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La campana más grande del mundo se encuentra en un pueblo de Castellón y no está en una iglesia

El edificio estuvo habitado por San Pascual Baylón, y de ahí su fama y leyenda

Imagen del monasterio de San Pascual Baylón, en la localidad de Vila-real
Imagen del monasterio de San Pascual Baylón, en la localidad de Vila-realLa Razón

La campana de volteo más grande del mundo se encuentra en el municipio castellonense de Vila-real, una localidad situada en la comarca de la Plana Baixa y que esconde algunos secretos de historia y cultura que vale la pena descubrir. Uno de ellos es el Monasterio de San Pascual Bailón, que cuenta en su torre este con esta campana internacionalmente valorada por ser la más grande del mundo.

El santuario de San Pascual Baylón, conocido popularmente como El Sant, está formado por el "Templo Votivo Eucarístico Internacional", proclamado basílica menor por el papa Juan Pablo II, la Real Capilla con el sepulcro de san Pascual Baylón, el museo del Pouet del Sant y el convento de clausura de las madres clarisas.

El convento tiene sus orígenes en el siglo XVI, pero es gracias a que en él vivió, murió y fue enterrado san Pascual Baylón, que alcanzó fama e importancia como lugar de peregrinación. La Real Capilla, construida en el siglo XVII para albergar los restos del santo, era considerada como el primer monumento del barroco valenciano en orden de tiempo y mérito. Sin embargo, la antigua iglesia conventual y la capilla barroca fueron destruidas por un incendio provocado en 1936 en el transcurso de la Guerra Civil Española.

La restauración del monasterio ha consolidado vestigios tan característicos como el claustro, la escalera, la sala De Profundis, y en el refectorio, el asiento que ocupaba el santo frente al del beato Andrés Hibernón. Las dos torres campanario albergan un carrillón de 72 campanas y un conjunto de 12 campanas de volteo, entre ellas la mayor campana de volteo del mundo.

Una de las tradiciones más comunes es acudir a la basílica para obtener los cordonestes de San Pascual que hacen las madres clarisas que se suelen llevar a la muñeca o al tobillo para que dé suerte.