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Bunbury: “Me preocupa la pérdida de libertades y el exceso de control”

“La política se ha convertido en un arte de trileros. Las instituciones que en teoría nos protegen están corruptas y son las que causan los daños de los que luego nos advierten, como la OMS”, afirma el músico, que publica “Posible” el 29 de mayo
JOSE GIRL

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Enrique Bunbury (Zaragoza, 1967) vuelve con, quizá, el trabajo más íntimo y más minimalista de su carrera. Sobre «Posible», que se publica mañana, se presta, como es habitual en él, a contestar a un cuestionario por correo electrónico.
-¿Cómo está pasando esta pandemia? ¿Qué reflexión hace sobre este tiempo?
-Estoy en mi casa. Mi vida habitual no ha cambiado mucho porque no salgo mucho de casa. Hago lo que siempre me ha gustado hacer: leer, escuchar música, tocar el piano o la guitarra, escribir, meditar, hacer yoga, pintar, ver alguna película… Actividades más hacia adentro que hacia afuera. Por otro lado, lógicamente y como a todos, me duelen las muertes y me preocupan los enfermos y los familiares. Tanto en España, como aquí en Estados Unidos donde vivo desde hace años. Y sigo con atención las noticias de países latinoamericanos a los que quiero como hermanos. También me preocupan mucho las noticias sobre toda la gente que ha perdido su trabajo. 36 millones aquí en USA, dijeron ayer. Y las largas filas en los bancos de alimentos. La pobreza y el hambre están ya aquí y son asunto del que ocuparse con urgencia.
-Canta sobre opiniones y convicciones por las que matar en defensa propia ¿cuáles tiene usted?
-Esa frase pertenece a “Hombre de Acción”. Una canción sobre un enfrentamiento entre amigos en el que se defienden argumentos de forma visceral y vehemente. En otra canción del álbum se habla precisamente de “Las Palabras”, que fueron creadas, como las distintas lenguas, para comunicarnos, para entendernos, para trasmitir ideas. Desgraciadamente los debates encendidos y la obsesión por tener la razón, nos alejan cada vez más de la belleza de buscar lugares de encuentro, de entender al otro y de aceptar distintos puntos de vista.
-¿En qué momento vital o creativo (si es que se pueden distinguir) se encuentra?
-Espero que sea un momento bueno. Las canciones fluyen, las ideas no se acaban. Tengo más ganas de escribir canciones y grabar discos que de hacer giras. Supongo que es una buena señal.
-Dice Iván Ferreiro sobre el álbum que es un análisis del mundo ¿Cómo ve el mundo Enrique Bunbury, qué le preocupa?
-Iván me quiere bien, como yo le quiero a él. Y, ¿el mundo? Mal momento para preguntar por el paciente. Me preocupan como te explicaba antes, los muertos, los enfermos, los que se han quedado uy quedarán sin trabajo y los hambrientos. Debemos de tener empatía y ser compasivos. Por otro lado, me preocupan las pérdidas de libertades y los excesos en el control. Por parte de gobiernos e instituciones y por parte de los que ejercen de policía de lo correcto en Twitter y en redes.
-El título, “Posible” y el tema “Mis posibilidades”, me han llevado a pensar en nuestra contingencia. Como bromean en “Amanece que no es poco”, ¿es Enrique Bunbury necesario?
-Nadie es necesario, excepto Cuerda que sí que lo era. Pero todos podemos aportar en una situación como ésta. Lo que uno buenamente pueda o sepa. Y creo que es importante escuchar y abrir debates con respecto a todo. El mundo que nos espera es nuevo y podemos hacer valoraciones importantes. Consideramos y nombramos a la Ciencia como si fuera una sola, como si todos los científicos del mundo se juntaran los fines de semana y se pusieran de acuerdo. Hay muchas voces. Muchas alternativas. Muchas opiniones, importantes, valorables y necesarias. Y, la censura y el miedo al debate, son como mínimo, preocupantes.
-También canta sobre “Las Palabras”, pero ¿qué poder tienen las palabras en la era de la sobreinformación?
-No hay sobreinformación. Hay muchas voces, algunas coincidentes, otras divergentes. Algunas válidas y otras no tanto. Incluso, obviamente, patrañas y Propaganda. Creo que es mejor tener mucha, que no tener más que la opción de leer el Pravda. Es cierto que puede resultar tedioso hacer la investigación. Contrastar y hacerte con tu propia opinión. Pero yo siempre he sido partidario de la libertad. “Las Palabras” habla precisamente de la pérdida de interés en el otro. De entendernos y comunicarnos. Preferimos usar las palabras como armas, para buscar el lugar de desencuentro.
-“Ahora que uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose” ¿Ha llegado el capitalismo a su perfección como sistema económico perverso? ¿Qué le gustaría cambiar a usted del sistema?
-Bufff. No está en mi mano. Pero lo que más miedo me da es que la política se ha convertido en un arte de trileros. Que las instituciones que en teoría nos protegen están corruptas y son las que causan los daños de los que luego nos advierten: OMS, FMI, FDA,… y que las grandes fortunas y los gurús filántropos de las nuevas tecnologías tienen sus tentáculos tan extendidos que es prácticamente imposible tomar decisión alguna sobre nuestro futuro, de manera libre. Así que si me dieras el poder por un día, intentaría deshacer la madeja que han creado entre todos ellos, para que libremente pudiéramos rehacer nuestras vidas.
-Claramente, el disco ha supuesto toda una investigación sonora. ¿cómo ha sido el proceso creativo?
-Creo que este álbum supone el cierre de la trilogía que comenzó con “Palosanto” (2013) y continuó con “Expectativas”. Aunque lo considero el disco en el que he llegado más lejos en mi apuesta contemporánea. Creo que hay un gran trabajo de arreglos y producción y que es posiblemente el disco más “minimal" que he grabado en mucho tiempo. Los otros dos discos, miraban a lo social con compromiso y preocupación, y tienen que ver con lo que estamos viviendo ahora. En cambio, este álbum mira más a lo personal y quizás sea un disco que ayude y acompañe más en los momentos de soledad y ansiedad, que todos sufrimos en este encierro.
-Ha ido mutando estilísticamente. ¿Son las etapas anteriores capítulos clausurados o quedan en su cabeza como habitaciones a las que volver?
-Pienso en los discos fronterizos que grabé entre 2006 y 2011. O la época del Cabaret, latina y mediterránea, entre el 99 y el 2004. O la época con Héroes… entre el 87 y el 96. No siento la necesidad de repetir o revistar esas épocas. Creo que una parte importante, en una propuesta creativa, es evolucionar, crecer, avanzar, investigar… Esa necesidad la considero imprescindible y siento que tengo la obligación de alimentarla.
-El presente de la música en directo parece poco halagüeño. ¿Cómo cree que va a ser el futuro a corto-medio plazo?
-Para el presente y futuro a corto y medio plazo, se escuchan propuestas con las que yo particularmente no comulgo, ni me veo participando de ellas. Entiendo que alguien pueda ver que puede desenvolverse entre las normativas propuestas y lo respeto, claro está, pero no es mi caso. Para mí, un concierto con distancia social o con el público dentro de sus coches, con recintos reduciendo su aforo a la mitad o a un tercio, con toma de temperaturas a la entrada, o fumigando al público para que pueda entrar más rápido, me parecen medidas poco realistas. Así que, nos vemos en 2021.

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