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¿Ola de calor? Estas son las partes del coche que más sufren en verano
Nuestros vehículos también se ven duramente afectados por el calor extremo

Con la llegada del verano, no solo las personas sufrimos las consecuencias de las altas temperaturas. Nuestros vehículos también se ven duramente afectados por el calor extremo, lo que puede comprometer tanto su funcionamiento como nuestra seguridad en la carretera. Saber qué partes del coche son más vulnerables y cómo cuidarlas es fundamental para evitar averías costosas y, sobre todo, accidentes.
Repasamos los componentes que más sufren con el calor y compartimos consejos prácticos para mantener el coche en perfectas condiciones durante los meses estivales.
Sistema de refrigeración: el guardián del motor
El sistema de refrigeración es clave para mantener la temperatura del motor en torno a los 90-100 ºC, evitando así sobrecalentamientos que puedan dañar gravemente el vehículo. Durante el verano, este sistema trabaja a máximo rendimiento, por lo que conviene revisarlo a fondo.
Primero, comprueba que el nivel del líquido refrigerante sea el adecuado, ya que también cumple funciones anticongelantes en invierno y refrigerantes en verano. Inspecciona las mangueras del radiador para descartar fugas y asegúrate de que la tapa del radiador esté bien ajustada. Además, revisa el correcto funcionamiento del termostato y del ventilador.
Pequeños gestos, como evitar la sobrecarga del coche, no dejarlo al ralentí demasiado tiempo y aparcar a la sombra siempre que puedas, pueden ayudar a mantener el motor fresco y prolongar la vida útil del vehículo.
Neumáticos y frenos: tu seguridad depende de ellos
Los neumáticos son los únicos puntos de contacto con el asfalto, por lo que es vital prestarles atención. Con las altas temperaturas, el aire de su interior se expande, elevando la presión y acelerando el desgaste, lo que puede derivar incluso en un reventón. Comprueba la presión en frío al menos cada dos o tres meses, y especialmente antes de viajes largos.
La forma de conducir también influye. Una conducción brusca —aceleraciones fuertes y frenazos constantes— calienta en exceso los neumáticos, reduciendo su agarre y duración. Apostar por una conducción suave y progresiva es la mejor forma de cuidarlos.
En cuanto a los frenos, el calor también les pasa factura. Las pastillas pueden alcanzar temperaturas demasiado elevadas y perder eficacia. Vigilar regularmente el nivel del líquido de frenos y practicar una conducción eficiente, evitando sobrecargas, ayuda a mantener su rendimiento óptimo y garantiza tu seguridad.
Otros cuidados que no debes olvidar
Más allá de motor, neumáticos y frenos, el calor del verano puede dañar también el interior y exterior de tu vehículo. Para proteger el habitáculo, utiliza parasoles y cortinillas que mantengan a raya el sol y reduzcan la temperatura interna. Esto no solo mejora tu confort, sino que alarga la vida útil de plásticos, tapicerías y sistemas electrónicos del salpicadero.
En el exterior, conviene lavar la carrocería de forma periódica y aplicar ceras protectoras que ayuden a conservar la pintura, evitando la decoloración y las grietas producidas por el sol intenso.
Cuida tu coche para disfrutar del verano
El calor puede convertirse en un enemigo silencioso para tu coche, afectando piezas vitales si no se toman precauciones. Revisar niveles de líquidos, vigilar el estado de las mangueras, cuidar los neumáticos y los frenos, y apostar por una conducción calmada son medidas básicas que pueden ahorrarte muchos disgustos.
Si sumas a esto proteger el interior con parasoles y la carrocería con productos adecuados, tendrás garantizado un verano tranquilo, seguro y con el coche en perfectas condiciones para disfrutar de cualquier viaje.
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