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¿Por qué tantos virus vienen de los murciélagos?

El SARS, la rabia, el SARS-CoV-2... muchos virus proceden de ellos. ¿Por qué acaban saltando a nosotros?

Un ejemplar de murciélago egipcio de la fruta / Wikipedia
Un ejemplar de murciélago egipcio de la fruta / Wikipedialarazon

Mientras conseguimos controlar esta pandemia, podemos empezar a pensar cómo se ha generado este coronavirus y evitar que vuelva a suceder. Las últimas pandemias han sido provocadas por virus presentes en otros animales, que mediante un proceso llamado zoonosis desarrollan mutaciones o se combinan con otros virus para acabar infectando a los humanos.

Por ejemplo, la gripe aviar y la gripe porcina eran cepas del virus de la gripe que solo infectaban a aves y cerdos respectivamente, pero saltaron al humano al combinarse con una cepa de nuestra gripe. Y los coronavirus no son una excepción: el SARS-CoV era una cepa originaria de murciélago, el MERS-CoV de dromedario y el SARS-CoV-2 actual es una combinación del SARS y otra cepa de coronavirus de murciélago.

Normalmente estos virus no proceden de una única especie, sino de varias. Dentro del código genético del virus es posible ver pequeñas secuencias procedentes de diferentes especies, indicando el historial de victimas por los que han saltado, demostrando que el salto entre especies es relativamente frecuente y que algunos virus tienen mayor tendencia al salto que otros.

Esto nos permite tratar de ver que especies animales debemos vigilar especialmente para evitar el contagio de nuevos virus. Y si hay una especie que se lleva el podio en este sentido son los murciélagos. Tanto es así, que es mucho más probable que suframos una nueva pandemia procedente de un virus de murciélago, comparado a otros animales más parecidos genéticamente a nosotros, como los simios.

Toma de muestras en un murciélagoRoshan Patel, Smithsonian's Nati15/04/2020
Toma de muestras en un murciélagoRoshan Patel, Smithsonian's Nati15/04/2020larazonRoshan Patel, Smithsonian's Nati

Conocedores de esta tendencia, los virólogos han estudiado la biología de estos animales, descubriendo que en ellos se produce una tormenta perfecta, en la que varios factores simultáneos se combinan para volverlos el perfecto incubador de posibles futuros virus humanos. ¿Por qué este animal y no otro?

Puertas parecidas

Al comparar humanos y otros animales, siempre resaltamos las diferencias de nuestro cerebro, pero eso representa una proporción pequeña de nuestra genética. Los mecanismos biológicos generales como el sistema inmune, el sistema digestivo o el reproductivo, son muy similares entre mamíferos y solo incluyen ligeras adaptaciones. Este parecido hace que la genética de los mamíferos tenga mucho en común entre especies.

En el caso de los murciélagos, compartimos con ellos un 84% de información genética. Y esto es importante para el salto de los virus entre especies, ya que las proteínas de la superficie de nuestras células son muy similares a las del murciélago, y un virus que reconozca alguna de estas proteínas y las use como mecanismo de entrada puede fácilmente adaptarse durante el salto.

Algunas de estas proteínas son más similares que otras, y eso influye en el tipo de virus que puede saltar. Por ejemplo, sabemos que el coronavirus SARS-CoV-2 de ahora usa como mecanismo de entrada la proteína ACE2, encargada de regular la presión sanguínea. Los murciélagos tienen su propia versión de esta proteína, que se parece en un 80% a la nuestra. Con este parecido, es fácil pensar como el virus ha conseguido saltar a nuestra especie con facilidad.

En animales con mayor similitud genética, este salto es más probable. Es lo que sucedió con el VIH causante del SIDA. Este virus invade nuestras células a través de la proteína CD4, que es casi idéntica entre humanos y chimpancés, logrando que el virus saltara fácilmente entre ambas especies.

En caso de los murciélagos, tienen además un sistema inmune parecido al nuestro y muy adaptado para responder rápidamente ante nuevos virus. Para los murciélagos esto es bueno porque les protegen de las infecciones, pero tiene como efecto secundario que sus virus se adapten a ellos mediante ciertas estrategias concretas, como reproducirse poco al comienzo y ser asintomático en las fases iniciales de la enfermedad, estrategias que acaban funcionando en nuestra especie tras el salto.

Los murciélagos son menos parecidos a nosotros que los simios, así que sus virus deberían saltar menos hacia nosotros que los de otras especies. Sin embargo esto no sucede por un simple y engañoso motivo: son muchísimas especies diferentes.

Cuestión de cantidad

Cuando hablamos de “murciélago” nos estamos refiriendo a 1300 especies diferentes que existen en el planeta, aproximadamente un 25% del total de especies de mamíferos. Cada una de estas especies es ligeramente diferente entre sí, y tienen sus propios virus adaptados a ellos, por lo que realmente la probabilidad de recibir un virus procedente de ellos se resume en simple estadística: si recibimos un virus de un mamífero al azar, es muy probable que sea un murciélago.

Esta enorme variedad hace que los murciélagos sean una parte importante de nuestro ecosistema, lo suficiente como para que no debamos pensar en su eliminación ni destrucción (como hacemos en otros casos como los mosquitos Anopheles transmisores de la malaria). Tratar de extinguir activamente una especie de murciélago daría demasiados problemas a nivel medioambiental y realmente no lograríamos nada porque aun tendríamos miles de especies diferentes esperando.

Por este motivo, es mucho mejor centrarse en la prevención. Muchos de sus virus se transmiten a través de la orina o la saliva, y en muchas ocasiones no es necesario comer el murciélago directamente, sino comer algún animal mordido por uno. Esto hace que la mejor manera de evitar el contacto con murciélagos infectados no es solo no consumirlos, sino mejorar la higiene de los alimentos y someterlos a controles estrictos

Mientras los veamos con cautela, estaremos relativamente protegidos de nuevos virus por su parte. Por si acaso, los virólogos los siguen estudiando, para que si un nuevo virus procede de ellos, ya tengamos media guerra ganada.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • El contagio de patógenos procedentes de otros animales no es tan sencillo como comer el animal crudo, puede darse por comer fruta contaminada con orina de otro animal o comer animales infectados por otra especie. Por este motivo, el control higiénico estricto es clave para el control de estas enfermedades.

REFERENCIAS: