Lluvias

Aumenta la torrencialidad en las ramblas pese a llover menos

La urbanización de los lechos de los barrancos o zonas de absorción de caudales empeora las cosas

Niños con miedo al pronóstico del tiempo, las otras secuelas de la gota fría
Imagen de archivo (13/09/19) del rescate de niños en un barrio de Almoradí durante la DANA del pasado mes de septiembre.MORELLAgencia EFE

Ana Camarasa, catedrática de Geografía Física de la Universitat de València, ha comparado las precipitaciones registradas en la Confederación Hidrográfica del Júcar entre los años 1989 y 2018 y, a través del análisis de más de 800 episodios de lluvias y más de 140 crecidas en cuatro ramblas valencianas ha concluido que en la parte final del período las avenidas se han intensificado por la acción humana al reducir la infiltración y aumentar la escorrentía superficial y la erosión.

El análisis elaborado por Ana Camarasa de los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (que administra todos los ríos valencianos excepto las cuencas del Segura, al sur, y el Bergantes, al norte) constata que cada vez es más frecuente la aparición de inundaciones derivadas de períodos de lluvia intensa en períodos menores de tiempo.

Las lluvias presentan más picos de intensidad al principio de las tormentas, lo que aumenta el riesgo de inundación y disminuye la capacidad de absorción por parte de las cuencas, al producirse en períodos más cortos, todo ello relacionado con el cambio climático, según la experta.

Además, en este contexto meteorológico disminuye la cantidad de agua de lluvia que los acuíferos pueden absorber (más intensidad en menos tiempo), con lo que esta agua se suma a los caudales de la crecida.

Además del Poyo y del Carraixet, que históricamente han provocado inundaciones de gran magnitud, también se ha analizado los ríos Vernissa y la Rambla de Gallinera (al sur de la provincia de Valencia y norte de la de Alicante, respectivamente).

A la caída de más precipitaciones en menor tiempo, se suman factores antrópicos de los últimos años han aumentado el riesgo de inundaciones. Se trata de la urbanización de lechos de barrancos o zonas de absorción de caudales (provocan una menor infiltración en el subsuelo y la expulsión de agua a los cajeros en mayores volúmenes y menor tiempo) lo que provoca un aumento del caudal en superficie.

Este factor, según Ana Camarasa en el artículo publicado en la revista Cuadernos de Investigación Geográfica, “produce un aumento de estos arroyos efímeros y un incremento en la aridificación de los sistemas fluviales”. La aridificación (el arrastre de tierras fértiles y desaparición de estas y de vegetación) provoca una menor retención de caudales en posteriores crecidas.

El trabajo ha utilizado investigaciones previas, así como los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), un conjunto de estaciones repartidas en las cuencas de los ríos de la Confederación Hidrográfica del Júcar, con las que se mide el caudal y las precipitaciones en intervalos variables (cada cinco minutos, por períodos horarios, por días o meses).

Algunos de los eventos de lluvia analizados son en octubre del año 2000 (con más de 500 litros por metro cuadrado en las provincias de Valencia o Castellón), diciembre de 2004 u octubre de 2018, entre otros.

Respecto a la precipitación, se ha centrado durante los aproximadamente 30 años de eventos, en la acumulada, la máxima intensidad, la intensidad media, así como la persistencia de la lluvia en cada tormenta.