
Tierra
Nuestro verano va a ser más corto que otros años, pero de una forma peculiar
El verano en el hemisferio norte experimentará este año una duración ligeramente inferior a la del ciclo anterior, un fenómeno astronómico ligado a la dinámica orbital de la Tierra

Las estaciones del año, incluyendo el verano, presentan variaciones sutiles en su duración a lo largo del tiempo. Su existencia fundamental se explica por la inclinación de 23,5 grados del eje de rotación terrestre respecto al plano de su órbita alrededor del Sol. Esta inclinación determina qué hemisferio recibe mayor radiación solar directa en cada momento del año.
La órbita de la Tierra no es un círculo perfecto, sino una elipse. Esto implica que la distancia entre nuestro planeta y el Sol varía, y con ella, la velocidad orbital. Según la segunda ley de Kepler, la Tierra se mueve más rápido cuando está en su punto más cercano al Sol, conocido como perihelio, y más lento cuando alcanza su punto más alejado, el afelio.
Actualmente, el afelio coincide con el verano en el hemisferio norte, mientras que el perihelio se produce durante el verano en el hemisferio sur. Dado que la Tierra se desplaza más despacio en el afelio, el verano boreal tiende a ser intrínsecamente más largo que el austral, con una diferencia que ronda los cuatro días.
El sutil recorte del verano boreal
Más allá de esta diferencia hemisférica constante, la duración exacta de cada estación fluctúa anualmente debido a la compleja interacción de los movimientos de la Tierra, la precesión del eje, y las influencias gravitatorias de la Luna, Júpiter y otros planetas. Este año, el verano en el hemisferio norte tendrá una duración específica, estimada en 93 días, 15 horas y 37 minutos, tal y como recoge el medio IFLScience. Esta cifra representa un acortamiento de quince minutos en comparación con el verano del año anterior, que duró 93 días, 15 horas y 52 minutos.
A pesar de esta variación interanual, la tendencia a largo plazo para el verano boreal es hacia un alargamiento gradual. Las proyecciones astronómicas indican que, en aproximadamente mil años, el verano en el hemisferio norte podría durar alrededor de seis horas más de lo que dura en la actualidad. Para el próximo ciclo anual, se prevé que el verano alcance los 93 días, 15 horas y 40 minutos, lo que supondría una recuperación de tres minutos respecto a la duración de este año.
Estas fluctuaciones de minutos o pocas horas son parte de los ciclos astronómicos naturales y no alteran perceptiblemente la vivencia de la estación para la población general. La duración del verano boreal se mantiene significativamente mayor que la del austral, conservando la diferencia de aproximadamente cuatro días ligada a la posición del afelio en la órbita terrestre.
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