Arqueología

5000 años atrás esta mujer era líder de la Península Ibérica

Tenía entre 17 y 25 años y fue conocida como la Dama de Marfil.

Dama de Marfil
Representación artística de la Dama de MarfilMiriam Luciañez TriviñoMiriam Luciañez Triviño

Todo comenzó, al menos para la arqueología, en 2008, cuando un equipo de arqueólogos descubrió en el yacimiento de Valencina de la Concepción (donde algunos dicen que estuvo la Atlántida), colmillos de marfil (de elefante asiático y africano), ámbar, cáscaras de huevo de avestruz y una daga de cristal de roca. Todo ello se encontraba en una tumba de 5000 años de antigüedad. La suposición lógica era que todas estas pertenencias formaban parte del ajuar de un líder de élite (una de las personas con mayor estatus social en la Iberia de aquellos tiempos) y se asumió que se trataba de un hombre al que, por los colmillos de elefantes, se apodó el Hombre de Marfil. Pero nos equivocábamos: se trataba de una mujer. De acuerdo con un estudio publicado en Science, el análisis de las proteínas de los restos indica que estamos ante la Dama de Marfil y según el equipo, liderado por Leonardo García Sanjuán y Marta Cintas‐Peña, ningún hombre habría ocupado un estatus comparable en esta sociedad.

El arqueólogo Roberto Risch de la Universidad Autónoma de Barcelona, que no participó en el estudio, dice que los resultados confirman lo que muchos sospechaban: las mujeres prehistóricas ejercían autoridad y prestigio, desafiando las suposiciones modernas sobre los roles de género en el liderazgo. Esta perspectiva actualizada “encaja mucho mejor con nuestra comprensión de la Edad del Cobre en el Mediterráneo occidental”, señala Risch en un comunicado. Valencina, cerca de la actual Sevilla, tenía una extensión de 450 hectáreas durante su apogeo en la Edad del Cobre, entre el 3200 a. de C. y el 2200 a. de C.En aquellos tiempos habría sido un poco como "la ciudad de Nueva York de Europa", añade Risch. La riqueza emergente tanto de la caza productiva como de la agricultura financió una era de creatividad y creó un centro para el comercio, el intercambio de información y los banquetes.

La mayoría de los íberos de la época fueron enterrados en tumbas de grupo. Sin embargo, la tumba de la Dama de Marfil solo fue para ella. Uno de los aspectos más difíciles fue determinar el sexo, teniendo en cuenta que el cuerpo no estaba bien conservado debido a la degradación del material genético. La respuesta llegó de la mano de Marta Cintas‐Peña de la Universidad de Sevilla, quien recurrió a una técnica relativamente nueva que examina la amelogenina, una proteína que forma el esmalte, que es mucho más resistente que el ADN. Los cromosomas sexuales masculinos y femeninos tienen diferentes versiones del gen que lo produce y, por lo tanto, producen diferentes proteínas. Al analizar las proteínas de amelogenina dentro de dos de los dientes, confirmaron que la tumba contenía a una mujer.

Su desarrollo esquelético sugiere que solo tenía entre 17 y 25 años cuando murió. El estudio plantea la hipótesis de que ella no heredó su riqueza y estatus porque los entierros infantiles de esta época carecen de ajuar funerario, lo que sugiere que el prestigio no se heredó. Proponen que la Dama de Marfil tenía carisma u otras habilidades únicas que la colocaban por encima de otros miembros de su sociedad. Y no tuvo miedo de ensuciarse las manos: sus huesos muestran signos de duro trabajo físico. "Era una líder que predicaba con el ejemplo - añade García Sanjuán -. No tuvo una vida de comodidad o lujo”.

Cerca de su cuerpo también se encontraron rastros químicos de vino, cannabis y cinabrio, una forma de mercurio brillante de color escarlata que puede usarse como pigmento o inhalarse e ingerirse. La suposición es que la Dama de Marfil estuvo involucrada en rituales religiosos. La única tumba de la Edad del Cobre de la península ibérica comparable se encuentra también en el yacimiento de Valencina y contiene los restos de al menos 15 mujeres: es el famoso tholos de Montelirio. Todo ello sugiere que las mujeres ocuparon posiciones de liderazgo en la sociedad ibérica de la Edad del Cobre e invita a replantear las interpretaciones del pasado y, especialmente, el rol de las mujeres en los procesos de complejidad social.