Caso Ivam
Un conservador del IVAM asegura que “le chirrió que se clonase una obra de Gerardo Rueda hecha con chatarra”
El hijo de escultor le insistió para que no dijera que la obra era “post mortem”
El conservador del IVAM Ramón Escrivá ha mostrado este jueves su sorpresa por el hecho de que este museo adquiriese un “clon” del “Gran Relieve” de Gerardo Rueda, una obra monumental (de 4x3 metros) que fue concebida por su autor en 1996 a partir de restos de chatarra.
Escrivá ha testificado en la séptima jornada del juicio que se sigue en Valencia contra la ex directora gerente del Instituto Valenciano de Arte Moderno Consuelo Císcar, el ex director financiero del museo Juan Carlos Lledó y el hijo adoptivo del escultor Gerardo Rueda, José Luis Rueda, por la compraventa, por 2,5 millones de euros, de obra del artista madrileño que las acusaciones consideran falsa por haberse creado “post mortem” y haberse alterado sus dimensiones originales.
Este testigo averiguó las particulares circunstancias que rodearon la adquisición de la copia del “Gran Relieve” al preparar una exposición del IVAM en Palma de Mallorca en 2005.
La obra “no llegaba” y “me enteré de que tenía que salir de la fundición, me sorprendió mucho porque la había visto en el IVAM (fue expuesta en 1996), y yo la había montado con mis manos. Me quedé sorprendido de que hubiese una obra nueva. Intenté averiguar qué era aquello, porque estábamos preparando un catálogo y necesitaba poner los datos”, ha declarado este jueves.
“Yo partía de la premisa de que era la misma obra que habíamos montado años atrás; después me dijeron que no, que era una copia hecha en la fundición”, según el conservador.
“Me puse en contacto con José Luis Rueda para que me explicara, porque me parecía bastante extraño que una obra realizada con piezas de chatarra fuese clonada. Eso va en contra del espíritu de la creación de esa obra, ya que se hizo a partir de restos encontrados y procesados por el artista. ‘El Gran Relieve’ tiene un sentido conceptual muy radical que siempre me sorprendió mucho, por eso me chirrió que se duplicase”, ha insistido este testigo.
Según ha declarado, Rueda se opuso expresamente a que se hiciese constar en la ficha técnica de la obra que se trataba de un duplicado o una copia, así como la fecha de fundición o el hecho de que se había ensamblado “post mortem”.
Además, en este proceso ha explicado que “descubrió” que el original de esta pieza, el “Gran Relieve” que se expuso en el IVAM en 1996, formaba parte ya en aquel momento de la colección del Museo Reina Sofía de Madrid.
A preguntas de la Abogacía de la Generalitat, este testigo ha afirmado que jamás tuvo conocimiento de ninguna documentación sobre la autorización del heredero de Gerardo Rueda para reproducir su obra, ni tampoco indicaciones del artista para cambiar dimensiones o formatos.
“Es de sentido común que un heredero no puede decidir que una obra en pequeño formato se funda en otra de otras dimensiones sin autorización expresa del autor -ha señalado-. Es como si mi padre escribe un cuento, yo lo convierto en una novela y se la firmo. Se expande el producto original en otra cosa. Es un acto que no da credibilidad, y eso es muy importante a la hora de incorporar obras a una institución pública”.
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