las FFP, que incluyen varias capas adicionales para filtrar el aire al respirar. Existen las FFP1, FFP2, Y FFP3, con un cada vez mayor filtrado. Las FFP1 sirven para bloquear partículas grandes como el polvo y cenizas, pero no bloquea tanto la transmisión del virus. Para ese uso, son mucho más eficaces las FFP2 y FFP3. Como las FFP3 están diseñadas para el paso de gases tóxicos son más aparatosas e incomodas, así que las FFP2 son las más populares y aptas.
Dentro de las EPI también están las mascarillas de tipo P, que incluyen un filtro externo para filtrar el aire. Se respira peor con ellas, pero tienen la gran ventaja de que los filtros pueden intercambiarse tras cierto tiempo y alargar la vida útil de la mascarilla. Si notamos que respiramos cada vez peor con la mascarilla, ha llegado el momento de cambiar el filtro, o desechar la mascarilla en caso de una FFP.
¿Entonces qué tipo de mascarilla debo llevar?
Depende de su situación y a donde va a ir con ella.
Si forma parte de la población de riesgo o trabaja en alguna profesión con riesgo alto de contagio, es recomendable que lleve alguna mascarilla EPI.
Si cree tener síntomas afines a la COVID-19, convive con alguien infectado o usted mismo es positivo, debe llevar mascarillas EPI o quirúrgicas para evitar transmitir el virus que puede estar incubando sin saberlo.
Si no cumple ninguna de las condiciones anteriores, puede llevar una mascarilla sanitaria o quirúrgica como medida de protección. Pero siempre tratando de mantener una máxima higiene, lavándose las manos a menudo y respetando la distancia de seguridad.
En las fases de desescalada actuales pueden existir situaciones en las que la distancia de seguridad no sea respetada, como en el transporte público. Por este motivo, el Gobierno de España ha puesto la obligación de llevar mascarilla a todos los usuarios de este tipo de transporte.
¿Cómo debo llevar la mascarilla?
Aunque tengamos la mejor mascarilla del mundo, es importante saber usarla correctamente. Aquí le damos algunos consejos fundamentales y los errores que habitualmente comete la gente al llevar mascarilla.
- La mascarilla tiene una orientación espacial que hace ajustarse mejor. Suele incluirse un pequeño alambre de metal para ajustarse al puente de la nariz que indica que parte de la máscara va arriba.
- La mascarilla siempre debe tapar nariz y boca completamente. La nariz no debe estar fuera.
- La mascarilla debe tocarse con las manos limpias. Antes de ponerla, quitarla o ajustarla, debemos lavarnos las manos. Hay que tener en cuenta que la mascarilla está en contacto permanente con nuestra nariz y boca, y si se contamina seremos los más perjudicados.
- Si nos quitamos la máscara debemos guardarla de manera protegida, como una bolsa hermética. No debemos dejarla en la barbilla o en la frente, aunque sea para un momento.
- No meter la mano por debajo la mascarilla. Su objetivo es evitar que el virus pueda entrar o salir de la misma. Si metemos el dedo por debajo de la misma para rascarnos no servirá de nada y expondremos al resto.
QUE NO TE LA CUELEN:
- La higiene y la distancia de seguridad son mucho más importantes que el uso de la mascarilla. La mascarilla puede ser una barrera contra el virus, pero es necesario mantener las manos limpias y seguir haciendo acciones como toser en el codo o dentro de la mascarilla.
- Hay que recordar que la mayoría de estas mascarillas son desechables. Cuando se note que la respirabilidad disminuye demasiado, es necesario cambiar de mascarilla.
REFERENCIAS:
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