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Coronavirus

Un perro no es una mascarilla

Coronavirus.- Policía Local de Cartagena intensificará el control sobre las personas que sacan a pasear a sus perros
La autora pide un mayor control sobre los que utilizan al perro para pasear durante horas o tomar el sollarazonAYUNTAMIENTO CARTAGENA

Hoy escribo porque tengo mucha rabia. Rabia que necesito que desaparezca paramseguir haciendo mi trabajo con humanidad. Soy cirujano y tengo 3 hijos, de 2, 4 y 7 años. Niños pequeños que no han pisado la calle ni un jardín desde hace 3 semanas.

Niños que se han acostumbrado a que su madre salga todas las mañanas para irse a trabajar. No piden acompañarme porque saben que fuera está el coronavirus y aunque a ellos no les puede pasar nada, si no se quedan en casa, gente como sus abuelos pueden ponerse muy malitos. Ven normal que su madre tenga la “caja a coronavirus” en la puerta de casa y que no la pueden tocar hasta que mete todo dentro de la caja y se ducha a conciencia cada vez que vuelve del trabajo.

No me han pedido salir, no han hecho ese comentario tan temido: de esto no es justo ni una sola vez. Pero yo sí que lo pienso: esto no es justo.

Sorprendentemente sí que es justo que yo trabaje y opere a pacientes exponiéndome durante horas a contagiarme y a contagiar a mi familia cuando vuelvo a casa. Sorprendentemente acepto con resignación y empatía, mucha empatía, a tener cada vez más compañeros: médicos, enfermeras, auxiliares, contagiados y enfermos, algunos muy enfermos e incluso algunos que por este maldito virus ya no están entre nosotros. Esto lo asumo porque es el rol que nos ha tocado vivir en esta “guerra”.

Curar y acompañar ahora más que nunca a los que están solos y enfermos en el hospital. Me parece normal Pero cuando me asomo a la ventana, vivo delante de un parque, y veo parejas de amigos paseando al perro a cualquier hora, comentando la jugada, sin mascarilla y sentados tomando el sol en el mismo banco, sorprendentemente eso no lo puedo soportar. Cuando mi hijo mira por la ventana y me dice mira mama no llevan mascarilla, eso no se lo puedo justificar. Cuando vuelvo del hospital un sábado y la calle está llena de gente de una media de edad de 50 años paseando tranquilamente para irse a comprar el periódico y un croissant mientras saludan a todo el barrio, eso no lo puedo explicar.

Ayer hablaba con la mujer de un amigo médico, de esos que están en primera línea doblando jornadas, de esos que se han comprado un chubasquero por Amazon porque el material de protección en el hospital va contado a cuenta gotas…. Y cuando ella me dice de manera natural, no yo no salgo ni a tirar la basura porque me da miedo contagiar a mi marido no vaya a ser que no pueda ir a trabajar, me doy cuenta de que es el mundo al revés.

Así que a todos vosotros que os creéis que el QUEDATE EN CASA no va con vosotros porque tenéis perro, a todos vosotros que ya no tenéis niños pequeños y una media de edad por encima de los 50 y que salís de casa tranquilamente a compraros el pan todos los días para aprovechar y dar vuestro paseo…. Que sepáis que el esfuerzo que hacemos los sanitarios y todas las familias con niños pequeños encerrados en casa, es por vosotros que sois el principal objetivo del coronavirus. La media de edad en las UCIS y el hospital no son 80 años, es la vuestra. Así que por si no os lo habían dicho, entiendo que hay mucha confusión en todas las noticias y mensajes que se dan, NO, UN PERRO NO ES UNA MASCARILLA. Por favor quedaros en casa porque comportándoos así no solo nos dificultáis el trabajo, estáis faltando al respeto a todos estos niños que, aunque son poco vulnerables a la enfermedad se quedan en casa por vosotros.

Quizás en este mundo al revés deberíamos cuestionarnos las prioridades y quizás dejar salir a los que de verdad lo necesitan.

Constanza Ballesta Ferrer es directora adjunta de la Unidad de Cirugía de la Obesidad y Diabetes del Centro Laparoscópico Dr. Ballesta del Centro Médico Teknon y del Equipo de Quirúrgica del Hospital Universitario Dexeus