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Las chimeneas de hadas que existen realmente

La geología es mucho más diversa de lo que parece a simple vista y las chimeneas de hadas son un ejemplo. Lejos de ser fantasías de otros mundos es algo que podemos encontrar en nuestro propio planeta.

Formación del martillo de Thor, en el Parque Nacional del Cañón de Bryce (Utah, Estados Unidos)
Formación del martillo de Thor, en el Parque Nacional del Cañón de Bryce (Utah, Estados Unidos)Luca Galuzzi

En una época como esta, los efectos especiales han hecho reales los paisajes más fantasiosos. Por arte de magia, el desierto de tabernas se transforma en Marte y de la nada, surgen voluptuosas figuras de gases congelados. En cierto modo nos hemos desensibilizado. ¿Qué podría competir con esas maravillas? Y, sin embargo, estamos equivocados. La ficción está encorsetada por nuestra propia capacidad de combinar y modificar lo que ya conocemos, pero la realidad es libre. La calzada de los gigantes, el ojo de África o el lago Don Juan son lugares donde bien podría rodarse una película de fantasía. Sitios que no han necesitado edición ni retoques, solo mucho, muchísimo tiempo para que la geología y la meteorología hicieran lo suyo, contorneando figuras imposibles.

Un ejemplo son las torres de roca que se yerguen como si fueran rascacielos de la Gran Manzana. Columnas de piedra que pueden superar los 40 metros de altura, coloreadas con anillos que van desde los grises más notariales al intenso rojo de un ladrillo. Como si fuera una ciudad de rocas hecha a sí misma, cincelada sin querer por el viento, la lluvia y el hielo. Podría ser, perfectamente, un paraje extraterrestre, ubicado más allá de nuestro sistema solar, quizá en algún árido y anaranjado planeta; pero en cambio está aquí, en la Tierra, y existe más allá de nuestras fantasías, aunque mezclándose con ellas para engendrar nuevas historias. Son las chimeneas de hadas.

La escultura sin escultor

Este tipo de formaciones no son exclusivas de una sola zona del planeta, ni mucho menos. Lugares completamente dispares exhiben estas formaciones geológicas, despertando mitos de lo más variados. Los nativos americanos creían que se trataba de seres antiguos petrificados por los dioses, y mientras tanto, los franceses ven en ellas mujeres con curiosos tocados, por lo que las llaman: demoiselle coiffée. Hay muchos nombres donde elegir, y en cierto modo es comprensible, porque tampoco todas ellas son iguales. Puede que a simple vista todo lo que veamos sea una roca alargada que emerge del suelo, pero para ser sinceros, no comparten mucho más que el aspecto.

Por lo general, la roca surge de la tierra debido a movimientos de la corteza terrestre, la capa más externa de nuestro planeta. Así se forman montañas y cordilleras que cuando afloran son jóvenes y “afiladas”, pero que ante el paso del tiempo se van volviendo romas. Sus ángulos se convierten en curvas y su altura se torna más humilde. Aunque, por supuesto, no es el tiempo en sí el culpable, solo el mensajero. A través de los años es el viento y el resto de las inclemencias climáticas lo que ataca a las rocas. Las acaricia vez tras vez sin descanso, amable al principio, incisivo al final, destruyéndolas por insistencia. En cualquier caso, normalmente toda una formación geológica se erosiona por igual, de manera más o menos homogénea, ¿cómo puede ser, entonces, que las chimeneas de hadas se erijan solas en un terreno completamente erosionado? ¿Cómo han sobrevivido?

Vista panorámica del Parque Nacional de Göreme (Capadocia, Turquía)
Vista panorámica del Parque Nacional de Göreme (Capadocia, Turquía)Benh LIEU SONG

Esa es la otra característica que comparten estas estructuras: sus capas. A medida que profundizamos en la tierra, lo que realmente estamos haciendo es viajar al pasado, al menos a registros cada vez más pretéritos. Suelo viejo bajo nuevo suelo, depositado progresivamente a medida que cambiaban las eras y que las condiciones del medio también mutan. Gracias a eso podemos detectar cosas realmente específicas. Según la flora, la fauna y los cambios en la orografía, el color de la tierra también se transforma, por ejemplo, enrojeciéndose ante la presencia de óxidos de hierro. Todo ello deja huella, tiñendo la tierra con historias del pasado.

Y esa es la clave, porque no solo cambia el color, sino las propiedades mecánicas de las rocas que lo forman. Algunas son más blandas, o fáciles de erosionar, otras se presentan resistentes a las inclemencias. Para que se forme una chimenea de hadas, por lo general, necesitamos que una serie de capas fácilmente erosionables se encuentren cubiertas por rocas especialmente resistentes. Estas últimas, funcionan como un paraguas. De este modo, cuando llueve y el suelo empieza a deteriorarse, aquel que se encuentra cubierto se ve menos afectado, sobreviviendo como columnas cada vez más altas.

Mil excepciones

No obstante, es mucho más complicado de lo que he dicho y cada caso es único. Entre otros motivos, porque la resistencia de la roca también dependerá de las condiciones. Muchas veces estas columnas se encuentran coronadas por rocas de caliza, que aguantan mejor que la toba volcánica sobre la que descansan (a grandes rasgos, cenizas compactadas) Sin embargo, la caliza se vuelve especialmente débil ante la lluvia ácida, producida por el aumento atmosférico de gases contaminantes como el dióxido de nitrógeno o de azufre. A no ser, claro, que el carbonato de calcio de esa roca caliza gane algo de resistencia a los ácidos combinándose con magnesio para producir dolomita. La geología tiene una química y una física que nos impiden lanzar reglas absolutas. No obstante, es cierto que, por norma general, rocas porosas y ligeras como la pumita, a la que popularmente conocemos como piedra pómez, toleran menos a los agentes erosivos que el sólido basalto.

Por otro lado, a la erosión del agua se suma la del viento. Cuando la columna queda expuesta, las corrientes la rodean, contorneándola, pero no por igual. A mayor altura más intensos son los vientos (en general) y menos compactado suele estar el material que forma la columna. De este modo, es frecuente que se degraden de forma desigual, dejando gruesas bases y afilándose a medida que ascienden y ensanchándose justo en la punta, en contacto con la roca resistente y formando así aquellos tocados de los que hablaban los franceses.

Chimeneas de hadas de Aguarales de Valpalmas, Zaragoza, España
Chimeneas de hadas de Aguarales de Valpalmas, Zaragoza, EspañaDiego Delso

Del mismo modo, existen zonas especialmente frías donde la lluvia se cuela entre las grietas del terreno, se termina congelando, dilatándose y partiendo la roca que la rodea. Por ejemplo, las chimeneas del Cañón de Bryce, en Estados Unidos, se congelan y descongelan unas 200 veces cada año. Aunque, lo cierto es que este mecanismo no es el principal, entre otras cosas porque ese tipo de estructuras tiende a formarse en parajes áridos donde las precipitaciones son escasas. Puede parecer contraintuitivo que donde menos llueva se produzca más erosión, pero hay truco.

No se trata de que no llueva nada, tendrá que llover, pero no tanto como para que la tierra se convierta en un vergel de especies botánicas. Las raíces de arbustos y árboles ayudan a retener la tierra, evitando que el agua la arrastren con cada ligera llovizna.

Tsingy de Bemaraha, en la Reserva Natural de Strict
Tsingy de Bemaraha, en la Reserva Natural de StrictA S Maloney

Sea como fuere, estas urbes de piedra son reales, más que los mundos de ficción del cine y los territorios esculpidos con tinta en los clásicos de ciencia ficción. Están ahí afuera esperando que los descubramos, ya sea teniendo la suerte de verlos en persona, o a través de internet, saltando de fotografía en fotografía, empapándose con sus vídeos y profundizando en los cientos de artículos que hablan de cada una de ellas, desde las Tsingy de Bemaraha en Madagascar, hasta las Đavolja Varoš, en Serbia. O por qué no, las que nacen de nuestro valle del Ebro, engarzándose en la tierra de Zaragoza, Huesca y Navarra. Porque después de todo, los cuentos de hadas nacen en algún sitio.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • No toda estructura alargada que sale de la tierra es una chimenea de hada. Dependiendo de su origen puede recibir otros nombres y considerarse una estructura sustancialmente diferente, como pueden ser los farallones que adornan las costas batidas por el mar.

REFERENCIAS (MLA):