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Los neandertales podían producir y percibir lenguaje humano

Un estudio con participación española ha determinado que, probablemente, los neandertales fueran capaces de escuchar y producir un equivalente del lenguaje humano.

Modelo tridimensional y reconstrucción virtual del oído de un humano moderno (izquierda) Neandertal Amud 1 (derecha)
Modelo tridimensional y reconstrucción virtual del oído de un humano moderno (izquierda) Neandertal Amud 1 (derecha)Mercedes Conde-ValverdeCreative Commons

Uno de los campos más espinosos de la antropología es el origen del lenguaje humano. De hecho, su estudio fue prohibido por la Sociedad Lingüística de París en 1866. Los motivos eran varios, desde luego, pero entre ellos estaba el alto componente especulativo que requerían este tipo de trabajos. Así pues, durante un tiempo dejaron de hacerse preguntas tan fundamentales como: ¿cuándo y a razón de qué modo surgió el lenguaje humano?

Por aquel entonces, bucear en el registro fósil en busca de evidencias de un órgano tan poco dado a conservarse como es el aparato fonador era casi imposible. La antropología cultural podía permitirse comparar las diferentes manifestaciones del lenguaje humano contemporáneo, pero esta aproximación, sin duda enriquecedora, encuentra pronto una serie de límites que solo nuestros remotos antepasados pueden responder. Por suerte, nuestra época ha traído nuevas técnicas que reducen algo la especulación intrínseca a este tipo de estudios paleontológicos y nos permiten intuir si nuestros parientes lejanos “hablaban” e incluso cómo lo hacían.

Las ventajas de investigar de oído

Recientemente, se ha tratado de determinar si el hombre de neandertal (que no era antepasado nuestro, sino una suerte de primo), era capaz de hablar. La aproximación ha sido realmente ingeniosa y, en lugar de buscar los improbables restos fósiles de una laringe, han decidido enfocar sus esfuerzos sobre otro órgano: el oído. Para ello los investigadores han empleado técnicas de tomografía computarizada, o dicho de una manera más llana: los típicos escáneres con los que los sanitarios inspeccionan nuestro interior. Con ellos, han podido reconstruir modelos tridimensionales del interior del oído de los especímenes estudiados.

Durante la investigación no solo se han estudiado cráneos de Homo neanderthalensis (neandertales) y de Homo sapiens (nosotros), sino del ancestro de estos neandertales que, casualmente, vivía en Atapuerca, el famoso yacimiento de la provincia de Burgos. Gracias a la bioingeniería auditiva y a las ciencias de la computación, los expertos pudieron inferir la capacidad auditiva de las tres especies. A juzgar por los resultados, los neandertales mostraban un rango auditivo (técnicamente denominado “ancho de banda”) muy parecido al de los humanos modernos. Sin embargo, sus antepasados parecían ser capaces de detectar un menor rango de tonos.

Algo similar detectaron respecto a la capacidad auditiva de las diferentes especies de homininos, y si estos datos se confirman, podrían significar que tanto neandertales como sapiens hemos sentido cierta presión selectiva para desarrollar un sistema auditivo similar. Esto es lo que se conoce como convergencia evolutiva.

Para la autora principal del estudio, la profesora de la Universidad de Alcalá, Mercedes Conde-Valverde, este dato apunta, posiblemente, a que el sistema de comunicación de los neandertales debía de ser similar al lenguaje humano contemporáneo. Concretamente, la similitud a la que se alude recae en la variedad y complejidad de los sonidos.

Gráfica mostrando la agudeza auditiva de los sapiens, los neandertales y sus antepasados de la sima de los huesos.
Gráfica mostrando la agudeza auditiva de los sapiens, los neandertales y sus antepasados de la sima de los huesos.Mercedes Conde-ValverdeCreative Commons

Amantes de las consonantes

No obstante, el estudio va un paso más allá. Los neandertales recibieron su nombre a raíz del valle de Neander, en Alemania, y poéticamente, como si por sus venas ya corriera sangre teutona, el estudio planteaba que, posiblemente, fueran relativamente aficionados a las consonantes. Esto podría parecer una curiosidad sin mayor importancia, prácticamente una fruslería científica, pero lo cierto es que vuelve a apuntar hacia un sistema de comunicación complejo y notablemente diferente del que muestran los grandes simios contemporáneos.

Frente al repertorio de vocales que exhiben chimpancés y otros homínidos, los neandertales semejan haber contado con una especie más “consonántico” que el de sus antepasados. Esta nueva variedad de sonidos permite construir frases más ricas y condensadas, más densas en cuanto a lo que información se refiere. Para imaginarlo con más facilidad, podemos pensar en lo engorroso que es representar cifras elevadas cuando solo podemos escribirlas con dos símbolos. En binario, por ejemplo, quinientos se escribe 111110100. Si usamos nuestro sistema decimal, el cual cuenta con 9 símbolos combinables entre sí (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9) podemos decir lo mismo en mucho menos espacio: 500. La introducción de nuevas consonantes pudo suponer algo parecido para los extintos neandertales.

Por supuesto, estos resultados tan llamativos requerirán de las pertinentes comprobaciones realizadas por equipos independientes, los cuales, deberán tratar de imitar el estudio realizado por la Universidad de Alcalá de Henares en colaboración con la de Binghamton. No obstante, según indican los propios investigadores, estos resultados podrían ser especialmente determinantes para entender las capacidades lingüísticas de los neandertales, y, por lo tanto, para comprender cómo y cuándo surgió el lenguaje humano.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Lengua y lenguaje son conceptos diferentes. Mientras que lengua podría identificarse con los idiomas, ya que el español, el francés o el inglés serían lenguas, el lenguaje hace referencia a una capacidad cognitiva que va más allá de la simple comunicación. Esta suele requerir de una complejidad estructural mayor que diferencia la clara comunicación que muestran algunos animales respecto a un lenguaje propiamente dicho.

REFERENCIAS (MLA):