Sistema Solar
Confirmado por cuatro telescopios: 3I/ATLAS tiene algo verdaderamente inquietante
El tercer visitante interestelar detectado en la historia, un extraño cometa llamado 3I/ATLAS, tiene en vilo a los astrónomos con una composición nunca vista y un comportamiento anómalo que desafía lo conocido
La firma química de 3I/ATLAS es, sencillamente, un rompecabezas para los astrónomos. Este objeto, el tercer visitante interestelar detectado en la historia, presenta una composición que desafía todo lo conocido hasta ahora: posee la proporción más alta jamás registrada de dióxido de carbono con respecto al agua en un cometa. Esta peculiaridad lo convierte en un mensajero de otro sistema solar que trae consigo más preguntas que respuestas.
Este dato tan anómalo ha obligado a los expertos a plantear dos escenarios radicalmente distintos sobre su lugar de nacimiento. Por un lado, podría haberse gestado en una región de su sistema natal donde los hielos sufrieron una radiación extraordinariamente intensa. Por otro, cabe la posibilidad de que su estrella de origen estuviera muy próxima a una «línea de hielo» de dióxido de carbono, un entorno de formación muy diferente al de nuestro vecindario cósmico.
A esta singularidad química se suma una apariencia igualmente desconcertante. Las imágenes captadas por el telescopio espacial Hubble, tal y como han publicado en Futurism, revelan que el objeto está envuelto en una especie de capullo de polvo con forma de lágrima, pero carece de la cola brillante y distintiva que habitualmente asociamos a estos viajeros helados.
Cuatro grandes telescopios para un solo misterio
Precisamente por este cúmulo de rarezas, la comunidad científica ha movilizado a parte de su mejor artillería. Nada menos que cuatro de los observatorios más potentes del mundo —el propio Hubble, el SPHEREx, el TESS y el recién estrenado James Webb— han dirigido su mirada hacia 3I/ATLAS para intentar desentrañar los secretos que guarda este enigmático cuerpo celeste.
De hecho, las primeras sospechas sobre su extraño comportamiento surgieron mucho antes de analizar su composición. El objeto mostró una sorprendente actividad temprana a una distancia del Sol muy superior a la habitual, más allá de la órbita de Júpiter. En esa gélida región del espacio, el calor solar es demasiado débil para sublimar el hielo de agua, el motor que habitualmente da vida a las colas de los cometas que conocemos.
Por suerte, el viaje de este peregrino cósmico por nuestro sistema solar ofrecerá nuevas oportunidades para su estudio. La trayectoria de 3I/ATLAS le llevará a realizar sobrevuelos cercanos a varios planetas, entre ellos Júpiter, Marte y Venus. Los científicos ya preparan propuestas para utilizar las sondas Mars Reconnaissance Orbiter y Juno, actualmente en órbita, con el fin de obtener observaciones mucho más detalladas de este mensajero de otra estrella.