Paleontología

Nuestro antepasado que comía dinosaurios

El Repenomamus giganticus es un mamífero prehistórico de 25 kilos capaz de comer dinosaurios

China,Skelton of Repenomamus Giganticus.
China,Skelton of Repenomamus Giganticus.EURASIA PRESS / PhotononstopVia AFP

La ciencia pop está llena de incorrecciones. El problema no es ese, porque también hay muchas en otros ámbitos. La diferencia está en que, antes de ser científicos, la mayoría de los científicos eran aficionados a la ciencia y, los datos que consumían venían de la cultura popular. Eso significa que, entre su gran repertorio de datos curiosos, algunos no han sido del todo purgados por la academia, y entre ellos se mezcla realidad y ficción en una proporción variable. El caso de los dinosaurios es uno de los más llamativos, porque son, posiblemente, el tema científico favorito de los niños. Grandes dragones sin alas que una vez poblaron la Tierra y pisaron donde nosotros pisamos ahora, en parques, rotondas y panaderías, antes de que fueran tales cosas. Aquellos tiempos en que nosotros, pobres mamíferos, no éramos más que diminutas ratillas a la sombra de los reptiles.

Pero pongamos un ejemplo de esos conceptos erróneos tan popularizados que hasta algunos (pocos) científicos se creen. Es más, no tendremos que esforzarnos mucho, porque ya lo hemos expuesto en este artículo. ¿Serías capaz de identificarlo en el párrafo anterior? ¿Cuál es el dato equivocado? El mito popularmente aceptado. El problema está en la última frase, al decir que nosotros, los mamíferos, no éramos más que diminutas ratillas a la sombra de los reptiles. Hay un par de motivos por los que esta frase no representa correctamente la realidad. Ambas tienen que ver con que la biodiversidad entre los dinosaurios y entre los mamíferos era enorme y, por lo tanto, había de todo. Por un lado, éramos mucho más que “ratillas” y, aunque faltaran gran parte de las familias de mamíferos que conocemos ahora, eso no significa que todos fueran parecidos a roedores. Por otro lado, había dinosaurios de todos los tamaños, algunos demasiado grandes para preocuparse de los mamíferos, otros demasiado pequeños como para hacerles daño. Es más, por haber había incluso un mamífero tan grande que comía dinosaurios.

Un “gigante” entre gigantes

Nadie imagina a los roedores modernos como si vivieran a la sombra de tigres, leones y osos, pero por algún motivo seguimos imaginando así a nuestros antepasados mamíferos. Ahora bien, no todos eran diminutos. Algunos casos se salían de la norma, como el de Repenomamus giganticus. Se trata de un animal de 1,2 metros de largo y 25 kilos. Puede que parezca exagerado llamarlo “giganticus”, pero comparado con sus parientes de aquel entonces, realmente lo era. Podríamos decir que era como un lobo pequeño y eso es suficiente como para atemorizar a algunos humanos. Tal vez ahora no parezca gran cosa, pero imaginémoslo en un momento donde, normalmente, imaginamos al resto de mamíferos como pequeñas alimañas.

Ahora bien… ¿Cómo era ser un Repenomamus giganticus en un mundo dominado por los dinosaurios? Desde luego, su tamaño ya era suficiente como para ser considerado una presa. Sin duda Repenomamus giganticus tenía que andarse con cuidado, pero, como hemos dicho antes, los dinosaurios también se presentaban en muchas formas y tamaños. Oculudentavis, por ejemplo, era un dinosaurio del tamaño de un colibrí. Por otro lado, sabemos que, por lo general, la biomasa del planeta tiende a los extremos. Dicho de otro modo, la mayor parte de kilos de seres vivos se encuentra entre los tamaños muy pequeños o entre los tamaños muy grandes. En este caso es posible que ocurriera algo similar y que, por lo tanto, hubiera un buen número de dinosaurios de pequeño tamaño comparados con otras especies. Visto así, puede que la vida de Repenomamus giganticus fuera algo diferente. Es más… ¿podríamos estar ante un mamífero que comía dinosaurios?

Hoy se cena

El Repenomamus giganticus vivió hace 130 millones de años, por lo que puede parecer algo especulativo decir que se alimentaba de dinosaurios, pero nada más lejos de la realidad. No sabemos si los cazaba o no, aunque bien podría ser que lo hiciera conociendo su tamaño. Lo que sí sabemos es que, al menos, los comía, porque en la caja torácica de un ejemplar, los expertos han encontrado restos de un Psittacosaurus, un dinosaurio de 2 metros de largo que podía pesar en torno a los 60 kilos. No es poca cosa, sobre todo sabiendo que había muchas especies de dinosaurios más pequeñas.

Esta especie de mamífero fue descrita hace ya algunos años, en 2005 en la revista Nature y, por dónde se han encontrado sus restos, podemos suponer que vivió en una región de lo que ahora es China conocida como “formación de Yixan”, en la provincia de Liaoning. Todavía no sabemos cómo de distribuida estaba esta especie o si, por el contrario, era endémica de esta zona y una absoluta excepción. En cualquier caso, no es descabellado pensar que pudiera haber otras especies de similar calibre en otras zonas del mundo, sobre todo, teniendo en cuenta que existen fenómenos de gigantismo en el reino animal.

El gigantismo insular, por ejemplo, consiste en que algunas especies que se ven aisladas en pequeñas islas crecen si en la isla no encuentran los predadores que había en el continente. Eso es, por ejemplo, lo que sucedió con el conejo gigante de Menorca, la rata gigante de Tenerife, el moa gigante o el todavía existente dragón de Komodo. ¿Podría ser que existieran especies de mamíferos incluso más grandes durante la era de los dinosaurios? Por otro lado, existe el evento inverso donde, especies que son grandes en el continente, evolucionan a otras más pequeñas al verse aisladas en islas porque allí no tienen tantos recursos para medrar. Es tentador imaginar una isla de mamíferos especialmente grandes y dinosaurios especialmente pequeños, igualando sus tamaños y luchando por la supervivencia.

No obstante, ya estamos viajando al terreno de las hipótesis y no queremos aventurarnos tan lejos de los hechos. Lo que sí podemos afirmar es que existieron mamíferos de tamaños considerables y que, al menos, se alimentaban de dinosaurios que puede que cazaran o puede que no. Con un poco de suerte, habrá fósiles muy reveladores esperándonos a la vuelta de la esquina, pero por ahora tenemos que ceñirnos a los hechos que, por suerte, son suficientes como para descartar esa mítica idea de que los mamíferos vivíamos bajo el inclemente yugo de los dinosaurios. Porque puede ser que estuviéramos indefensos ante estos “lagartos terribles”, pero una cosa es que les importáramos lo más mínimo.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • El registro fósil es limitado. No es un índice perfecto de toda la vida que ha existido sobre el planeta. Tenemos que entender que, la mayor parte de organismos y de especies no se conservan y que, por lo tanto, jamás sabremos sobre ellas. Por eso es tan difícil hacer afirmaciones tajantes como que “todos los mamíferos vivían a la sombra de los dinosaurios”. De hecho, es frecuente que minusvaloremos la enorme biodiversidad de dinosaurios que ha existido. En algunas fuentes se maravillan diciendo que existían más de 700 especies de dinosaurios. Este número, en realidad, es ridículamente bajo y solo representa las especies que ahora conocemos y que se reconocen como tal. Los dinosaurios triunfaron durante 165 millones de años. Solo hace 65 millones de años que se extinguieron los dinosaurios no avianos. Es difícil imaginar cuántas especies habrán existido en ese tiempo pero, desde luego, son muchas más de 700.

REFERENCIAS (MLA):

  • Hu, Y. et al. 2005. Large Mesozoic mammals fed on young dinosaurs. Nature 433, 149-152. DOI: 10.1038/nature03102.