Clima

Cuidar el medio ambiente podría evitar la próxima pandemia

Estudios complementarios llegan a la misma conclusión, restaurar los hábitats naturales podría evitar que los patógenos pasen a los animales domésticos y humanos

Murciélago del género Pteropus, conocido comúnmente como “Zorro volador”
Murciélago del género Pteropus, conocido comúnmente como “Zorro volador”Mike's BirdsCC-BY-SA-2.0

Probablemente a ningún lector le sorprenderá la siguiente afirmación: “La naturaleza es muy compleja”. Todas las relaciones existentes entre los seres vivos y el medio forman un intrincado sistema que los investigadores “de bota” y “de bata” estudian sin descanso para tener una visión más amplia. Por ello, los estudios sobre el medio ambiente son cada vez más extensos y tienen en cuenta una mayor cantidad de variables y datos históricos para llegar a conclusiones que a veces pueden parecer obvias, pero otras muchas, sorprenden. Como ejemplo, en un artículo recientemente publicado en la revista Nature se han utilizado conjuntos de datos recogidos durante 25 años sobre el comportamiento de los murciélagos. Aunque es una fuente valiosa para entender el comportamiento animal, tras analizar la ingente cantidad de información, sus resultados también han permitido comprender cómo pueden brotar las futuras pandemias y cómo se podrían evitar.

Los murciélagos y sus enfermedades

El murciélago ha estado en el punto de mira los últimos años a raíz de la pandemia del virus Sars-CoV-2; pero el causante de la COVID19 no es el único virus que puede ser transmitido por estos mamíferos voladores. Tanto el SARS-CoV-1, el Nipah, el Hendra y posiblemente el Ébola son ejemplos de virus que se propagan de los murciélagos a los humanos, a veces tras pasar por un huésped intermedio. Que estos virus sean menos conocidos no quiere decir que sean menos peligrosos. En los humanos, el virus Hendra tiene una tasa de mortalidad aproximada del 57%, y el virus Nipah roza el 100% de mortalidad, aunque la su trasmisión es poco eficiente. Por ello, saber cómo minimizar la exposición a estos es necesaria para evitar brotes de estas enfermedades.

El estudio, liderado por la Dra. Raina Plowright, profesora del Departamento de Salud Pública y Ecosistemas de la Universidad de Cornell, consiste en un modelo matemático que consigue predecir cuándo se dan las condiciones para que el virus de Hendra pase de los murciélagos de la fruta a los caballos y luego a las personas. Para conseguir predicciones certeras, los investigadores recopilaron conjuntos de datos de 1996 a 2020 en la Australia subtropical que describían diferentes parámetros sobre las poblaciones de murciélagos de la fruta que habitan la región. Entre los datos recogidos destacan la ubicación y el tamaño de las poblaciones de murciélagos de la fruta, dónde consiguen alimento, el clima y los fenómenos de El Niño, los años en los que hubo escasez de frutos, las tasas de reproducción de los murciélagos, los registros de entradas de murciélagos en instalaciones de rehabilitación, la pérdida de hábitat en los bosques que proporcionan néctar en invierno y la floración en los bosques existentes.

Lecciones aprendidas observando murciélagos

Los datos recogidos mostraron que, debido a la escasez de alimentos, las grandes poblaciones de murciélagos se dividían en grupos más pequeños y se trasladaban a zonas agrícolas y urbanas, donde la maleza y los árboles de higo y mango ofrecían refugio, sombra y fuentes de alimento fiables, pero menos nutritivas que el néctar que suelen consumir. También observaron que, cuando se estresaban por la falta de alimento, pocos murciélagos criaban con éxito a sus crías. Además, según otro artículo de los mismos autores publicado en Ecology Letters, los murciélagos desnutridos expulsaron una mayor cantidad de virus, posiblemente porque sus sistemas inmunitarios se encontraban más debilitados.

Es decir, estas investigaciones descubrieron que cuando los murciélagos sufren la pérdida de su hábitat invernal y se produce escasez de alimentos en su entorno natural, sus poblaciones se dividen y excretan más virus. Además, cuando las poblaciones se fragmentan, los murciélagos se desplazan cerca de los humanos a zonas agrícolas y urbanas. Lo que forma un caldo de cultivo perfecto para que se trasmitan enfermedades de animales a humanos mediante el fenómeno conocido como zoonosis.

“En este momento, el mundo está centrado en cómo podemos detener la próxima pandemia”, dijo la Dra. Plowright. “Desgraciadamente, preservar o restaurar la naturaleza rara vez forma parte del debate. Esperamos que este trabajo ponga el foco de las conversaciones en la prevención y las soluciones basadas en proteger la naturaleza.”

Estas investigaciones son pioneras en su campo porque, aunque investigaciones anteriores han mostrado correlaciones entre la pérdida de hábitats y la aparición y posterior propagación de patógenos, estos estudios revelan por primera vez el mecanismo para que surjan estos brotes y proporcionan un método para predecirlos y prevenirlos.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque generalmente se tiene la idea de los murciélagos como animales vampíricos que chupan sangre, lo cierto es que no todos tienen ese tipo de alimentación, los hay insectívoros y frugívoros (que comen frutas).
  • Aunque existen roedores que son capaces de planear durante largas distancias, los murciélagos son los únicos mamíferos voladores.

REFERENCIAS (MLA):